Capítulo 12 (Jake's POV)

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Jake's POV.


Casi perdí la cabeza cuando la vi marcharse. Maldita sea. Ni siquiera se lo había impedido. Pero no era la primera vez que iba tras una chica. Ya lo había hecho antes, pero joder, en ese entonces tenía catorce años y ahora tengo veinte.


Miré el móvil de nuevo, hacía casi una semana que no la veía, y no había vuelto ni siquiera a ver a Ed. Sonaba egoísta, pero no podía ver nada relacionado con ella, por que si no, cogería el primer avión que iría a España e iría a por ella. La abrazaría y haría que me prometiese no irse tan lejos de mi otra vez. Por que joder, estar enamorado de una persona que estaba a nueve mil kilómetros de ti cuando la querías dentro de tus brazos era la mayor sensación de vacío y tristeza que había sentido alguna vez.


Sí, maldita sea, estaba enamorado de ella. Me di cuenta aquella vez que nos peleamos por que fui un estúpido. Ella me había escrito "Vake" en el pecho, y yo como un idiota la despaché por que fui a emborracharme, pero joder, estaba confuso. Muchísimo. Y lo mejor que le dije fue que iba a venir Adriana, por que no quería preocuparla.


Fui ahí cuando me di cuenta de que no podía estar sin ella. Muchas veces iba a casa de Ed, pero ella no estaba, estaba con Luke o simplemente estudiando en la biblioteca. Hasta el día de la graduación. La besé delante de Adriana, y ella en cambio insistió en estar conmigo, ya que decía que éramos una preciosa pareja y que ella estaba encargada de que me estancia fuese más llevadera hasta que volviese a Brasil con mi padre.


Siempre me había costado muchísimo expresar mis sentimientos, y cuando aquella noche le pregunté si quería ser mi novia y me rechazó, me sentí la peor basura del mundo. Por lo tanto no volví a insistir, le di su espacio, pero no me pude resistir y fui a verla antes de que se fuese. Y lloré cuando vi el avión despegar mientras Ed me abrazaba. Ahí él vio tras todas mis insistencias en que de verdad quería a su hermana, ya que yo nunca había llorado por nadie. Absolutamente nadie.


Así que sí, estos días habían sido una tortura y teniendo en cuenta que no me quería y que se había ido en nuestra peor etapa, seguro que aprovecharía este verano para liarse con muchos tíos y olvidarme.


Pero joder, yo no podía hacer eso. Se había metido debajo de mi piel, y de qué manera. Me acordaba desde sus ojos cuando me miraban antes de perderse cuando se reía y se arrugaban hasta cuando me miraban con deseo, o con ganas de besarme. Y qué hablar de toda ella, joder, recuerdo que las pocas veces que salíamos, que para mi desgracia solía ser en grupo, siempre hacía algo para molestarla, y ella se pegaba unos berrinches enormes. Pero luego la reconciliación era lo mejor, la trataba como si fuera a escaparse de mi, y eso era justo lo que había hecho al irse a España.


Miré el reloj, las once de la mañana en plenas vacaciones. Hora de ir al gimnasio. Para mi sorpresa, llegó una llamada entrante de Ed. La contesté al momento.

- ¡Vaya, pero si es el perdido! - Gritó al otro lado de la línea.

- Yo también te echaba de menos, mariquita - Dije, riendo con ganas.

- Yo también estoy bien, gracias por preguntar.

- ¿A qué debo tu llamado, señor Grey? - Dije, ironizando.

- No me digas así - Dijo - Follo más que tú.

- No me lo recuerdes - Lo escuché reír.

- Iba al gimnasio, vente conmigo y hablamos, que tenemos mucho de que hablar.

- En diez minutos que tardo en llegar estoy allí - Colgué.


Me subí a mi adorado BMW negro. Último capricho que mi madre me había dado. Ventajas de ser hijo único, aunque lo que ella no sabía es que su otro caprichito, el Audi, lo había perdido en una pelea contra un luchador profesional de las Vegas que me dio una buena paliza. Simplemente le dije que me lo habían robado, y fin.


Tras pasar toda la mañana con Ed en el gimnasio le prometí pasar por su casa a las diez para cenar con él y Luke y Carla. Como antes, pero tanto él como yo sabíamos que la ausencia de Victoria se iba a notar demasiado.


Me di una ducha y mientras buscaba algo que ponerme para esta noche con una toalla en la cintura mi móvil sonó. Miré esperanzado que fuese Vic, pero para mi desagrado, sólo era Adriana.

- Hola cariño - Dijo al otro lado de la línea.


Realmente no quería ser borde, ella siempre se había portado realmente bien conmigo, pero joder. Era como una mosca, pesada, y que por más que quisieras alejarla más se mantenía ahí. Aunque bueno, ella era la única que había conocido alguna vez a mi madre de todas las chicas con las que había estado alguna vez. Básicamente por que mi madre trabaja en no se qué de modelos y Adriana quería ser enchufada, pero ni de coña. Aunque mi madre logró meterla en una asociación de modelos de mala muerte de Washintong, a donde la pesada se había ido este verano.

- ¿Qué quieres?

- ¿Es que no me echas de menos? - Preguntó.

- Uhm, sí, claro, como digas.

- Te llamaba por una cosa, borde - Bufó.

- Habla, pues.

- Tu madre me ha llamado - Dijo - Aunque pensaba darte yo la noticia, que te llame ella y te lo diga, imbécil.


Dicho eso colgó. Me lo merecía, pero tenía ganas de pocas cosas y una de ellas no era precisamente escuchar su voz. Me peiné y hice un poco de zapping en la televisión antes de ir a darme una vuelta por la ciudad. Aún veía Miami pequeño en comparación a Río, pero me llenaba mucho más que mi ciudad natal, y eso tenía una causa, o más bien, un nombre, Vic.


Mi móvil sonó cuando me desperté de mi siesta tras haber dado una vuelta. Los días eran largos y pesados. Miré el mensaje, era de mi madre.

"Mi niño, estoy muy ocupada para llamarte ahora, sólo ojea el correo que te he mandado, te llevarás una sorpresa. Será la nueva modelo de ELLE internacional".


Así que así se llamaba la empresa donde trabajaba. Me metí en el correo que me había mandado y mi mandíbula casi cae al suelo cuando vi las imágenes de Vic posando en un parque, vestida con unos vaqueros rotos y anchos y un crop top pegado. Otras imágenes era de ella caminando mirando hacia atrás, y aún así se veía preciosa. Otras con la Alhambra de foto. Dos maravillas del mundo juntas.


No pude aguantar la tentación y la llamé por FaceTime, allí sería muy tarde, pero seguro que estaría despierta. Ella respondió y verla allí, sonriendo y sonrojada, hizo que el corazón se me parase por un momento. Qué efecto tenía esta chica en mi, joder. Me saludó y no pude aguantar.

- Hola, nena - Dije el mote que tanto le gustaba - ¿Hay algo en lo que me tengas que poner al día?




Hasta aquí el capítulo de hoy, un especial por los dos mil leídos, ¡sois increíbles! Joder es que ahora mismo estoy casi gritando de ALEGRÍA PF.

¡Foto de nuestra adorada pareja en multimedia! ¿"Vake" sigue siendo goals?


Un besito, y mucho ánimo a las que estáis de exámenes, love u.


Lau.

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