La luz de la luna era lo único que iluminaba la desolada fábrica, una guerra de miradas estaba siendo llevada a cabo, las palabras sobraban a tal punto de que un simple pestañeo cortaría el ambiente.
-No te tengo miedo.- Camila rompió el silencio mientras acortaba la distancia existente.
Por su parte el rubio no despegaba la mirada de la joven, la cual había cambiado en unas horas su forma de ver a las personas, o eso creía. Que estuviese tan tranquila llegaba a ser desesperante.
-Deberías, soy alguien peligroso para la gente.- Hernán respondió con algo de auto desagrado, Pero a pesar de esto la castaña se abrazó al cuerpo del mayor, la sensación de seguridad que ahora mismo experimentaba era realmente atípica.
-No lo sos, confío que no me vas a hacer nada.- con seguridad afirmó. En ese mismo instante el lugar se llenó con el eco de una carcajada.
-Hace menos de cinco horas que me conoces, supongo que habrás estudiado mi caso, como todos esos estúpidos médicos. Soy capaz.- Comentó separándose de ella.
-Soy enfermera, pero sí leí tu historia médica. Pero como es alguien no se aprende leyendo una hoja de papel, eso está en el corazón de cada uno.- Dijo mientras se acercaba al mayor nuevamente.
-Me escapé porque te distrajiste, gracias. Pero si estas acá es para devolverme al centro.- Ahora era Hernán el que se acercaba a la menor.
Sus miradas chocaron, Camila nunca hubiera imaginado que en sus dos años de enfermera asistente llegase a conocer un paciente de este tipo. Cuando ella recién terminaba la secundaría ya conocía al talentoso “Hernán Moscardi” bajista en Smile. ¿Quién diría que años después se encontrarían en estas circunstancias?
-Yo no lastime a Brian.- Dijo rompiendo el silencio el rubio.
La castaña lo observo con cuidado. –Se que no.- Le respondió para luego regalarle un intento de sonrisa.
-¿Entonces?- Hernán preguntó no muy convencido de la situación en la que se encontraba. ¿A quién quería engañar? Jamás intentaría lastimar a alguien, mucho menos a Camila. Pero ella seguía trabajando para el centro.
-Lo que vos quieras, no sos del todo libre pero tampoco sos un animal que tengan que enjaular. Vos sabrás que hacer Her.- Comentó la menor con tranquilidad, se alegraba de notar al mayor más confiado.
-Vayamos a Puerto Madero, hace meses que no salgo. Siempre íbamos allá con los chicos.- El rubio divagó un poco antes de comentar esto, pero la verdad era que extrañaba tantas cosas que su estadía en el hospital impedía, como salir.
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Fragmentos entre cuaderno y cuaderno
Short StoryA veces encuentro fragmentos de "esto" y "aquello" que quizás usé o no, bueno nada, les dedico este espacio a esos pedazos de papel que aparecen de tanto en tanto. En sí es bastante variado y no muchos tiene que ver uno con el otro. [Son sólo 13 pe...