16 ~Ese día~

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He estado dibujando pequeños cosas que me recuerdan a papá, no dejo de pensar en él desde haces unos días cuando Jen descubrió la casa del árbol y al parecer no fui la única en pensar que ese hallazgo era una completa locura. Claro, tomando en cuenta que el mundo se vino abajo y con este todo lo bueno que quedaba, pero en este lugar hemos descubierto que algunas cosas se preservan sin importar cuantos caminantes se arrastren afuera o cuantas personas sigan muriendo. Parece injusto hasta cierto punto, pero pronto la horrible idea de todas aquellas personas contenidas en camisas de fuerza, amarrados a sus camas o simplemente encerrados detrás de esas fuertes puertas metálicas, sin poder hacer nada más que morir de hambre y gritar hasta desfallecer es lo que hace que todo este edificio y su historia tengan un lugar en el mundo que aún sigue afuera, resulta que la agonía encaja perfectamente en este mundo y ya no importa el lugar.

Mi prima ojea mi libreta sobre mi hombro a veces, en unas ocasiones sonríe como si los recuerdos le dieran algo mejor que hacer que limpiar cosas, reparar ropa rota o simplemente ver el proceso de dibujo que, su prima poco amable, está consiguiendo a duras penas; y en otras suspira como si el mismo recuerdo fuera pesado y la única forma que encuentra para dejarlo ir es en un largo suspiro.

Nuestros semblantes deben parecer depresivos porque cuando Ian y Jen se acercan a nosotras lo hacen con precaución, dicen que Daryl quiere ir detrás del edificio donde el bosque se hace denso, porque supuestamente –según el loco Simón– hay un afluente que tal vez aún no se haya secado. La idea tiene sentido tomando en cuenta que las reservas del centro psiquiátrico no van a ser suficientes, ya sea si nos quedamos más tiempo o si nos vamos de nuevo, en ambos escenarios estamos falta de agua.

— ¿Quiénes van a ir?

—Nosotros dos, Carl y Daryl –responde Ian con cierto entusiasmo. María me da una mirada antes de encogerse de hombros, como si mi pregunta silenciosa hubiese sido un grito de desesperación al que no está dispuesta a responder con palabras.

A pesar del mal genio y el día melancólico ambas nos unimos al grupo sin tener nada mejor que hacer, vamos con ellos al patio trasero del edificio donde el loco Simón parece absorto en sus pensamientos junto a Daryl, que examina un mapa sobre el maletero del auto todavía en reparaciones, con esfuerzo Nicholas y Glenn siguen en un arduo intento de hacerlo andar de nuevo, pero las fallas en el motor apuntan a un pronto fracaso para nuestros amigos.

—Vamos a arreglarlo –me dice Nicholas con seriedad—. Y cuando lo hagamos iremos al siguiente pueblo a conseguir algún medio de transporte para todos, saldremos de acá sobre cuatro ruedas sí o sí.

—Hasta no ver no creer –le doy un guiño haciendo que refunfuñe por mi poca fe, pero él sabe tan bien como yo que los intentos en el auto no parecen prometedores. Una vez en el bosque caminamos en silencio dejando que María interprete el mapa y que el loco Simón se maraville por todo lo que ve a su paso.

—Fue mi idea que lo trajéramos –me comenta Jen mientras observa como el loco Simón pasa su mano por la maleza alta y ríe en voz alta seguro por el cosquilleo que las plantas dejan en su mano—. Pensé que podría gustarle estar afuera por un rato.

—Creo que tenías razón –le digo cuando el loco Simón camina sobre un tronco en el suelo haciendo equilibrio con los brazos. Parece un pequeño niño que la pasa bien luego de haber estado castigado por un tiempo.

Por su parte Daryl no baja la guardia en ningún momento, creo que los momentos en los que parece relajado son pocos, eso me da en qué pensar por un rato distrayéndome a mi misma de los sonidos familiares que se acercan a nuestro pequeño grupo expedicionario; tres caminantes vienen directamente a nosotros con paso lento, exhibiendo sus ropas sucias y cuerpos descompuestos, pero no tardan mucho en caer cuando María y Carl se encargan de los tres muertos andantes. El rostro del loco simón luego de que los cuerpos caen en el suelo es primero de sobresalto y luego completo alivio al verse librado de esas cosas aterradoras que bien pudieron haber sido sus compañeros de pasillo o alguno de sus ex cuidadores.

Respirando entre los muertos - TWDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora