Tres años más tarde.
Miré a través del espejo a Carla, quien me estaba retocando el peinado. Mi vestido era blanco y aunque no llevaba velo, era de escote de corazón y con la espalda al aire, por lo que no llevaba sujetador. La parte de abajo era completamente de vuelo y con distintas capas, que daban la sensación de que tenía cola, cuando realmente, no era así.
Mi madre estaba sentada en una silla con Thiago, mi hijo, en su regazo mientras hacía un movimiento con sus piernas que hacía botar a mi bebé, aunque ya estaba crecidito.
Sí, Jake y yo habíamos decidido llamar a nuestro bebé Thiago en honor al salvador de mi en breves minutos marido, ya que él consideraba que su bebé iba a ser alguien que también le salvaría. Ciertamente Thiago era una buena mezcla de ambos, aunque la gente solía decir que se parecía a su padre más que a mi: sus mismos hoyuelos al reír y el mismo tono de pelo, por otro lado, sus labios y ojos eran iguales que los míos.
- Mami, que uapa - Dijo Thiago, bajándose del regazo de mi madre y corriendo hacia mi.
Lo levanté en brazo para evitar que pisase mi vestido y lo senté sobre la cómoda, agarrando sus manitas. Él ya tenía dos años y cuatro meses, ya que nació con un mes de antelación, justo como me pasó a mi. Se ve que ambos teníamos prisa por venir al mundo.
A pesar de que yo no había dejado mi carrera, Jake y yo hicimos lo posible por darle estabilidad. Y lo conseguimos, vaya si lo conseguimos. Al par de meses de tener a mi hijo y una vez recuperado mi forma física, un amigo de Dante de Beverly Hills decidió hacernos un contrato a ambos como modelos para sus campañas.
Él accedió a que viajásemos juntos a todos los sitios, con nuestro hijo también, y que durante los primeros meses, él se encargaría de todos los gastos, aunque según las cifras, y como bien había predicho él, nosotros ya podíamos costearnos los viajes, y el total de nuestras ganancias por Instagram, Twitter, o por todos los anuncios que hacían se dividía en el treinta y tres por ciento que ganaba Rob, el amigo de Dante, y el resto iba para nosotros.
A pesar de todo ello, había querido casarme en un lugar especial para ambos. Y tras debatir entre Río y Miami, habíamos decidido casarnos en Granada, ya que fue donde realmente comenzó todo, sin Adriana, sin institutos y sin secretos.
Ahora mismo me encontraba en el hotel de la Alhambra, ya que era donde íbamos a celebrar la boda y el resto de la ceremonia: la comida, pasar la tarde, etcétera. Teníamos el hotel completamente para nosotros.
- Estás guapísima - Escuché la voz de mi primo desde la entrada de la sala - Te traigo una sorpresa - Thiago corrió hacia él, en los pocos días que llevábamos aquí, él se había encariñado más que nadie con mi hijo - Es mi tío.
- ¿Papá? - Mi madre rodó los ojos.
- Tori, bebé, estás guapísima - Dijo entrando en la sala y abrazándome - Hola Carla - Carla le saludó de vuelta - ¿Cómo estás Thiago?
- ¡Abuelo! - Chilló el mientras me padre lo estrujaba.
- Sólo lo he visto una vez desde que nació y fue cuando viniste a Coachella el año pasado - Me miró mal - Aún así no puedo enfadarme contigo, te me has hecho mayor, mi Tori.
- 21 años y ya soy vieja, ¿papá? - Él rió y negó con la cabeza.
- Nos vemos en la entrada, ya que tendré que llevarte - Sonreí y esperé a que mi madre terminase de colocarme un collar. Ella sonrió a la vez que soltaba un par de lágrimas al verme.
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Prohibido
Roman d'amourVictoria y Jake eran tan distintos. Victoria era alguien de buena familia, y a diferencia de todas aquellas heroínas de las obras, ella no tenía un pasado tormentoso. Pero Jake sí lo tenía. Un pasado, un presente y un futuro en el que Victoria q...