Diario De Xian Mei-Parte 1

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4/6/1956 Año del Perro

Como de costumbre había sido un día muy agotador en palacio, que estaba últimamente muy alborotado con los preparativos para mi boda con el Primer Ministro de Japón. Mi querido padre Xiao Jintao, actual Embajador de China también estaba últimamente muy alterado y se le notaba en sus constantes cambios de humor. Al fin y al cabo iba a ser un acontecimiento muy importante que iba a marcar un gran cambio en la historia.

El casarme no solo significaba darle mas nombre y reputación al apellido de nuestra familia; también ayudaba a los negocios y a las relaciones internacionales entre los dos países, con el fin de ayudar a estrechar lazos con Japón, cosa muy necesaria después de las ultimas guerras.

Padre no era el único nervioso, yo sin duda también lo estaba, por motivos mas que evidentes; no me preocupaba la idea de casarme con un señor al que no conocía de nada y que me triplicaba la edad, al fin y al cabo esa era la gran misión que se me había encomendado y por la cual yo vine al mundo.

Durante generaciones a mi familia se nos había enseñado que realmente no existe el amor, que para lo único que vivo es para servir a mi esposo en cuerpo alma hasta la muerte. Esposo al cual yo no podría conocer hasta la boda y al cual se me asignaría según los intereses familiares.  

Esta idea no me ponía triste ni contenta, era así para todas las mujeres de mi familia, esto me reconfortaba, compartir el mismo destino que mi mi madre, mi abuela,  que mi tatarabuela y así durante mas de 3 siglos y ellas no estaban tan mal. Mis cuatro hermanas mayores ya estaban todas casadas, bien con hombres importantes dueños de grandes empresas o con aristócratas de alta cuna. Ahora solo faltaba yo, la menor de las 4,  con mis 19 años de edad recién cumplidos. La gran mayoría incluso ya habían sido bendecidas por Buda y ya tenían descendientes para seguir con el gran legado de los Xiao.  

Bueno como seguía diciendo, había sido un día muy largo y cansado y lo único que tenia ganas era de volver a mis aposentos, así que así lo hice, me acompaño mi mayordomo Batora, querido amigo desde la infancia, al cual consideraba como mi hermano, se que suena raro que una doncella tenga un sirviente varón, pero su familia había servido largo y tendido a la nuestra, y a parte se lo pedí expresamente a padre, no quería tenerle muy lejos de mi, por muy egoísta que suene; a parte de ser mi mayordomo, era un excelente guardaespaldas y el mejor compañero de viaje que una puede tener, hacia mi vida un poco menos aburrida en palacio y sobretodo muy cálida. Este que me ayudo a desvestirme, quitándome el kanzashai (un accesorio tradicional que llevan en china para sujetar el pelo) y el obi(cinturón) de mi kimono, cuando se fue me cambie rápidamente, me puse el pijama de terciopelo bordado a mano, guarde la ropa y me desparrame sobre la cama, estaba muerta.

-Descanse señorita, ya queda menos para el gran día- Dijo dulcemente Batora

-Tu también- Le sonreí

Esta feo pensar estas cosas justo antes de casarte, peor lo cierto es que cuando éramos mas pequeños una vez le dije a Batora que si pudiera escoger casarme con alguien, si algún día fuera dueña de mi destino, definitivamente me casaría con el. Cuan necia era. Si solo supiera lo que ELLA me iba a cambiar la vida...

Me quede dormida al minuto en un sueño muy profundo....Sin ser consciente de que ese iba a ser mi ultimo respiro de libertad.

Ryuuko Tsukasa, la yakuza que cambio el mundo (yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora