Capitulo 2

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Soy muy tímida, siento que tengo el récord en las personas más tímidas y con pánico escénico en todo el mundo. Sabía que eso se tenía que acabar de una u otra forma. Una tarde estaba sentada con mis primas.
Mi prima Astrid me dijo que fuéramos a clases de vocalización así perdería el pánico escénico, me pareció buenísima idea. Ese mismo día fuimos al centro cultural donde daban clases de música, guitarra, piano, baile, daban de todo, preguntamos acerca de las clases de canto.
Las clases eran muy baratas y eran dos días a las semana, me pareció perfecto, resulta que mi mama que dijo que si, así que nos inscribimos mi prima y yo, nos dijeron que podíamos empezar la siguiente semana, estaba nerviosa, muy nerviosa.

La semana se pasó muy rápido, más de lo normal, Astrid y yo nos fuimos caminado hacía el centro cultural, llegamos al salón y nos quedamos sentaditas en las bancas como niñas pequeñas, llevábamos ahí como 10 minutos y llego un señor, era bastante viejo, tenía cerca de 80 años. Nos saludó y nos dijo que el primer día teníamos que cantar para que el maestro pudiera ver nuestro tono, y teníamos que cantar en frente de todos, estaba muy asustada, nunca había cantado enfrente de nadie, nunca, ni siquiera con lo madre.
Después de eso, llego mucha gente al salón eran cerca de 20 personas, el maestro recién había llegado, era un señor alto con cara de aburrimiento total.
Cuando estábamos vocalizando, estaba la puerta del salón la cual era hecha de ventanas, yo no sabía pero la orquesta estaba a lado de nuestro salón, yo era muy estupida porque no sabía nada de esas cosas pero en fin, seguíamos vocalizando y salió un chico, pero no era cualquier chico, era el chico, mi chico, el parecido a mi compañero Fernando, lo vi, y sentí algo diferente era como si solo por su presencia me hiciera sentir feliz una felicidad extrema. El no me vio, estaba ahí afuera platicando con unos niños, su sonrisa parecía perfecta, su cabello, sus ojos, él era perfecto.
Yo solo me le quedé viendo ahí como estupida, pero él no me había visto aún y de hecho nunca lo hizo en ese tiempo.
Cuando terminó la clase, salimos y mi mama y la mama de Astrid estaba ahí, mi prima corrió con si mamá y dijo:
-¡Mamá!¡Mamá! Mira ahí dan clase de violonchelo.-Dijo
Y era obvio ella tocaba el violonchelo con la orquesta.
-¿Enserio?¡Vamos a preguntar!-Dijo su mamá.
Caminamos hasta su salón, mi Tía le hizo seña al maestro para que saliera.
Cuando estábamos ahí paradas yo seguía mirando al chico, estaba realmente embonada. Yo estaba sintiendo algo, algo muy fuerte.
Después de que mi prima hablo con el maestro nos fuimos y su mamá le dijo que vendría a clases.

Sus ojos eran tan cafés que de tan solo mirarlos te daba insomnio.

Yo no sabía nada del chico, ni siquiera su nombre. Nada, yo fui a clases de canto la siguiente semana pero él ya no estaba ahí, así pasó cerca de 2 meses, no lo volví a ver.
Una tarde mi mamá me dijo que íbamos a ver tocar una orquesta a la iglesia, cuando me dijo eso inmediatamente pensé en el chico, estaba muy emocionada, por la tarde me arregle y peine, fui con mi familia.
Cuando entramos a la iglesia podía escuchar la armonía de la música, caminé rápido y el estaba ahí, lo volví a ver, él tocaba bastante bien, parecía como si se perdiera tocando, me parecía muy lindo, demasiado.
Era como si mi felicidad dependiera de el, porque solo cuando lo veía lo estaba. 
Pero también era patético que me gustara alguien a quien no conocía, y eso me convertía en alguien muy fuerte o muy idiota.

Cuando llegamos a casa sonreí como tonta sin pensar:
-¡Oyee! Esa sonrisa y esa mirada.-Me dijo Naomi.
Yo me quedé paralizada y la mire asustada.
-Pero claro que no.
Ella solo me miró y sonrió.
Es triste no saber nada de él, que no me hable. Me encantaban sus ojos esos que aún no me habían visto.

Un corazón roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora