CAPITULO 6

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-¿Quiere bailar señorita Hunderson? -dijo él mirandonme con temor y timidez a la vez. 

Obviamente puso esa cara para que diga que sí. Vacilé un poco, pero acabé aceptando, ya que quería hablar con él y aclarar las cosas.

Dejé que me cogiera de la mano y que me llevara hasta la pista de baile. No me miraba a los ojos, supongo que tenía miedo a ver mi reacción.

-¿Se puede saber porque me dejaste ahi tirada? -reclamé, al ver que no decía nada, intentando poner una cara de enfado que acabo siendo una rara mueca.

-Vi que te venian a buscar, así que pensé que no me necesitabas más -me miró con rudeza. No necesitaba ser un detective para darme cuenta de que se refería a Leo.

-Pues la verdad es que te seguí. Quería estar contigo, no con mi odioso hermanastro. Gracias por dejarme tirada.

Esta vez le miré con enfado sin tener que fingir. Él, al ver mi expresión, puso una cara de arrepentimiento. 

Seguimos bailando en silencio con mi mirada clavada en el suelo. De repente, Axel me da una vuelta y me pega más a él. No os lo voy a negar, no me disgustaba estar cerca de Axel, pero era demasiado acercamiento para solo conocernos en un día.

-Lo siento, Ashley. Pensé que lo preferías a él antes que a mí. Ya sabes, solo nos conocemos de unas horas -me miró con una sonrisa de medio lado.

 -Pues pensabas mal. Él no me cae bien, tú sí. La próxima vez nos vamos corriendo o nos escondemos, pero no me dejes sola con él, ¿vale? -le miré con cara de timideza.

Espera, espera y espera... ¿qué acababa de decirle? 

La sangre comenzó a subir a mis mejillas y me maldecí mentalmente, no estaba pensando lo que decía. 

Se me quedó mirando mientras nos moviamos al paso de la música sin decir nada, solo intercambiábamos miradas. Que no respondiera me ponia nerviosa, pero que me mirara fijamente a los pocos centimietros de distancia a los que estabamos me hacía a temblar como un flan. Al parecer él lo notó, ya que se separó levemente de mí, pero seguíamos estando peligrosamente cerca el uno del otro. 

-La próxima vez no estará ni tu hermano ni nadie, solo tú y yo.

Mis piernas comenzaron a flaquear y miré al suelo. ¿Cómo podía estar así solo por un chico que conocía de hace unas horas? Y si antes tenía la sangre subida a mis mejillas, ahora mi cara podría camuflarse perfectamente en un puesto de tomates.

Al parecer a mi acompañante le pareció divertida mi reacción, ya que escuché su ronca y baja risa. Al mirale él chocó su frente con la mía. 

-Te prometo que nunca te dejaré con él si tu no lo quieres. Y ten por asegurado que la proxima vez que nos veamos será mucho más bonita que esta -me giñó un ojo y seguimos bailando en silencio hasta que paró de sonar la música.

Se separó de mí y se fue, no me dijo donde y aunque tuviera curiosidad no lo seguiría.

Y de nuevo me quedo sola. Intenté encontrar a mi padre entre tanta gente. Intento fallido. Acabé obtando por sentarme en una mesa yo sola a leer un libro, pero solo pasaron unos segundos antes de que alguien se sentara en frente mío.

Tenía la pequeña esperanza de que fuera Axel. Sí, se que lo acababa de ver pero me lo pasaba muy bien con él, y no os voy a mentir, lo echaba un poco de menos. 

Pero no, no era Axel, era una chica rubia, la chica rubia con la que hablaba Leo. Sinceramente no quería hablar con ella, pero no podia evitalo.

-Hola -me miró con timideza, pero parecía que estaba obligada a hablar conmigo, ya que me miró con cara de pocos amigos.

-Hola, me llamo Ashley -le dije con una sonrisa fingida. Tampoco quería parecer desagradable ya que, en teoría, yo no sabía quien era.

-Ya se como te llamas, Leo me ha contado muchas cosas sobre ti -contestó con cara de desagrado.

-Oh, pues no se que te habrá dicho, pero es mejor que me conozcas por ti misma antes que creerte lo que él te ha dicho -dije con firmeza en mi voz. En realidad estaba intrigada, pero no quería parecerlo-. Por cierto, no me has dicho tu nombre.

-Me llamo Victoria -contestó extrañada-. Veo que, diferencia mía, Leo no te ha comentado nada sobre mí.

-Pues no, no es que hablemos mucho, y cuando lo hacemos no me habla sobre amiguitas suyas.

Intenté parecer lo menos desagradable, pero ella pusó una mueca de desigusto ante mi comentrio.

-Una "amiguita" no es la que se acuesta con él cada semana, bonita -me miró con superidad, intentado encontrar alguna expresión de dolor o tristeza, cosa que no encontró. Aunque, no os voy a mentir, sentí una pequeña punzada al escuchar esas palabras.

Basta.

Hoy no se lo que me pasa. No se porque estoy pensando y sintiendo esto. ¿Será que estoy comenzando a creer humano  a mi hermanasatro? Sí, eso es.

O eso espero.

-Me alegro. Pasatelo bien provando las babas de su novia 

Sí, señores, el muy capullo de mi hermanastro supuestamente se acostaba con esta rubia teniendo novia con la que no, no se ha acostado aún.

Sinceramente no me lo creía. El retrasado de mi hermano estaba engañando a una chica preciosa y maja que lo ama más que a nada. 

-Por favor, no me hagas reir. Él no tiene ninguna novia. Aunque no descarto que pronto la tendrá una, porque seré yo -dijo con una seguridad y felicidad que se notaba a kilometros.

Yo simplemente me encogí de hombros.

-Si estas tan segura de que no tiene novia, ¿por que no se lo preguntas a él mismo? Yo solo espero que no te lleves ninguna sorpresa.

Me levanté de la mesa, dejándola sola. Sinceramente no sabía a donde iba, pero desde luego tenía que descubrir lo que buscaba Leo.

¡Mi vida es un caos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora