La Flor Del Sol

1. La verdad no es siempre buena (Rae)

Último día escolar, por fin. Tenía las ganas de ir al campamento mestizo ya. Me había enterado de quién era el año pasado, cuando mi amigo Olly me llevó a una supuesta excursión y habíamos acabado en el campamento y él se convirtió en un sátiro, justo como los de la mitología griega. No me creía que nada de eso fuera verdad, pero aprendí sobre la Niebla, los monstruos y los dioses.

"Dónde estamos?" Le pregunté a Olly, el segundo que bajamos del taxi.
Mi amigo me miró y pareció ponerse rojo.
"Bueno, vamos a ver si descubrimos algo." Fue su respuesta.
Me encogí de hombros y le seguí por la carretera, pensando en lo feliz que era ese día, durante las vacaciones de verano.
Caminamos a paso lento, hasta que oímos un ruido, parecía un rugido, pero mucho más fuerte.
"¿Qué es eso?" Le pregunté a Olly, pero este permaneció calmado, como si esto lo hiciera cada día.
Me sentí activa, fuerte, pero eso podría deberse a mi TDAH, un problema mío. Siempre había tenido TDAH, mi madre no encontraba muy pesado a veces, la verdad. El rugido no se volvió a oír, pero yo estaba segura de que algo estaba ahí, Olly lo debió haber oído.
"Mejor vamos a echar un vistazo." Le dije a mi amigo; y antes de que pudiera detenerme, empecé a caminar hacia el lugar de donde había venido el rugido.
Olly seguía detrás mío, cojeando como siempre había hecho. Cuando sacaba el tema simplemente me contestaba que se hizo daño de pequeño y que se había roto la pierna, que nunca se curó del todo. ¿Le creía? No. Pero tampoco podía presionarlo.
No se si solté un grito, pero mi boca se abrió y me debí haber puesto pálida como la nieve al ver el monstruo. Era un perro, pero mucho más grande, incluso me daba un poco de miedo.
Olly mantuvo su distancia, pero saludó al monstruo.
"Olly, ¿qué está pasando?" Quería gritarle, obligarle a que me contara todo, pero antes de poder decir algo vino un chico, de nuestra edad, y empezó a jugar con el monstruo. Cuando me vio a mi, el chico se detuvo, miro a Olly de arriba a bajo y asintió con la cabeza.
"Está es la señora O'Leary." Me explicó el chico, no pareció convencerme no informarme de nada. Esa cosa podría haber devorado a alguien en cuestión de segundos. "Olly, llévala dentro."
Miré a mi amigo, pidiendo una explicación, pero este sólo bajo la mirada y me acompañó a un lugar extraño. Era como un campamento. Habían otros adolescentes, pero no estaban haciendo actividades normales, algunos peleaban con espaldas, otros practicaban el tiro con arco y había una pared de lava. ¿En qué demonios me había metido?
De repente, Olly se detuvo. Delante nuestro estaba un Centauro. Sí, un puñetero centauro.
" Quirón, esta es Rae." Olly dijo.
"Buen trabajo Olliver." Quirón me miró. "Déjanos un momento."
Prácticamente allí empezó todo. Quirón me explicó sobre los dioses y las historias de los héroes. Claro, me explicó que mi padre dios me había de reconocer como hijo suyo, hasta entonces me alojaría en la cabaña de Hermes.

Claro, mi primera semana fue dura, me costó adaptarme y todo, pero creo que lo que fue incluso peor fue la verdad. Nunca logré ver a mi padre durante mi estada en el campamento mestizo. Pero eso podía deberse a que sólo me había quedado allí un mes. Pero, lo bueno había sido que sabía quien era. Justo antes de recibir una llamada urgente de mi madre, encima de mi cabeza apareció una arpa, el símbolo del dios Apolo.
Después, mi madre me llamó enfurecida y me obligó a que volviera a casa de seguida.
Me esperé un año, no fui expulsada del colegio, esta vez había de ir. Había de conocer a mi padre, aunque eso nunca lo admitiría.