La Isla Paraíso.

1.2K 81 3
                                    

Por fin arribaron a la isla Paraíso. En verdad su nombre le hacía el honor. Era un lugar increíble, con fina arena de color oro y cobre y las aguas transparentes relucían como cristal con el reflejo del sol, dejando una delicada linea de blanca espuma a la orilla de la playa. Verdes palmeras de diversos tamaños con sus ramas llenas de cocos, huertas con racimos de guineos y una jungla con flores vistosas y pájaros tropicales se extendía delante de ellos.

Todos bajaron corriendo emocionados hacia la playa, a excepción de Natsu quién se arrastró por el muelle hasta tierra firme.

Happy y Lucy corrieron por la playa recogiendo caracolas y ostras de colores. Gray se acomodó a la sombra de una palmera a disfrutar la brisa marina, mientras Erza cortaba con sus espadas unos cocos y les sacaba el agua y la pulpa.

En cuanto Natsu llegó a la arena, se puso en pie aliviado de haber bajado de ese endemoniado barco. Caminó hacia Gray con cara de malas pulgas y se paró frente a él, mirándolo desafiante.

- Apartate estufa con patas, obstruyes mi brisa... - le dijo Gray con brusquedad. Natsu no se movió. Gray se levantó y se arrancó la camisa mientras encaraba a Natsu.

- Gray... - dijo Natsu con voz grave.

- Natsu...

- ¿Estás pensando lo mismo que yo...? - dijo Natsu entrecerrando los ojos.

- ¿Acaso estás pensando en...? - murmuró Gray con voz seria. Los muchachos parados frente a frente se miraron por unos instantes y entonces...

- ¡¡¡Duelo de castillos de arena!!! – gritaron ambos chicos al mismo tiempo. Natsu también se quitó la camisa y corrieron a la orilla de la playa y empezaron a moldear la arena húmeda a toda velocidad.

Lucy se acercó donde estaba Erza. Colocaron sus cosas en unos parches de césped y se metieron entre los árboles para colocarse el traje de baño. Luego las chicas y Happy corrieron hacia el mar.

- Oigaaaan – se quejaron Natsu y Gray cuando las chicas pasaron corriendo junto a ellos y lanzaron arena a sus construcciones - ¡Estamos a la mitad de una competencia aquí!

- ¡Vengan a jugar! – les gritó Erza.

Los chicos se miraron entre ellos con el ceño fruncido, sonrieron con complicidad y corrieron hacia el agua.

Los 5 jugaron a la pelota, hicieron competencias de natación y de buceo. La estaban pasando bien cuando de repente Happy recordó.

- Oigan – dijo con culpabilidad – ¿Esta misión no era para conseguir el remedio para el Maestro?

Los jóvenes interrumpieron su juego y miraron a Happy.

- Es verdad...el Maestro... - dijo Lucy con pesar.

- Somos horribles...

- Aaahhhhh - suspiraron. Todos se pusieron deprimidos en un instante. Se miraron entre ellos y salieron del agua uno tras del otro.

- Supongo que ya tendremos otro día para venir a disfrutar – suspiró Gray encogiéndose de hombros.

- Así es, ahora lo principal es llevarle a Porlyushka esa flor para que cure al Maestro... - dijo Erza y guió a sus amigos en dirección a la selva. Caminaron unas horas por la tupida vegetación. Podían escuchar el canto de los pájaros. De vez en cuando tomaban frutas de los arboles: mangos, kiwis, guayabas, todo tipo de deliciosas frutas tropicales. Vieron animales hermosos de diversas especies, colores y tamaños.

Tras caminar por algunas horas, finalmente llegaron a cima. Encontraron unos árboles con flores alargadas de colgaban de las ramas, eran blancas con rosado, no habían otras más que esas en la cima y coincidían la descripción; tal como Porlyushka les había indicado, se taparon las bocas y narices y cortaron una única flor con un poco del tallo incluido. Empezaron el camino de regreso. En ningún momento del camino se encontraron con personas ni con monstruos o bestias.

Atrapados en ParaisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora