Hoy ha sido mi primer día en este instituto. Los otros alumnos parecen majos. En especial uno me ha llamado la atención. Tiene el pelo negro y despeinado, ojos azules tirando a verdes y al parecer no se lleva muy bien con los profesores. Aunque parezca un tipo duro, yo creo que es simpático. Se llama William Anderson. Es bastante mono. - Dejo el diario en la mesilla de noche e intento dormirme.
- ¡Riley! - me despierto sobresaltada. Son las 7:45h. - Voy a llegar tarde. ¿Enserio Riley? ¿el segundo día y ya la cagas? - me digo a mi misma.
Al final he llegado a tiempo. Suena el timbre y voy a mi sitio. Al final el profesor me ha dejado sentarme al lado de William.
- ¡Ey, profe! - entra en clase y se sienta a mi lado.
- Buenos días señ... digo, William. - dice el profesor, acostumbrado a que llegase tarde.
- Hola. - le digo, tímidamente.
- Hola. Riley, ¿verdad? bueno yo soy William. - dice mirándome a los ojos. No sé por qué, pero siento que me pongo roja.
- Sí. - intento decir sin que se me noten los nervios.
- Perdonen que les interrumpa su importante conversación pero ya ha empezado la clase. - nos dice el profesor.
- ¿Enserio profe? ¿De verdad cree que nos importa tanto su clase? - le dice.
- William, no empecemos...
- No me provoque. - le dice amenazante.
- Basta, tranquilo. - digo, al ver que iba a pasar lo del día anterior.
- ¡Tú no te metas! ¡Nadie me dice lo que tengo que hacer! ¿me oyes? ¡NADIE! - grita levantándose y dirigiéndose hacia mi.
- Perdón perdón. - intento decirle antes de que me haga algo.
Se acerca a mi, y se detiene a un centímetro de mi cara. Me mira fíjamente durante unos segundos, que se me hicieron interminables. Al cabo de un rato, saca una disimulada sonrisa y dice:
- No te preocupes. Yo no te haría daño. - dice manteniendo esa sonrisa que no sé muy bien qué significa.
El resto de la clase fue aburrida. De vez en cuando miraba a William, sentado como si estuviera en su casa, sin prestar atención al profesor. Al final de la clase, cuando todos habían salido ya, el profesor se acerca a mi y dice:
- Ten cuidado con él, chica.- ¿Habla de William? ¿Por qué?
- Sí. Hemos tenido varios problemas con él a lo largo de los años.
- ¿Y entonces, por qué no me ha hecho nada?
- No estoy seguro. Supongo que le parecerá diferente...
