El Maestro Cae

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Era una mañana como cualquier otra en el gremio favorito de todos. Los magos se reunían en las mesas para charlar y reír, o iban al tablón de anuncios para buscar misiones y trabajos nuevos. Todo parecía como de costumbre.

Las puertas principales​ del edificio se abrieron de par en par y una chica rubia algo malhumorada entró caminando a paso rápido, cargando un gato azul entre sus brazos. Un chico de cabello rosa entró justo detrás de ella con el ceño fruncido.

— Lucy, me estás acusando injustamente — decía Natsu mientras la seguía con su típico caminar desgarbado, levantando mucho los pies y con sus manos entrelazadas detrás de su nuca. Tenía expresión de fastidio.

— Demasiada casualidad como para no ser tú el responsable... — le espetó Lucy sin dirigirle la mirada y sentándose en la barra.

— ¡No tienes pruebas! No puedes acusarme de nada... — dijo Natsu sentándose a la derecha de la rubia, golpeando la mesa de la barra con los puños y clavando su mirada en ella.

— Ara, ara — dijo Mirajane al otro lado de la barra, acercándose a ellos muy sonriente — Como siempre llevándose bien ¿no?

— Jum — refunfuño Lucy girando la cabeza al lado contrario a Natsu. El chico suspiró.

— ¿Y ahora qué hiciste Natsu? — preguntó Mira con una gotita de sudor mientras limpiaba un vaso com un trapo.

— Mira-chan ¿Por qué piensas que yo hice algo? — replicó Natsu indignado con la barbilla apoyada sobre la mesa de la barra.

— Bueno, pues...eres el único que hace enojar así a Lucy — dijo Mira siempre sonriente, colocó el vaso seco en una repisa y se dispuso a limpiar la mesa mientras charlaba con el pelirrosa.

— Lucy cree que Natsu arruinó su cita — intervino Happy que aún estaba entre los brazos de la rubia.

— No lo creo, lo sé... — enfatizó Lucy con el ceño fruncido.

— Oh, siii, tu cita Lucy — dijo Mira con picardía y mirando de reojo a Natsu. El chico exhaló un poco de humo por su nariz y su boca al oír el comentario de la albina — ¿Cómo te fue?

— Pues... — dejando de abrazar a Happy, el gato se sentó frente a ella en la mesa de la barra. Daba suaves toques a su barbilla con su dedo índice mientras recordaba los acontecimientos — veamos... Parecía una noche tranquila, tomé una ducha y esperé a que llegara mi cita. El chico apareció puntual ante mi puerta y todo iba bien hasta que saliendo de mi casa, misteriosa y subitamente se le prendió en llamas el saco y tuvo que arrojarlo a la basura todo chamuscado — narraba la rubia con indignación. Mira parpadeaba mientras escuchaba a Lucy ennumerar los extraños incidentes sufridos por su acompañante — luego de eso tropezó con unos carbones encendidos, luego se quemó las manos con los tenedores de metal en el restaurante, que por alguna razón extraña estaban hirviendo...La comida del plato que ordenó la sirvieron carbonizada y las velas en la mesa estallaron en su cara...¿Coincidencia? ¡No lo creo!

— Ara, ara, eso suena muy mal... — dijo Mira sosteniendo su rostro en la palma de su mano. Natsu rió por lo bajo — Eso estuvo muy mal Natsu — lo regaño Mira apuntándole con el dedo índice.

— Pero si no fui yo... — replicó Natsu poniendo los ojos en blanco.

— Claro que fuiste tú, ¿Quién más habría de ser capaz de manipular el fuego de esa manera? — le reprochó Lucy girando hacia él — el chico pensó que yo tenía algún tipo de maldición y se fue dejándome sola en el restaurante cuando se cansó de toda aquella locura...

— Aye, y Lucy terminó cenando con Natsu y conmigo...que pasábamos por ahí de casualidad - dijo Happy con una sonrisa pícara encogiendose de hombros.

Atrapados en ParaisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora