Capitulo IV ✔

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Me sentía raro, tenía un sentimiento extraño. Me daba la impresión que hacía algo malo, sobre todo al ver que en el salón solo estaba mi padre, el padre de ____ y su abuela, más dos invitados de parte de las dos familias. Parecía una reunión secreta no tan normal.

Para la ocasión me coloqué un pantalón gris, una camisa blanca con un suéter encima color marfil, nada de corbata. No quería que se notara que era serio, además solo era firmar el acta de matrimonio.

_____ se encontraba con un vestido crema con mangas cortas de encaje del mismo color que le quedaba hasta las rodillas. Agradecía por dentro que no vino con uno similar como el de nuestro compromiso. No quería recordar ese día, mas en lo grosero que terminé siendo en nuestra primera conversación.

Ella estaba tan tranquila y normal desde que llegó, que me sorprendió el cambio que tuvo al estar viendo el acta de matrimonio frente a nosotros sobre aquella amplia mesa. Parecía asustada, nerviosa que cuando firmó le temblaba hasta los labios, realmente tenía miedo.
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Igual que yo.
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Nos pusimos las alianzas en nuestros dedos. Decidimos que no las usaríamos frecuente. Sobre todo con nuestro secreto, pero debíamos aparentar todo hasta llegar a mi departamento. Así que después de la foto familiar en donde tuve que dedicarle una mirada de comprensión por su cambio de actitud, ella empezó a ponerse mejor y a sonreír un poco, pero era tan notorio que fingía.
Después de una cena medio incómoda por el cumpleaños de ____, en el cual no comió casi nada, la llevé a mi departamento para que se instalara. Ella tenía todas sus pertenencias en dos maletas y un par de cajas que fueron llevadas anteriormente ese día.

Entramos juntos al departamento; le indiqué la cocina, los baños, la lavandería y la contraseña del seguro de la puerta, finalmente las dos habitaciones. Le dije cual era el mío y cual ahora el suyo.

— ¿Por qué tienes dos juegos de sillones?—preguntó mientras caminaba alrededor, me acerqué donde estaba.

— Bueno si notas aquí- lleve mi mano hacia una columna que sobresalía en la pared, le indiqué con el dedo una pared imaginaria—  justo al lado de tu habitación existía una pared, en realidad este departamento constaba de tres habitaciones, pero cuando la compré me entregaron tal como lo ves. Supongo que el anterior dueño no lo necesitó y por eso lo derrumbó. Pero lo positivo de esto es que en todo el año puedo disfrutar de estas dos vistas por ambos lados y tengo sol en todas las estaciones.

— Es muy notorio por la iluminación natural que viene desde afuera.

— Eso que aun no lo viste de noche, te enamorarás de la vista. Te encantará.

Después de meter sus pertenencias a su "nueva" habitación. Decidí ir a cambiarme.- Bueno instálate a tu gusto, estaré en mi habitación si necesitas ayuda en algo.

—Gracias— escuché mientras cerraba su puerta.

Me causaba en parte gracia, tanto mi familia como la de ella tenían en cuenta que a partir de hoy estaríamos juntos. Lo que no sabían era que ese no era nuestro plan. Me sentía un poco mal al notar lo desanimada que estaba. Bueno y quién lo estaría si la obligaran a casarse y menos a esa edad (y la echaran por así decirlo de su hogar). Me coloqué unos jeans negros y un polo blanco con cuello V. Tomé mi billetera, una chaqueta de cuero y las llaves de mi coche.

—¿____, quieres ir a comer algo afuera?— pregunté tocando su puerta un par de veces.

—¿Los dos? — abrió la puerta para que pasara.

—Por su supuesto, hoy es tu cumpleaños. ¿Qué te gustaría? — al entrar noté que no habían las maletas, seguro su ropa se encontraba ordenada y guardada, pero las dos cajas estaban abiertas.

Realmente es ¿Amor? [Sehun y Tú] |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora