27.Beso deseado
Un quejido salió de mis labios a la par que abría mis ojos lentamente, negué con la cabeza obligándome a abrir mis ojos.
—¿Qué mierda? —pregunte al aire notando una venda que estaba en mi brazo donde era teñida de rojo.
Tragué saliva para poder observar a mi alrededor. No recuerdo a ver llegado sola a este lugar, confundida rasque mi cuello nerviosa.
— Cris —me llaman provocando que alzara mi mirada, Glenn estaba de pie en el marco de la celda.
—Siento que me veas en estas condiciones—comentó nerviosa a la par que agacho la mirada.
—No digas eso, te ves perfectamente bien, viene a ver si ya despertaste.
Sonreí con tristeza. Solamente había venido hablar de ello, sus pasos sonaron por la habitación. Cerré mis ojos tratando de que no se notara que estaba a punto de llorar por su respuesta; sin embargo su mano en mi mentón hace que esos pensamientos se olviden.
—Ya no puedo. no puedo vivir sin ti —confiesa con desesperación.
Sorprendida ante la situación, entreabrí mis labios dispuesta a responder, a confesarme de lo mucho que anhele que digiera aquellas simples palabras, sin embargo, sus labios chocaron con los míos.
Correspondió aquel beso que parecía demasiado necesitado, se separó de mi jadeante para recargar su frente con la mía.
—¿Qué fue eso? —cuestione jadeante pero no pude ocultar aquella sonrisa que se dibujaba en mi rostro.
—Significa que fui un idiota que quiere recuperar lo que perdió hace tiempo. —dice con voz entrecortada— Que quiere aprovechar un día a tu lado como si fuera el ultimo y aprender de ti como si fuera un sabio. Por favor dame una oportunidad más y te juro que no la desperdiciare.
—Glenn—acune su rostro entre mis manos—; ¿Por qué lloras?
Sus lágrimas bajaban sin parar de sus mejillas y por un intento de consolarlo lo atraje hacia mí para poder abrazarlo con fuerza.
—Me haces muy feliz—confiesa entre tartamudeos—, no sé cómo explicar lo que siento hacia ti, hacia nosotros.
Nosotros.
—Glenn—lo llamo con una sonrisa en mi rostro para poder separarlo lentamente de mi—, Bésame.
Y con aquella sentencia se lanza a mis labios en una danza demasiado húmeda y errática.
Creo que me he enamorado de todo lo que es Glenn Rhee.
