Capítulo 1

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¡Bienvenidos a mi novela, completamente mía, que está siendo reeditada para que sea más extensa ya que tengo una gran cantidad de ideas que iréis viendo!

Antes de nada, decir que está prohibido copiar cualquier cosa de esta obra, ya que tiene los derechos reservados, muchas gracias.

Victoria en multimedia, interpretada por la fabulosa Taylor Hill.


Y sin más dilación, que comience prohibido, os dejo disfrutar de la lectura, pequeños polluelos, ya nos leeremos.



- ¡Victoria, apaga el maldito despertador! - Gritó mi hermano desde la habitación de al lado - Si no, lo romperé en mil pedazos.

- ¡Mierda! - Murmuré para mi y me levanté corriendo de la cama. Apagué la alarma de mi móvil y saqué mis apuntes de filosofía.


Me había despertado una hora antes de clase para repasar para el maldito examen que tenía a primera hora. Sería el primero de este último trimestre, y realmente, estaba deseando acabar para irme a España de nuevo.

- Maldito Ortega y Gasset - Dije sacando los apuntes de mi mochila, que había dejado preparada la noche anterior, y comenzando a estudiar.


Cuarenta minutos después había leído suficientes cosas como para poner en duda toda la vida, y la mitad no se podían entender, así que bajé a hacerme una tostada para desayunar, pero me sorprendió ver una bandeja de gofres sobre la barra del desayuno.

- Os lo dejo hecho para que lleguéis antes a clase, las vacaciones han sido cortas, pero este trimestre lo será aún más. Firmado, mamá - Leí en voz alta.

- Vaya, que buena pinta tienen - Dijo mi hermano.

- Lástima que no esté ella para dárnoslas - Murmuré y él hizo un sonido en señal de afirmación.


Mi madre trabajaba en una compañía de turismo, por ende, casi nunca estaba en Miami, o siquiera en el país. Sólo nuestro padre estaba en Estados Unidos, aunque estaba en Los Ángeles, la otra punta. Recuerda que tienes que ir a visitarlo. Sí, querida conciencia, iré cuando sea Coachella.


Ed, mi hermano, era la persona más sobre-protectora y a la vez la más estúpida del planeta. Si nos veías no encontrarías ni una semejanza, él era rubio y yo era castaña clara, y mientras que él tenía una pinta exótica, con su pelo largo y su tez morena, yo parecía una británica, blanquita y de ojos claros. Aún así, una vez que nos conocías, teníamos bastante similitudes en cuanto a la personalidad.

- Déjame alguno mientras me visto - Dije y subí corriendo a mi habitación.


Saqué unos vaqueros negros rotos por las rodillas y un crop-top con un estampado étnico. Recogí mi pelo en un moño y me puse mis zapatillas blancas. Cogí mi mochila y bajé a la cocina, Ed me había dejado un buen puñado de gofres, mientras que él había cogido sólo tres. Desayuné mirando mis mensajes de Whatsapp, tenía mensajes de mis amigos de España y de Carla.


Carla: ¿Lista para nuestro último trimestre Tori?

Yo: Más que nunca, cariño.


Carla era literalmente ese grano en el culo a quien consideraba mi mejor amiga. Nos conocíamos desde siempre ya que mi madre y la suya habían sido muy buenas compañeras en la universidad. Sus padres, a diferencia de los míos, no estaban divorciados, y ambos vivían en Miami, aunque su hermana mayor, Erika, estaba en Toronto terminando su carrera. Ambas eran muy similares, rubias, delgadas, altas y de tez morena. A su lado me sentía como alguien del polo norte.

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