Cap. 3

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Estoy en la cama escuchando Arctic Monkeys. ¿Qué me ha pasado hoy? Me he enfadado como de costumbre y de repente... esa chica... al mirarle a los ojos mi ira se ha desvanecido en un segundo. ¿Por qué? Nunca me había pasado eso. Mañana hablaré con ella. Espero no espantarla, como a todos...

Al día siguiente, me levanto temprano para llegar a tiempo y poder hablarle más tranquilamente.

- ¿William? ¿Qué haces despierto tan temprano? - pregunta mi madre, preparando el desayuno.

- Nada, me apetecía levantarme temprano hoy. - miento.

- ¿Seguro? Bueno, lo que tú digas.

Después de desayunar cojo mis cosas y salgo.

- Cógete una chaqueta más gruesa, hace frío. - dice, justo cuando iba a cerrar la puerta.

- Mamá, da igual. Si no me resfrío cuando salgo en medio de la lluvia sin paraguas, ¿cómo lo voy a hacer ahora?

- No es mi culpa que siempre salgas en medio de la lluvia y tenga que ir a la policía a recogerte.

- ¡No es mi culpa que papá se haya suicidado! ¿Por qué crees que lo hago? Desde que se suicidó en un día lluvioso, salgo en esos días como hizo él... - le dije, sintiendo como si me hubiera quitado un peso de encima. Mi madre se quedó callada y me abrazó.
- Lo siento... - me dijo al oído, mientras se le escapaba una lágrima.
- Da igual...


Al llegar al instituto, vi a Riley en su sitio, con un libro en la mano.
- Julio Verne, ¿eh? buen libro. - le digo apoyando los brazos en su mesa y poniéndome a su altura.

- Sí, hola, sí, buen libro. - responde con un nerviosismo.

- Oye, ¿Qué grupos te gustan?

- ¿Qué? - pregunta, como hipnotizada.

- Grupos de música, ¿te gusta alguno?

- ¡Ah! Sí. Me gusta... Arctic Monkeys, Imagine Dragons, Green Day...

- ¿Enserio? No está mal. - digo, intentando no parecer tan sorprendido de lo que estoy.

- ¿A ti?

- Ah, que más da. Estamos hablando de ti. Y dime, ¿qué haces para tener el pelo así? - le digo intentando llamar su atención.

- ¿Cómo?

- ¿Para tenerlo tan... atractivo? - digo, llevando mi mano por su pelo.

- No sé... - dice, sonrojándose.

- Bueno, va a empezar la clase.

- Sí... va a empezar... - dice con una tímida sonrisa.

Me cae bien. - pienso. Hace tiempo que no me encontraba a una chica así.

- Oye, ¿te gustaría algún día de estos salir dar un paseo?
- Eh...
En ese momento sonó el timbre. Veo que Sam, una chica de clase, se acerca a ella.
- ¿Qué haces hablando con él? - le oigo decir. - No vuelvas a hacerlo. A saber lo que pretende hacer ese animal.

Me lleno tanto de ira que doy una patada a mi mochila.

- ¡Pero que coño te pasa! ¿Cuándo te he hecho yo algo? - le grito.

- ¿Ves? Yo no me acercaría a él. - le dice a Riley pretendiendo que no le oiga, lo cual no da resultado.

Le miro con cara de asesino mientras se alejan. Contengo las lágrimas sabiendo que lo he vuelto a hacer. No es mi culpa. Desde que mi padre se suicidó hace 2 años me pasa. Al final se me escapa alguna lágrima sin remedio e intento que no se vea. Sólo por ser diferente... - pienso.


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