Tras un largo rato, consigo llegar y llamo al timbre.
Cuando veo quién me abre, mis lágrimas empiezan a salir de mis ojos.
- Jesús. -sollozo.
- ¿Qué haces así? -frunce el ceño y se intenta acercar a mí, pero me aparto.
- No te acerques a mí. -espeto.- Eres un cabrón, un puñetero cabrón. -me mira confundido y niego con la cabeza.- Qué bien te haces el tonto, qué, ¿ya te has follado a Kate? Está buena eh, he visto las miraditas que le echabas, sin mencionar que si yo no hubiera estado ahí te la habrías tirado, ¿eh? Como si no te conociera. -hago una mueca de asco al imaginarme la imagen de Jesús y Kate follando en la habitación.- Puedes tirártela, de mí olvídate. -digo al fin cuando se queda callado.
Me alejo poco a poco de la puerta, y al ver que no me detiene, me doy la vuelta dándole la espalda y comienzo a andar.
No sé hacia donde voy, ni qué hora es ahora mismo, ni cuánto tiempo he estado hablándole, pero siento un vacío inmenso dentro de mí al ver que no se ha molestado en pararme los pies ni negarme algo de lo que he dicho anteriormente.
Eso solo demuestra que tengo razón en todo lo que he dicho.
Sigo andando durante un largo tiempo, sin saber donde estoy.
Noto como poco a poco los pies se me van cansando y mis párpados caen suavemente sobre mis ojos.
Me acerco a la pared más cercana y me apoyo en esta, cayendo lentamente hasta quedar sentada en el suelo.
Flexiono las rodillas y las rodeo con mis brazos, hundiendo la cabeza en el hueco de estos, quedándandome dormida sin darme cuenta, mientras que las lágrimas salen de mis ojos sin parar.
———
Lo siento por haber estado tanto tiempo sin subir, enserio.
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