Xian Mei y Ryuuko, el encuentro

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La chica misteriosa corrió hacia el final de la habitación y justo antes de llegar a donde Oyabun-dono se encontraba desenvaino su katana ferozmente, justo en ese momento todos los presentes desvainaron sus katanas o bien sus wakizashis (tipo de katana mas pequeña)y otros sacaron sus pistolas y apuntaron a Ryuuko-san, Oyabun-dono estaba contemplando la escena, serio pero firme, no había arqueado ni una ceja y conservaba la calma como de costumbre.

-¿Como te atreves Ojisan? (abuelo en japones, Ryuuko es la única que llama a Oyabun-dono así,únicamente lo hace cuando esta enfadada, realmente es una falta de respeto)

*Ryuuko espero una respuesta de Oyabun-dono pero fue en vano, el anciano seguía sin inmutarse*

-Pense que teníamos un trato, yo me cargo a tus enemigos y tu me dejas ir a mi aire, en el trato no ponía nada de que me mandabas a misiones suicidas para ocultarme tus sucios planes- Ryuuko se acerco mas al bastante atemorizarte dispuesta a rajarle en dos, pero Oyabun-dono seguía igual que siempre, por otro lado algunos de los yakuzas estaban temblando, inseguros de si debían atacar o contemplar como amenazaban a su jefe con un arma letal.-Necio de ti, pensabas que podías deshacerte de mi tan fácilmente- 

-¿Me estas escuchando viejo Ryudo-dono?(viejo dragón en japonés, Ryuuko le suele llamar así, pero es la única que lo hace)Jure que la próxima vez que me traicionaras no ibas a perder solo el ojo derecho- Rujió de ira al decir esto ultimo, a continuación añadió mas calmada -Así o me explicas lo que esta pasando o no dudare ni un segundo en matar a todos los aquí presentes- No era una amenaza, por su tono de voz era un afirmación e iba muy enserio, mientras tanto casi todos los yakuzas presentes estaban esperando ordenes de su líder, Oyabun-dono suspiro profundamente y respondió con una calma y seriedad típicas de el.

+Bien te lo explicare, pero primero bajad todos las armas, la fiesta del te ya se ha acabado y creo que ya hemos asustado bastante a nuestra invitada+ todos los yakuzas hicieron ademan de guardar sus respectivas armas y sentarse de rodillas, había mucha tensión en el ambiente, y todos miraban a Ryuuko con cara de desprecio y temor.

Ryuuko seguía con su aire prepotente, mirando fijamente a Oyabun-dono, ignorando al resto de yakuzas en la sala, esperando a que este diera una explicación razonable para así tranquilizar un poco la furia que en ese momento la consumía, y a su vez estaba preparada para atacar en cualquier momento si se sentía obligada, cuando el ultimo de los hombres guardo su arma, ella hizo lo mismo con su katana, segundos después Oyabun-dono tomo un poco de sake, se aclaro la voz y empezó a hablar.

+Bien, el motivo por el que hoy estamos aquí todos reunidos es por nuestra invitada especial, la chica que esta a punto de mearse encima, justo a tu derecha+ Ryuuko giro la cabeza bruscamente, estaba tan molesta que no sabia si girar la cabeza para mirar aquella chica o no, la joven muchacha estaba como bien había dicho Oyabun-dono a escasos centímetros a su derecha tirada en el suelo temblando y llorando como un corderillo indefenso. Ryuuko con todo el revuelo ni se había percatado de que aquella criatura tan indefensa, tan desamparada estaba allí observando la escena implorando que alguien la ayudara, entonces la miro a los ojos, aquellos ojos que parecían de otro mundo, aquellos ojos color miel que jamás seria capaz de olvidar. Si solo entonces hubiera sabido lo que aquellos ojos le deparaban...

Entonces contemplando a aquella muchacha el pecho de Ryuuko sintió algo que hace mucho tiempo dejo de escuchar, fueron unos latidos, los latidos de su desquebrajado corazón, no podía ser, pensó atónita, eran imaginaciones suyas, debían de serlo, porque después de aquel incidente su amoratado corazón se sello con llave en una caja que guardaba en lo mas profundo de su alma. Allí guardaba sus sentimientos y su escasa razón de existir, y desde ese acontecimiento juro no volver a sentir nada por nadie, no preocuparse por nadie, no volver a derramar una lagrima por nadie...no volvería a ser débil, no volvería a permitir que sus sentimientos controlasen sus acciones, no permitirá otra traición ni que nadie rompiera su alma, nunca mas...

Lo muerto, muerto esta.

Ryuuko volvió a clavar su mirada en aquella chica que llamaba tanto su atención-Y bien ¿Quién eres tu Usagi-chan(conejito en japonés)?-le pregunto sin reparos muy directamente, pero aquella chica estaba tan asustada que no pudo contestar, Ryuuko como no escucho repuesta alguna, como de costumbre se impaciento y le echo una mirada asesina a Oyabun-dono-Me la quedo-dijo finalmente con decisión e ímpetu.

Todos los presentes se sorprendieron y soltaron un alarido de desaprobación ante aquella declaración que no era para nada una petición, menos Oyabun-dono que se puso a reírse a carcajadas. Ryuuko se ofendió y volvió a desvainar su katana a una velocidad que casi no se vio como la saco-Si alguien tiene alguna queja que hable ahora y se enfrente a mi o que calle para siempre-hubo un silencio ancestral. Ryuuko  volvió a mirar a Oyabun-dono fijamente y este volvió a reírse como si le estuvieran contando un chiste.

-Yo si fuera tu no me reiría tan despechadamente Ryundo-dono (Ryundo es una mezcla entre  Orundo y Ryu que significa viejo dragón en japonés).-Le dijo muy seriamente a Oyabun-dono

+¿Y ese interés tan repentino por la chica, pensaba que tú corazón lo tenia un muerto?+mientras que le pregunto Oyabun-dono con curiosidad, una sonrisa amarga le corría por su anciano rostro, pero realmente no esperaba una respuesta y siguió hablando +Esta chica es la futura esposa del presidente de Japón y quinta hija del gobernador de China, secuestrarla nos a llevado casi un año de preparación para ahora perderla por un capricho, ¿eres cociente de lo que me estas pidiendo chiquilla? A parte que después del "rescate", se va a casar con Senku (3er hijo del clan) , ya está todo planeado. +Ryuuko miro al suelo unos instantes y después volvió a clavar su mirada en Oyabun-dono bastante desafiante.

-Eres tu el que no entiende la situación, como siempre viejo Ryundo, ella es el pago por tu traición, me lo debes. Tu, yo y todos los aquí presentes lo sabemos muy bien, ¿o acaso el jefe de los yakuza va a ser el que incumpla sus propias leyes?- Oyabun-dono se quedo estupefacto ante aquella respuesta, sabia que había traicionado a su mejor lacayo y que eso tenia un precio, iba a perder el respeto de muchos de sus hombres si acedia, pero ¿merecería la pena a cambio de perder a su mejor alumna?, ella era la única que osaba a enfrentarle y decirle las cosas como eran y le tenia un inmenso aprecio que rara vez demostraba pero que se notaba por como la trataba. El silencio volvió a inundar la sala, hasta que Oyabun-dono por fin se decidió a responder, como siempre muy seguro y serio. Antes de que respondiera, Ryuuko le interrumpió.

+ Es eso o la vida+ Dijo tajante.

Oyabun-dono la miró y soltó una tremenda carcajada.

+Esta bien, pero Ryuunko este es el ultimo capricho que te permito, y con la condición de que no la mates, la necesitamos viva, ¿Entendido?+

Ryuunko lanzo una sonrisa maliciosa y volvió a mirar a Oyabun-dono fijamente- Ryundo-dono me temo que ahora eso es decisión mía, ah y otra traición y no quedará nadie para recordar lo que fue el imperio de Oyabun-dono+

Hizo una breve pausa +Ardera todo en cenizas. He dicho+


Ryuuko Tsukasa, la yakuza que cambio el mundo (yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora