Capítulo 1 ''Dulce llegada''

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Ashley en multimedia.

Abrí los ojos abruptamente al escuchar los fuertes sonidos fuera de mi habitación. Intuí en que se debía a que mi madre y Lindsay, mi hermana mayor, se encontraban empacando los últimos detalles antes de que llegará el camión de la mudanza. En pocas horas estaríamos de camino hacia otra ciudad.

Hoy sería un día muy largo.

Finalmente comencé a caminar hasta la cocina atravesando un laberinto de cajas y maletas que estaban regadas por todo el pasillo. Mis predicciones eran correctas, sentada en un pequeño banco se encontraba Lindsay, al parecer tratando de forzar el cierre de su equipaje.

Adentré en la cocina y un olor a chocolate caliente recién hecho llegó a mi nariz. Era exquisito. Sin duda alguna a las tres nos encantaba el chocolate en todas sus variedades, en especial a mí.

Me acerqué donde se encontraba Lindsay, que al parecer había roto el cierre de tanto presionarlo. Una risa escapó de mis labios, mientras ella me lanzaba una mirada iracunda.

Lindsay como ya lo dije, era mi hermana mayor, por dos años exactamente, pero en ocasiones tenía un comportamiento aún más inmaduro que el mío. Físicamente la mayoría de personas decían que ambas nos parecíamos demasiado, casi como dos gotas de agua, pero yo sabía que eso no era cierto. 

En lo único que existía semejanza, era en  nuestra larga melena castaña, y  en la contextura delgada de nuestros cuerpos. Pero la diferencia radicaba en que Lindsay era realmente  hermosa, con su figura esbelta y alta, y sus ojos de un tono verde pardo. Mientras que por mi parte, medía algo más de metro sesenta y mis ojos eran grises. Y a eso le sumábamos unas ojeras similares a las de un panda.

—Ashley, no es gracioso— Me dijo Lindsay con determinación. Sus cejas y labios estaban unidos, formando un ceño fruncido, el cual la hacía ver aún mas graciosa—. He roto el jodido cierre.

—Oh vamos Lindsay, no seas amargada—respondí aún riendo al ver el cierre roto que traía entre sus manos—.Al parecer tienes mas fuerza que Hulk.

—Exactamente, ¡Como para matarte! — Su voz se elevó ligeramente, justo  para que mamá que estaba en la cocina, con el delicioso chocolate ahora que recuerdo, nos escuchara.

—¡Oh vamos niñas!— intervino nuestra madre—. Acaban de llamar de la agencia de mudanzas. En una hora llegan, así que será mejor que se apresuren.

Nos sentamos ambas en el mesón de la pequeña cocina, mientras mamá nos servía dos tazas humeantes llenas de un delicioso líquido color café, y una cesta de panquecitos.

Acerqué mi nariz a la taza de chocolate caliente y aspiré el olor dulzón que tanto me encantaba.

Linday mantenía una conversación con notorio entusiasmo referente al departamento. Realmente me alegraba que mi hermana estuviera felíz con nuestro cambio de vida. Era una gran muestra de que ella estaba superando sus problemas.

Con una sonrisa en mis labios, me dirigí nuevamente hacia mi dormitorio. Había olvidado que en una hora nos marchábamos, y bueno yo...seguía en pijama.

***

Nos encontrábamos terminando de subir todas las cajas, y equipaje al gran camión que esperaba fuera de lo que había sido mi casa. Por fin cuando terminamos el laborioso trabajo, abordamos nuestro auto, disponiéndonos a lo que serían alrededor de cuatro horas de viaje.

Mamá había insistido en que como eran pocas horas de viaje, podríamos viajar en nuestro auto y obviamente ella conduciría, aunque yo veía que el resultado de esto sería un agotamiento total para ella. Pero supongo que viajar en avióna— aunque apenas el viaje duré cuatro horas— Sería muy costoso.

Eres un infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora