☆~Capitulo 8: Sueños lúcidos...

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Cuando Avatha entró a la habitacion junto con James la pequeña saltó a los brazos del joven, quien le alzó con una sonrisa en el rostro mientras besaba sus mejillas; una vez que el chico la volvió a depositar en su cama; Nina les preguntó si se conocian y le contó a la chica que James iba a verla a la clinica constantemente. Los tres jugaron un buen rato hasta que la pequeña se durmió profundamente, el muchacho comenzó a arroparla y besar su mejilla mientras que Avie lo miraba atentamente, se hacía mil preguntas y la ternura le invadia, ni siquiera notó que sonreia levemente, pero él si se dió cuenta y de pronto le dió un fuerte abrazo

-que-que haces?-ella solo se quedó parada entre los brazos del chico
-no lo sé, fué un impulso, luces bellisima cuando sonríes ¿sabes?-él la apretaba contra su cuerpo, como si no la fuera a soltar jamás

-yo...no sé que hacer para ser sincera- no acostumbraba a ser abrazada, mucho menos a recibir halagos

-solo abrazame si? A partir de hoy solo quiero verte sonreir, haré lo posible por verte sonreir a diario...

La chica correspondió el abrazo timidamente mientras percibía un olor que no conocia en el cuello y el cabello  del joven, en un momento reaccionó y susurró a su oido "no te esfuerzes demasiado" y él la soltó, ahí estaba denuevo, blanca y seria aunque algo sorprendida, ni rastros de sonrojo o mayores emociones encontradas ante el abrazo, sin embargo, él se aferró a las esperanza de que en algun momento si había sucedido....

Mientras ,en su casa, el maestro Hanz Lowel se encontraba recostado en un sillon encerrado en una especie de transe, ¿habia sido concedido su deseo? Al parecer si, pero ahora no sabía bien que hacer, debía aprender a controlarse o podría terminar mal él tambien; luego se levantó y se dirigió a su patio trasero y fue directamente hacia un arbol de durazno en flor, aquel que había plantado hace tres años, donde se sentía cerca de su hija y se quedó profundamente dormido apoyado en el tronco, mientras las flores de palido color rosado caían a su alrededor...de pronto se encontraba en un jardín paradisiaco, con pequeños arroyos y una verde pradera y junto a él una pequeña niña albina que entusiasmada comía una frutilla mientras tarareaba una dulce cancion, Hanz la tomó entre sus brazos mientras acariciaba sus cabellos de plata que habian tomado unos tonos azulados producto del reflejo del sol en su vestido colór lapislazuli,  la niña habló con una voz dulce "que bien que has venido papá, te he extrañado mucho",su padre solo la miro y beso su frente, depronto la imagen comenzó a uscurecerse al rededor, pero Amelia brillaba como estrella, él se aferró a la niña igual como lo hacen los naufragos a tierra firme, sin embargo la niña comenzó a desaparecer con una sonrisa en el rostro, él sintió que una lágrima caia por su mejilla... y finalmente despertó, lleno de ira y soberbia, acompañadas por un sentimiento de impotencia al no lograr retener el alma de su hija, se paró de aquel lugar y se fue directo a su habitacion, tras tomar varios sedantes se dedicó la noche entera a practicar.
A la mañana siguiente ya estaba listo, sabia lo que hacia, como y cuando lo tenia que hacer y lo haría, aunque le tachasen de loco y trastornado, esta vez nadie lo iba a detener.

La Trampa De Los Sueños OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora