Respirando entre los muertos - TWD

20- Eso es todo.

....💀  

Anna llora afuera del edificio acurrucada en los brazos de Daryl que no parece importarle nada más que fomentar calma y fuerza en ella, su cabello es removido por el viento pero él la mantiene firme impidiendo que las ráfagas la empujen a ella también.

El salón parece otro mundo porque aparte del sonido lejano del llanto de mi hermana y algunos suspiros, todo lo demás se mantiene en calma. Una reciente paz se extiende por todos lados sin encajar con el flácido e inmóvil cuerpo de Simón en la sala.

Delante del sofá y en completo silencio se encuentra Ian, quien espera sentado en una silla de madera sosteniendo en sus inquietas manos una navaja, que cuando llegue el momento tendrá que clavarle a lo que despierte de quien alguna vez fue el loco Simón. Este es el retorcido mundo en el que vivimos ahora, porque las personas deben morir dos veces para al fin descansar del todo.

—Déjame hacerlo –digo desde el pequeño sillón del que no he podido levantarme desde el segundo en el que decidí sentarme para no cansar mi pierna, algunas decisiones solo no son las mejores.

—No, yo lo dejé ir –dice Ian con voz rasposa—. Tengo la responsabilidad.

—En ese caso lo hago yo –interviene Carl saliendo del pasillo que da a las escaleras, en sus manos trae unas muletas que me hacen desear besarlo como loca—. Yo estaba más cerca de alcanzarlo en el bosque, casi lo consigo.

Cuando me da las muletas arrugo la nariz por el olor a húmedo que tienen; —Nada de eso funciona entonces, fui yo quien tuvo la estúpida la idea de sacarlo. Al inicio iba a quedarse ayudando en el auto, pero me metí en sus planes.

Ambos me miran pensativos cuando me pongo en pie, no estoy segura de si es por mi razón para clavarle una navaja al cuerpo del loco Simón o si es por mis muecas de dolor, como sea ellos me miran detenidamente haciéndome sentir incómoda.

Runa se nos une en silencio, me da una corta mirada antes de sentarse en el sillón del que acabo de levantarme y suspira con fuerza; —Ninguno de ustedes tiene la culpa de nada. El tipo estaba loco, corrió apenas vio a los caminantes, se alejó del camino, fue mordido y aún en su lecho de muerte no culpaba a nadie de su destino más que a sí mismo, más bien tuvo suerte de que no le pasara antes.

—No sabía eso...

—No, porque estabas en la biblioteca –dice ella sonando altanera—. Ian y Carl tampoco lo saben porque estaban distraídos, uno buscando una tonta silla de ruedas para su torpe novia que cae por barrancos y el otro buscando cosas sin sentido en la cochera solo para distraerse, como esa revista porno que ya no sirve de nada.

Me rio un poco cuando ambos chicos se ven avergonzados, términos como "novia" y "revista porno" se quedan en mi mente dejándome una que otra sonrisa tonta que no debería estar en mi cara, pero que no puedo sacarme tampoco.

— ¿Revista porno? –pregunto para atormentar a Ian, pero él no hace nada.

— ¿Novia de Carl, en serio? ¿Por qué eso es relevante si quiera en esta...?

El pobre Ian se corta cuando se escuchan los primeros gruñidos de Simón y salta hacia atrás cuando una de las manos del hombre toca su rodilla. Me mira suplicante cuando se aleja lo suficiente dejándome en claro que no puede hacerlo, sin más que hacer asiento cuando Ian me da su navaja.

La sostengo con firmeza mientras me acerco al sillón grande, debajo de la manta que Jade le ha puesto se mueve un cuerpo extraño, sin vida.

Despacio quito la manta de su rostro me encuentro con un hombre muerto que ya no es Simón, esta cosa sea lo que sea se retuerce de forma aterradora tratando de alcanzarme por lo que Carl me ayuda sosteniéndole contra el sofá, mientras yo paso mi mano por su fría mejilla. Sus ojos grises en el centro y amarillentos alrededor están perdidos en la nada y me miran como si supieran lo que sigue; —perdona Simón.