¿Qué será de nosotros?

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Parecía una simple mentira, una fantasía tan hermosa como horrible a la vez, las sabanas de la cama le resultaban raras a la castaña pero tenían ese “gusto” de costumbre con tiempo pasado. El sol pegaba fuerte contra las cortinas de la habitación, el sonido del cuerpo del azabache moviéndose con pereza por la cama era lo único que podía escucharse; Los ojos de Camila finalmente se abrieron, de a poco imágenes de la noche anterior aparecían, al principio de forma lenta y cortada. Unos brazos la rodearon por la cintura, un tipo de electricidad pasó por su cuerpo, un olor a vainilla invadió su nariz y esa sensación de verano perdido que sentía a cada latido le provocó una sonrisa.

-Bueno días.- Brian saludó mientras hundía su rostro en el cuello de la menor.

-Mhmm.- Le respondió la joven con desgano, simplemente lo abrazó.

-¿Dormiste bien?- El mayor que ahora jugaba con el pelo despeinado de su, “amiga”, preguntó algo distraído.

Camila solo asintió con la cabeza, no quería hablar, aunque el azabache quisiera gritarle el mundo de una sola palabra tampoco diría nada, las oraciones, discursos o explicaciones sobraban; Pero esto no era una de esas novelas en las que con un beso ya todo está bien, quizás alguna vez lo haya sido, pero hoy no era ese día y ahora mucho menos el momento.

Brian suspiró para luego liberar una carcajada, no se creía la situación en la que estaba, no iba a negar que le hubiera encantado sentir el contacto de la piel de la menor contra la de él desde antes, pero por más que la noche anterior haya sido un hermoso viaje en el tiempo, ambos sabían que algo diferente había. Las caricias se habían sentido como antes pero tenían un aire vacilante, los besos todavía mantenían ese gusto a vainilla mezclada con canela pero la duda que venía con cada uno era más que notable; Ninguno de los dos iba a decir que lo ocurrido la noche anterior fue un desliz, ellos se habían entregado no solo físicamente, pero eso era algo que nunca iban a aceptar al cien por ciento.

Sus manos estaban entrelazadas para este instante, la castaña apretó con fuerza y miedo tratando de transmitir sin palabras como se sentía ahora. El azabache no podía hacerse el desentendido ante este acto, eran estos los momentos donde debía agarrar al toro por las astas y enfrentar lo que vendría; Se abrazó al cuerpo de Camila, sintió su aroma una vez más, era todo lo que necesitaba para recobrar el habla.

-No tenemos que volver a hablar de esto, si así queres dejarlo.- Finalmente dijo.

-Brian..- Elevó la vista, ahora mirada verde contra marrón chocaban. –No, no se trata de eso.- Terminó por decir la castaña.

-Se que..- No pudo terminar la oración.

-No quieras saberlo todo, seamos sinceros.- Interrumpió la menor.

-Hernán.- Fue lo único que salió de los labios de Brian.

-Basta.- Pidió con tono de plegaría mientras hundía su rostro en el pecho del mayor.

-Una discusión no va a hacer que ustedes se den por vencido, te equivocaste pero bueno seguí adelante Cami.- Le dijo aún sin soltar su mano.

-No creo que pueda, de.. Dejarlo.- Comentó con desgano y algo de dolor de cabeza para este punto.

-Nunca te dije eso, tampoco que vos y yo volvamos. No me mal interpretes, amé lo que pasó ayer y por más que vos no lo admitas se que te pasó lo mismo.- Sonrió el azabache. –Se sintió lindo, ¿qué lindo? Hermoso, te extrañaba así y de todas las formas, pero no fue lo mismo. En tu corazón sigue él.- La mirada que ahora tenía era sería pero no mostraba enfado.

-Brian, ¿vos sabes lo que siento por vos no?- Preguntó mientras que despeinaba a quien una vez había sido su “verano ideal”.

-Ya lo sé, y escúchame bien. Voy a pelear por vos, perdí eso lo tengo en claro, pero si te conquiste una vez creo que tengo chances.- El mayor le confesó tras guiñarle el ojo.

-Sos un tarado.- La menor se sintió con menos de tensión encima. Después de todo era cierto lo que se decía, hasta en las situaciones más tensas algo de risa puede entrar.

-Los dos lo somos, Hernán y yo. Pero no importa cuánto nos caguemos a piñas. La palabra final es tuya y me parece que bien sabemos eso.- Se apoyó contra uno de sus brazos.

-No digas eso, me haces sentir mal.- Camila le dijo con un deje de tristeza.

-Callate, vos sabes que no va en ese sentido. ¿Queres desayunar?- Amagó a levantarse.

-Sí, pero facturas eh.- Dijo mientras reía con cansancio.

Fragmentos entre cuaderno y cuadernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora