Respirando entre los muertos - TWD

19 -La peor parte. (Jen)

....💀

JEN

Personas con ropas bonitas, caballeros de traje caminando junto a las damas en vestidos hermosos. "Solo son estúpidas fotografías de gente muerta".... es lo que pienso mientras sostengo un viejo álbum de fotos, en realidad prefiero leer un buen libro naturalista o una novela de suspenso a ver esas fotografías de personas felices en su refinado mundo.

Mi pierna duele con cada movimiento, la cabeza también me duele porque no he dormido en toda la noche y la lista de quejas sin duda puede seguir.

—Encontré aspirinas, pero no creo que sea seguro tomarlas –dice Runa entrando a la biblioteca con varios frascos en sus manos.

— ¿Le llevaste a Simón?

—Sí, tu hermana hizo que las tomara –responde—. Pero no parecen hacerle efecto.

Casi demasiado sincronizado uno de los gritos del loco Simón se escabulle por entre la puerta abierta y Runa la cierra en seguida con una mueca de pena en su rostro.

No hay mucho que se pueda hacer para ayudarle, desde que llegamos al edificio la fiebre no lo ha abandonado, según Runa –que lo ha visto– empeora cada vez más.

— ¿Crees que debería ir a ayudar?

—Apenas puedes caminar bien, Jen no debes ser la heroína siempre –dice ella en son de broma pero algo en el fondo de la frase se carga de resentimiento. Antes de que Anna y Freddy trajeran a ese grupo de desconocidos nosotras éramos amigas, no las mejores amigas del mundo pero juntas hacíamos cosas divertidas para no enloquecer. Las cosas cambiaron cuando a ambas nos gustó el mismo chico y se fueron al caño cuando ese chico le correspondió solo a una de nosotras.

—Quiero una de esas pastillas, por favor.

—Como quieras –dice dándome una píldora y una botella con agua.

—Gracias.

—Trata de dormir –aunque estamos más en paz entre nosotras ella sigue evadiéndome en todas las formas que encuentra—. Voy a ayudar con la comida, te veré luego.

Toma algunas cosas, entre ellas el libro que tanto le gusta y el maldito álbum de historia que tiene esas fotografías de las fiestas de gala, de la gente elegante que ya está muerta.

Cuando Runa sale de la biblioteca me acuesto sobre la cama improvisada en el suelo a admirar el techo, esa ha sido mi distracción desde la mañana, y lo hago porque no es un techo común; tiene un tapizado de aves en tonos grises, en realidad son solo las siluetas de las aves pero funcionan perfectamente para que mi mente se distraiga, es como ver nubes pero dentro de un edificio y rodeada de libros llenos de polvo a los que puedo llegar solo si me arrastro, pero entonces no serviría de nada porque leer y arrastrase duele.

Pienso en mi hermano, en lo que habría dicho de este lugar y como con suerte este puede convertirse en nuestro hogar una vez que lo encontremos. No creo que Anna quiera unirse al grupo de Rick, ni María ni yo tenemos motivos para hacerlo así que considero que haya mucho qué pensar. Un suspiro se me escapa ante esos planes y un grito de Simón traspasa la distancia, las paredes y los libros de la biblioteca para llenarme de culpa.

El pobre hombre agoniza en el salón mientras yo pienso que esta biblioteca puede servir como una gran habitación, me doy vergüenza.

Hago un intento más para ponerme en pie pero flaqueo cayéndome sobre mi trasero, de nuevo. Es como si cada pensamiento en mi cabeza me empujara a salir de este lugar para ayudar en algo, pero mi cuerpo se empeña en negarse a colaborar.