Capítulo 3.

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Kate ya se ha ido a su casa, y yo sigo por la calle. No sé ni por qué sigo aquí, debería haberme ido a casa, y es lo que hago.

Cuando llego, entro silenciosamente al oír escándalo en la cocina. Voy hacia esta, encontrándome con un montón de gente en ella.

- Hola Megan. -saluda mi madre animada.- ¿Dónde estabas?

- Con Kate. -respondo.- ¿Qué es todo esto?

- Hoy tu padre y yo hacemos veinte años casados, y queríamos celebrarlo invitando a unos amigos.

- ¿Y estos que parecen adolescentes? -pregunto frunciendo el ceño observando a un grupo de adolescentes alrededor de la mesa.

- Son unos amigos de tu primo, ven que os presente.

- No mamá, estoy cansada. -miento.- Dentro de un rato bajo, ¿si?

- Está bien, como quieras. -dice no muy segura.

Subo a mi habitación bajo las atentas miradas de los amigos de mi primo y cierro la puerta de un portazo.

Cojo mi móvil y le mando un mensaje a Kate con el ceño fruncido.

Megan, 14:26.

Tía han venido unos amigos de mis padres a celebrar que hacen veinte años casados y no sé que hago aquí, vaya mierda.

Kate, 14:28.

Puedes venirte a mi casa si quieres, han venido unos amigos de mi hermano pero no les he visto ni el pelo.

Megan, 14:28.

¿Están tus padres?

Kate, 14:29.

No.

Megan, 14:29.

Vale, enseguida estoy allí.

Meto el móvil en el bolsillo trasero de mis pantalones y bajo las escaleras rápidamente.

- Mamá me voy a casa de Kate, más tarde vengo. -le aviso y salgo de mi casa sin que pueda contestarme, porque sé que me obligará a quedarme en esta fiesta.

Si es una fiesta, claro. Porque yo no lo considero como tal.

Una vez que llego a casa de Kate, llamo al timbre repetidas veces hasta que me abre mi amiga con el pijama ya puesto.

- Sube, ni mires al salón, o te acosarán durante todo el rato que estés aquí. -me advierte.

Asiento y subo detrás de ella escuchando gritos de tíos en el salón.

- Están jugando a la play, con más de veinte años siguen siendo unos críos. -dice divertida pero rodando los ojos.

Entramos en su habitación y cierra la puerta. Me siento en la cama y examino el entorno en el que me encuentro.

- Tu habitación sigue igual. -sonrío.

- Ya bueno, no ha cambiado mucho en cinco meses. -va hacia el escritorio y se sienta en la silla, apoyando los pies sobre este.

- ¡Mieeeerda! -grita alguien en el piso inferior, y al instante reconozco esa voz, y rezo para que me esté equivocando y no sea quien creo que es.

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Take me away.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora