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Apenas podía respirar en aquellos días. Ya habían pasado casi tres semana y todo su ser se negaba a vivir. La comida apenas entraba por su garganta, su corazón latía a ritmos que poco tenían de normal, los pulmones no le trabajaban debidamente y su alma seguía rota. Y por si fuera poco hoy estaba lloviendo, igual que aquel horrible día. Mirando por la ventana se puso a recordar lo sucedido.


-Chihiro, lleva el paraguas. Está nublado- le dijo su madre.

-Siempre hay nubes por la mañana- contestó ella cansada de la misma conversación cada día.

-Hoy va a llover- le advirtió, como cada día que no estaba plenamente soleado.

Tragó rápidamente la comida que tenía en la boca antes de soltar un apurado y ronco 'siiii'

Y después salió corriendo de la casa con el maletín a rastras, antes de que la madre siguiera dándole la lata. Llegó justo a tiempo de unirse a su habitual grupo de amigas, que iban de camino a clase. Aunque había días que sus padres salían de casa excesivamente temprano, se dejaba llevar por el sueño y la pereza, y acababa llegando tarde, o muy muy justa de tiempo.

Apenas una hora antes de que finalizaran las clases el ambiente se tornó mas frío de lo normal, y las nubes que llevaban todo el día adornando el cielo se volvieron mas espesas y oscuras. Finalmente comenzó a llover.

Suspiró y su amiga la miró alzando una ceja, a lo que ella respondió agitando la mano perezosamente. Sabía lo que tocaba ahora, su madre no dejaría de recordarle durante toda la tarde que finalmente llovió, tal y como ella había dicho.

Sonó el timbre y recogió todas sus cosas. Llego hasta la entrada y cambio sus zapatos en el casillero. Por suerte, gran parte del camino podría compartir paraguas con sus amigas, y así lo hizo. Cuando llegó a la cuesta que daba a su casa colocó el maletín sobre su cabeza y se preparó para correr. En algún sitio había leído que te mojabas mas si corrías bajo la lluvia que si ibas caminando, y posiblemente fuera verdad porque llegó a la casa totalmente empapada.

Fue silenciosamente hasta el baño y se duchó, bastante sería aguantarle que tuviera razón con la lluvia como para que también le dijera algo sobre no llevar el paraguas. Se dio la ducha mas corta de toda su vida y se puso una ropa mas cómoda y abrigada.

Ese día sus padres aun no habían llegado, se percató al ir al salón. En ocasiones dejaban al encargado del local la tarea de cerrar, y ellos hacían otros trabajos que tuvieran atrasados. Pero no solía ser pan de cada día, así que no le sorprendió ver que no estuvieran allí.

Volvió a su habitación y llevó la tarea hasta el salón. No había nada como poder hacer los deberes mientras merendaba y tenía la tele sonando de fondo con alguna serie o programa que le gustara.

Se despertó de golpe por el ruido, dándose un buen golpe en la rodilla con la mesa. Adormitada y desorientada buscó el mando de la tele y y la muteó. Se incorporó totalmente y a duras penas. En un par de segundos ya estaba abriendo la puerta, un tanto malhumorada por todo el ruido que estaban haciendo.

Y a partir de aquí todo fue un sin sentido. Las noticias llegaron a ella como si alguien que estuviera bajo el agua intentara hablarle. Sus padres si que habían salido antes del trabajo, pero las lluvias y el viento provocaron desprendimientos en varias carreteras de la zona. Apenas hubieron un par de heridos graves, casi todos los lugares que se vieron afectados estaban desiertos. Pero sus padres no habían corrido la misma suerte. Según las declaraciones de algunos testigos iban con un tanto de prisa, pero nada que provocara un accidente. Las piedras que cayeron en la carretera los cogieron de imprevisto, y el coche que iba tras ellos tampoco tuvo tiempo de frenar. Los últimos de la fila, personas mayores mas temerosas del tiempo iban mucho mas lentos y les dio tiempo de frenar al ver la catástrofe.

El viaje de Chihiro 2. El retorno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora