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Me abracé a su cuerpo con fuerza, necesitaba sentirlo cerca. Mas o menos serían las nueve y cuarto de la mañana si es que el recreo seguía empezando a esa hora, no éramos novios pero algo había entre nosotros; Sentía sus brazos rodeando mi cintura con una fuerza parecida a la que yo estaba implementando, me encontraba llena de felicidad debido a que cuando veía en sus ojos y el brillo que había en estos la razón era, según el siempre me confesaba, yo. Dos semanas hoy cumplíamos del primer beso y del primer "-Quiero poder llegar a quererte.-" la situación había comenzado de una manera no muy convencional, pero lo rutinario no me parecía emocionante. 

-¿Hoy haces algo?- Me preguntaste aún sin soltarme, mientras acariciabas mi espalda.

Mi sonrisa no desaparecía y mis ojos continuaban cerrados, negué suavemente y me separé un poco de tí.

-Entonces..- Comenzaste a decir pero pronto te callaste, me mirabas extrañado y yo no entendía. -¿Por qué lloras?- Dijiste con unas facciones llenas de tristeza.

-¿Qué?- Te respondí e instantáneamente lleve mis manos hacía mi rostro, este se encontraba humedecido por las lágrimas que habías notado..

Fragmentos entre cuaderno y cuadernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora