_Suspire y repetí en silencio: Tengo 14 años y estoy viva._
Divise las paredes de aquella habitación de hospital por última vez, ansiaba que la doctora lazos llegara con mi alta. Tras 3 concentrados de Anfotericina B, 2 concentrados de hematíes, para paliar mi trepidante anemia, y un sacó de pastillas por receta volvería a casa, para regenerar lentamente este cuerpo inerte. Peso 58 kg, en total he perdido 28. Odio como mis clavículas dan aspecto a mi torso de huesudo, mi tez amarillenta, destrozado mi hermoso pelo, o lo queda de el, cuatro mechones que se han aferrado a mi. Engomino mi pelo dándole forma de rizo para que parezca algo más voluminoso. Recuerdo ese baño, como me duchaba cada día a las 6 de la mañana, pasando las vías sobre la mampara. Como mi hacendosa madre ordenaba meticulosamente el recinto, y para cuando los médicos venían todo estaba impoluto, no me dejó sola ni un instante, dormía fatigada con la mascarilla. Pero aún así no descanso ni un sólo día. La nueva pareja de mi madre volvía por la noche con bocadillos, hermosas copas de helado y chuches, esos horribles batidos me abrían un apetito increíble. Era un hombre robusto, no demasiado alto, rubio, con unos minúsculos ojos azules, la piel tostada por el sol. Y un tatuaje en su brazo derecho: un corazón.
Tiempo más tarde descubrí la historia de esa mancha de tinta sobre su piel, se lo hizo durante la mili. Por su madre. Ella falleció cuando era muy niño, a los 7 años. El como segundo hermano trabajo para cuidar de sus hermanas, eran 5 hermanos.Al principio me sentía rehacía a aquel hombre que invadía mi vida, sentía como si quisiera quitarme a mamá. Ahora que podía aferrarme a ella con fuerza. Pero entonces lo entendí todo. Era el escudo de mamá. Mi madre era débil, supongo que jamás podría levantarse de aquello, pero aquel hombre la había cambiado mucho, muchísimo. Ahora reía, y lucía más hermosa, había vuelto a la vida. Morena con unos enormes ojos color café. Alta y algo robusta. Nuestro carácter chocaba numerosas veces, supongo que por eso me parezco a ella. -Quizás por la idea de que viva encerrada en su pasado sin dejar cabida al presente.-
La Doctora lazos entró en la habitación tan sonriente como siempre. Me dio un monton de papeles, de justificantes porque ya había perdido un día de instituto. De repente un miedo rodeo mi mundo sin permitir que entrara luz. Ya había vivido esto hace 2 años. Nuevo instituto, gente nueva, lugar nuevo, y una niña demacrada por una horrible enfermedad sin fuerzas para hacerse fuerte e imponer autoridad. Me salvaba la idea de que habría antiguos compañeros en , sólo cruzaba los dedos por que estuvieran conmigo en clase. Todo empezó mejor de lo que esperaba, sólo un par de encontronazos con una odiosa niña, pero por lo demás considerablemente bien. Hacia dos años que el abuelo perdió su último aliento, que me dejó enfrentarme sola a este horrible mundo de apariencias. Lo notaba tan cerca, el abuelo habría sufrido de verme al borde de la muerte, supongo que el me dio las fuerzas, cuando ya no las había, cuando mi cuerpo estaba inerte. Y me devolvió a la vida. No me he podido reunir contigo abuelo, supongo que no había llegado mi día. Ya no temo a la muerte, si algo he aprendido en este mes ingresada a sido a no temer a abandonar este mundo. Es algo natural, aquí la muerte esta presente en todo momento, algunos pacientes mueren, otros como yo salimos. Así es la vida. Ya no me importa si muero o vivo, sólo quiero hallar paz en este mundo o en del más allá.Las distintas culturas, y niveles sociales, también me han hecho ver la cara más cruel de este mundo.
Ahora podre cumplir las promesas que te hize abuelo: estudiar y ser alguien en la vida para que nadie pueda reprocharme nada, para que no tenga que depender de nadie. Mi pasado me atormenta, lo veo en cada esquina, en cada sombra, lo siento en cada grito, en cada golpe. Nunca me dejará tranquila, vivir con miedo es la peor sensación de este mundo.El se había quedado con la parte inferior del domicilio, era un almacén, una cocina, un baño, una despensa y un rincón. Lo había adaptado para hacer vida, mi madre y yo residimos arriba, en la planta superior. Cuando llegaba borracho tocaba al portero hasta altas horas y salía corriendo. Rayaba el coche de mamá, daba portazos. Ponía la música hasta muy tarde. Daba golpes en la puerta de nuestra casa, perseguía a mamá cuando salía de casa. Creía que todo había acabado cuando huí de casa. Me equivoque la pesadilla sólo acababa de empezar.
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~Falsa Esperanza~
TeenfikceNo quiero que el paso del tiempo se adueñen de mi memoria y no me de tiempo a plasmarlo, para así sobre papel, que nadie pueda desmentir mis palabras. En mi soledad escribiré todo lo que a nadie le diré. Lo mucho que lloré y lo poco que reí. Para ve...