CAPITULO 3

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Me giro lentamente y veo que aquella voz es de ese misterioso chico. Sacudo mi vestido con la intención de caminar hacia él, pero se adelanta y en un abrir y cerrar de ojos esta enfrente mío.

-¿Acaso no piensas decirme nada? -preguntó con una sonrisa de lado.

Me quedé inmóvil. No estaba acostumbrada a hablar con desconocidos, y cuando lo hacia me ponía muy nerviosa. Después de unos segundos contesté.

-Oh, perdón, no te había escuchado -mentí mientras me mordía el labio inferior. 

El chico, al ver mi gesto, sonrió arrogante. Tenía la misma sonrisa que Leo.

Deja de pensar en Leo.

-Pues te lo vuelvo a repetir, princesa. Por mí no hay problema -dijo con una sonrisa seductora.

¿Intentaba seducirme? 

-No hace falta, gracias -dije mientras comenzaba a caminar firmemente. 

Antes de alejarme del todo, paré en seco y, sin girarme dije:

-Y princesa será tu muñeca Barbie, cariño -sonreí con desprecio y desaparecí de su vista, dejándolo con la palabra en la boca. 

Puede que me haya pasado un poco, pero no queria tener que lidiar con otro ser como mi hermanastro. 

Despues de pensarlo bien, decidí que seria buena idea volver al salón principal, ya que todos estaban en la pista de baile y se había quedado bastante desolado.

Me senté en un banco con mi telefono movil. No tenía amigos para hablar aquí, ya que nos habíamos mudado donde vivían Liana y su hijo y no conocía a nadie. Al rato me aburrí y, despues de pensarlo un buen rato, decidí unirme a la pista de baile.

Comencé a buscar a Leo con la mirada. Parecerá tonto, pero era el único que conocía aquí y con él me sentía más protejida. 

Buscándolo con la mirada me encuentro a Leo en una zona más apartada de la fiesta. Está hablando con una chica rubia de ojos azules un poco más baja que él, pero más alta que yo. Llevaba  un vestido corto y bastante atrevido que le quedaba muy bien, pero aún así se la veía muy inocente.

Vale, ahora no me quedaba nadie.

Me abrí paso entre la gente hasta que encontré a mi padre. Estaba hablando con un chico rubio. Mi madrastra sonríe al verme y me hace un gesto para que me acerque. Le hago caso sin rechistar hasta que diferencio al chico rubio. El chico de el arbol.



¡Mi vida es un caos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora