Capítulo I ✔

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Primer encuentro.

Suspiré observando la luz tintineante que me informó en qué momento subiría  el ascensor a mi planta. Moví la punta del zapato una y otra vez en un intento de no alterar para nada mi aspecto, mi imagen neutra. Pero fué inútil. Entré al ascensor aparentando tranquilidad con destino a mi oficina dentro del “Edificio Oh”. Era el único lugar que pude pensar rápidamente sólo por salir del problema que acababa de meterme. Dejé atrás la estancia del salón principal en la parte inferior del edificio, el cual agradecía que no estaba abastecido de considerables personas, sólo con personas importantes en este acuerdo privado y sutilmente secreto.

No sé si estaba enojado, sorprendido, frustrado, o si tenía cualquier otro sentimiento al respecto. Pero de lo que estaba totalmente seguro era y es que, cuando acepté este compromiso arreglado con una desconocida, el cual evité tener algún dato,"porque siendo sincero, no me nacía el interés siquiera de saber  quién era", se me presentara justamente de esta forma.

Sé y tengo conciencia que con mi edad puedo buscar, tal vez encontrarme con la persona que se acercara a ser una buena compañera, que me haría feliz formando así en un futuro posible una familia. Quizá. Pero me conocía bien como para poder planear o pensar en aquello. Acabé entendiendo que no puedo confiar en nadie y terminé encerrándome en este oscuro infierno al que supuestamente llamaba vida. Que no era tarde para evitar, a mi parecer. De ahí el bendito dilema de ahora.

Abrí la puerta de la oficina ubicada al fondo en la izquierda del último piso en todo el edificio, cuya puerta demostraba muy claramente  mi nombre grabado en la madera como vicepresidente en el. Caminé un par de pasos dentro, por unos instantes mi tranquilidad aparentada desapareció y cerré la puerta con fuerza, sostuve mi cabeza con ambas manos, respirando entrecortadamente por la frustración que sentía justo en este instante y todo lo que contuve estando abajo en frente de aquellas personas.

Justamente en mi gran tormenta mental alguien tocó la puerta interrumpiendo mis pensamientos, moví el rostro mirando el lugar de donde provenía el sonido, tuve la sensatez de pensar que solo era imaginación mía porque no tendría que estar ningún empleado arriba según tenía entendido, pero otro par de golpes borraron cualquier idea desconcentrándome finalmente, o al menos temporalmente.

Podría ser mi padre, para poder hablar del tema o reprocharme por mi "desaparición" inesperada. Para ser concreto al aceptar no esperaba nada de “esto” y con “esto” me refiero a como me sentía. La verdad no quería estar solo el resto de mi vida. Aunque hace poco esa era mi idea y me mantenía totalmente firme respecto a ello. Pero tampoco tenía el interés de encontrar a alguien para que la pasara conmigo. Menos forzadamente como ahora. Como la situación en la que estaba metido.

Debía analizarme a mí mismo, acepté este desagradable acuerdo solo para probar que tengo control tanto en mi vida empresarial como en la personal. Algo que mi padre me pedía indirectamente siempre. Era y soy  bueno en lo que realizo, en mi trabajo amo la administración y eso mi padre también lo sabe. Pero mi vida personal era otro tema. Con este acuerdo que rebasaba las decisiones de mi padre respecto a mi oportunidad de negarme, únicamente desapareció. Por un instante pensé que podría obtener una amiga, tal vez con el tiempo encariñarme. Salir de la soledad en la que me encontraba, como último recurso para ser exacto.  Pero al verla, por primera vez, ahí. Al levantar la vista y clavar mis ojos en los suyos, no pude evitar la apatía que nació dentro de mí por ella.

— Padre aún no quiero hablar...— abrí la puerta con la intención de botarlo, de que se fuera lejos del único lugar que tenía alcance para poder despejar mi mente y no sentir esta especie de infortunio que me estaba desesperando en una capacidad que no podía evitar.

Realmente es ¿Amor? [Sehun y Tú] |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora