Ryuuko Tsukasa, la yakuza que cambio el mundo (yuri)

Ryuuko, y su relacion con Oyabun-dono

Ningún hombre, mujer o niño en su sano juicio se habría atrevido nunca a contradecir a Oyabun-dono, su palabra era ley y nada ni nadie se oponía a su merced, y  mucho menos nada ni nadie se atrevía a hacerle frente. Era sin duda uno de los hombres mas poderosos y temidos no solo en el mercado negro, también era temido por políticos, nobles, aristócratas, almirantes, generales u cualquier hombre con un mínimo de poder, que para el eran unas simples marionetas.

Excepto ella.

Oyabun-dono que a sus 64 años de edad, no le temía a nada, no se preocupaba por nada, no necesitaba nada, lo podía saber todo, y todo lo podía conseguir con unas meras palabras. Tenia un país entero bajo su poder. Era como el shogunato de aquella epoca. Lo único que realmente tenia que hacer era fulminar o erradicar aquellos que iban contra su voluntad, o aquellos que le fallaban o que pudieran perjudicar su nombre o al de su familia. Podría decirse que era un ser bondadoso y caritativo, pero que no daba mas de una oportunidad. Un hombre de confianza y de palabra pero que muy pocos podrían obtener la suya.

Excepto ella.

¿Y quien era ella?, Ella se llamaba Ryuuko Tsukasa (el dragón dorado que liderara a todos) o también conocida como Hayate-chan que significaba rápida como el viento o Saioko-chan que significa la mas fuerte de todos, estos nombres se los había ganado con los duros y largos años de entrenamiento. Ella era guapa, alta, esbelta, bastante musculosa y de pelo castaño, pero lo que mas la distinguía físicamente de los demás eran sus rasgos occidentales. Y sus ojos, había nacido con heterocromia. De los cuales causaban terror, tanto para sus enemigos como para sus subordinados.

Se había encontrado con Oyabun-dono en un viaje de negocios hace 5 años en Kanto, aquella chiquilla de 16 años no sabia donde estaba ni a donde iba, acababa de perder la memoria completamente, pero aun así tenia unas dotes nunca antes vistas con la espada y dominaba perfectamente casi todas las artes marciales, lo único que recordaba era su nombre, esto también llamo mucho a Oyabun-dono, y lo único que llevaba puesto aquel día era una Hakama (pantalones que se usan en kendo) y un Kendogi (camiseta que se usa en kendo) con un Bokku (espada de madera) en el obi (cinturón). Su encuentro el lo había denominado obra del destino. A día de hoy llevaba lo mismo puesto, nadie había averiguado de donde provenía, y ella seguía sin recordar su pasado, como si un fuerte hechizo guardara la verdad del mismo.

 A lo largo de los años esta chica había sido la única en ganarse la confianza y el verdadero cariño de Oyabun-dono, el tenia muchas hijas y hijos pero a ninguno le trataba como a Ryuuko, esto creo mucha envida y odio ente los miembros la familia, todos, incluidos yakuzas, y hizo su adolescencia muy solitaria, pero esto a ella nunca le importo. Quizá fuera su actitud tan temeraria, su valentía, sus grandes dotes y talentos no solo en los estudios si no también en la espada, su impulsividad, su bondad, su honor la que la hacían una chiquilla tan especial, pero esta chiquilla tenia algo dentro, algo especial que no la hacia como al resto de los humanos y Oyabun-dono no era el único que parecía percibirlo.

También había sido la única capaz de ponerle un dedo encima a Oyabun-dono, y esto a el le había costado su ojo derecho, a partir de ese día ella se convirtió en su nuevo "ojo", el lazo que los unía se había convertido en un nudo, la confianza y el respeto seguían ahí, pero ya no era igual, el había cruzado una linea que era inquebrantable, y ella a modo de venganza también, desde ese día ella cambio, se volvió distante y fría, como si hubiese perdido el rumbo y la razón por la que existir...

Hasta que apareció ella y hizo que su mundo se volviese patas arriba.

-Antes de conócete ya sabía que no quería vida sin ti-

-Antes de conocerte ya sabía que aparecerás en mi vida-