La Flor Del Sol

5. Mi encuentro con Rachel se vuelve muy extraño (Rae)

La mesa de Apolo era un desastre, siempre lo había sido. Todos los chicos hablaban muy fuerte y a veces se peleaban por la comida, yo, aunque siendo chica, actuaba igual que ellos, así que siempre nos habían de regañar. Las otras mesas eran más calladas y ordenadas, bueno, la de Ares tampoco era la más calmada.
Aunque yo estaba un poco distraída en ese entonces, mis reflejos de batalla pudieron ver que Sebastien, mi hermano, me estaba robando la comida. Así que le di en el brazo con fuerza.
"Eso pasa por intentar robar de mi plato, aprende de una vez." Le dije.
Se oyeron murmuros por toda la mesa.
"No me extraña que no tenga novia, mira lo que hace con su hermana." Decía uno.
"Ya verás que yo si que puedo quitarle la comida a Rae." Decía otro.
Les lancé miradas asesinas a todos mis hermanos y se callaron, sonreí ante mi victoria.

Después de comer, practiqué mi tiro con aro. Se me daba bastante bien, pero eso estaba en la sangre. Tenía el hábito de ir cantando cancioncitas o rimas mientras hacía tareas o practicaba, eso también estaría en la sangre.
Justo estaba lanzando una flecha, cuando por delante pasó una chica. Ella dio un grito y la flecha desapareció, podría haber sido ella o cualquier otra que lo estaba viendo. Noté que la flecha se había convertido en una flor, perfecto, ahora habría de lanzar una flor.
"Lo siento, no sabía que tirarías en ese momento." Se disculpó la chica.
"La próxima vez no pases por delante del objetivo entonces." Le dije, como si la otra fuera tonta.
Esperaba a que la chica de fuera a jugar con florecillas o a maquillar a alguna modelo, pero no se movió. Suspiré cansada.
"¿Te puedo ayudar en algo?" Le pregunté, esperando a que se fuera ya.
"Bueno, sí." Respondió ella. "Es sobre, bueno, soy hija de Afrodita y entonces..."
Pareció estar teniendo problemas explicando lo que fuera, así que la corté.
"Me llamo Rae, hija de Apolo." Le  estreché la mano.
Ella pareció dudar, pero al fin habló.
"Emma, hija de Afrodita." Se presentó. "Y necesito que tú seas mi modelo para la pasarela de mañana."
Solté una risa, pero luego me di cuenta de que hablaba en serio.
"¿Yo?" Volví a reírme, pero ella seguía sin inmutarse. "No es mucho mi cosa."
"Por favor." Me suplicó. "Si no aceptas no podré participar, entonces mi reputación va a quedar dañada y he de representar a mi madre." Me miró a los ojos. Ella tenía unos ojos verde claros. "Por favor."
Suspiré de mal humor otra vez.
"Está bien." Le dije. Ella sonrió. "Pero más tarde."
No pareció convencerle eso, pero se apartó de mi camino y yo seguí disparando flechas.

Estaba yendo hacia la cabaña cuando me topé con Rachel. Me sorprendió verla, había oído que no llegaba hasta mañana. La chica me sonrió y le devolví la sonrisa.
"Cinco irán, por la causa de dos, pero sólo volverán los no caídos." Dijo de repente, sonaba como si tres Rachels estuvieran hablando al mismo tiempo, sus ojos brillaban y no se movía. De repente volvió a ser ella misma. "Odio cuando pasa eso, nunca sé ni siquiera que he dicho." Se rió y miró mi cara de asustada. "No pasa nada, ¿Rae verdad? Seguro que no era nada serio. Debería ir a ver a Quirón."
Afirmé con la cabeza y me fui a comer.
No me podía quitar de la cabeza las palabras de Rachel, ¿y si tenían a ver conmigo? ¿Y si era una profecía muy importante?
Me pasé una hora dando vueltas por el bosque, hasta que me entró sueño. Aún era muy temprano, pero el cielo ya oscurecía. Fue entonces cuando me acordé.
"Por los dioses, ¡Emma!"