Capítulo 9

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El Sumo Maestro Thereon es el sabio líder de la Organización. En él recae la responsabilidad de dirigirla, así como de abrir el portal hacia el mundo humano.

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Explicar a Miles lo que había sucedido les había costado una buena regañina. Les explicó que jugar con los espíritus de esa manera nunca era buena idea, ya que si resultaban ser malignos y quedaban libres, podría acabar incluso matándolos, y les dijo que, de no ser por la intervención de su abuela, su jueguecito podría haber acabado en desastre.

Jack suspiró. De alguna manera, Miles tenía razón. Aunque no creyera en fantasmas y demonios, nunca estaba de más ser precavido. Además, por su estúpido comportamiento infantil casi arrastraba consigo a su mejor amigo, al que no había tenido en cuenta al decidirse por la Ouija. Ben le decía que no le importaba, pero Jack sabía que había cometido un gran error al forzar a su amigo a realizar esa sesión de espiritismo con él. Sacudió la cabeza. Ben le había perdonado, como siempre, pero Jack estaba seguro de que tardaría en olvidar esa noche.

Miró a la puerta. Miles acababa de marcharse, porque aún tenía que darle las piezas a su padre, y Ben había subido con él a su habitación, donde le había dejado vistiéndose, por lo que no tardaría en volver a su casa también. En cuanto a él, había decidido ir a ver a su abuela, que se encontraba en su habitación en la primera planta. Neceistaba entender qué es lo que había pasado esa noche, y si alguien entendía de espíritus y supersticiones, esa era su abuela. Bajó las escaleras lentamente, con cuidado de no resbalar con los calcetines en la fría madera de los escalones. Cuando llegó frente a la puerta del cuarto de su abuela, se sorprendió al ver que no estaba cerrado. Aún así, golpeó un par de veces con los nudillos sobre la madera blanca de la puerta antes de pasar.

Un escalofrío le recorrió la espalda. Siempre que entraba a la habitación de su abuela, le parecía estar adentrándose en un lugar sagrado. El aire estaba cargado de una energía especial, propia únicamente de aquel sitio, y Jack se sentía como si estuviera soñando despierto. Las doradas paredes estaban cubiertas por decenas de muebles, armarios y estanterías, repletos de los objetos más extraños que uno pudiera imaginar. Piedras brillantes, frascos de colores, máscaras, bastones, muñecos y estatuillas, y miles de cosas más adornaban la estrecha habitación de Landa Novikova, ese apabullante cuarto que parecía la obra maestra de un pintor desatado.

Su abuela se encontraba, como siempre, sentada en su vieja mecedora de madera, tejiendo uno de sus preciosos tapices frente a la luz de su ventanal. Levantó con tranquilidad la cabeza hacia Jack, con una amplia sonrisa, y le indicó con la mano que se acercase. Jack obedeció, y caminó hasta situarse al lado de su abuela. Miró el tapiz, en el que la anciana había tejido una inmensa araña con cabeza de mujer que se encontraba hilando su telaraña para formar otro tapiz, mientras otra mujer ataviada de blanco la señalaba con el dedo.

-¿Qué es? -preguntó Jack, intrigado.

-Es la historia de Aracne -dijo su abuela-. ¿Te la he contado alguna vez?

-No -respondió Jack, interesado.

-Bien -dijo la anciana, centrando la vista en el tapiz. Tras un carraspeo, comenzó el relato-. Aracne era una joven famosa por su extraordinaria habilidad para el tejido y el bordado. Desgraciadamente, las alabanzas que recibía terminaron por subírsele a la cabeza, y comenzó a alardear de que sus habilidades eran superiores a las de la mismísima Atenea, la diosa de la sabiduría, la guerra y la artesanía. Esta se enfadó, pero dio a Aracne una oportunidad de redimirse. Adoptando la forma de una anciana, advirtió a Aracne que no ofendiese a los dioses, pero ella se burló y respondió que podría ganar a Atenea en un concurso de tejido si se lo proponía. Atenea, airada, se quitó el disfraz frente a la sorprendida joven, y la retó. Aún así, Aracne, cegada por los elogios que recibía, aceptó el duelo.

La Tríada de la Armonía I: TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora