El cielo recargado de estrellas que me acompañaba esta noche se aclara con el paso de los minutos. Lo que significa una sola cosa... La noche ha partido, para dar paso a la luz del amanecer.
Cada minuto que ha transcurrido ha sido doloroso, y con «doloroso» hago referencia a varios aspectos. Siento con el paso de los segundos, punzadas de angustia y de culpabilidad en mi pecho. No puedo evitar preocuparme por ella, no la he vuelto a ver en toda la fiesta. ¿Qué ha pasado con mi hermana? ¿Donde está? ¿Se encuentra bien? El miedo carcome mi mente a cada instante.
Todo mi cuerpo, en especial mis muslos duelen una barbaridad por haber pasado sentada en el suelo helado, con piedrecillas hundiéndose en mi piel durante toda la noche. Mis parpados se ponen mas pesados por el sueño contenido. Ya no aguanto. Ya no doy más.
Ethan hace mas de una hora se marchó alegando que necesitaba dormir. No lo culpo, en realidad y aunque suene totalmente raro, me siento de alguna extraña forma agradecida. Somos totalmente desconocidos, pero podría decirse que entablamos una conversación a pesar de que nos odiamos mutuamente—Lo cual incluyó obviamente groserías, apodos, chistes e insultos de ambas partes— ¿Qué? Es demasiado arrogante e insoportable.
—¡Oye!—un grito yace en el silencio de la reciente mañana. Levanto mi cabeza lentamente por instinto para observar si se dirigen hacia mi.
Un chico rubio me mira directamente desde la puerta de la casa. Al inspeccionarlo con mis cansados ojos, lo reconozco. Mi cuerpo se tensa de pies a cabeza. Es uno de los amigos desagradables de Ethan.
Dios por favor, ya no más castigos.
—¿Sí?— el intento de aclarar mi voz es un fracaso. Se escucha como un sonido demasiado bajo y ronco.
—¿Qué demonios haces aquí?— El muchacho se acerca más, escudriñando mis facciones con su despectiva mirada.
—¿Eres el dueño de la casa, y el que hizo esta estúpida fiesta?—Contraataco su pregunta con el mismo aspecto desdeñoso en mi voz.
—Obviamente— pone los ojos en blanco—. ¿Me vas a decir que haces aún aquí?
Me levantó del césped intentando despertar mis entumecidas piernas, y recogiendo los tacones que descansaban a mi lado.
—No encuentro a mi hermana, y no pienso irme hasta que lo logre.
—Lindsay es tu hermana— afirma el chico, sin darme tiempo a preguntar como demonios lo sabe—. Se fue hace mas de dos horas.
—Pero no la vi salir...—farfulló con voz queda.
—Supongo que no quiso llevar a una niñita tonta con ella mientras se divertía plenamente con sus amigos, hubieses sido un estorbo.
En mi mente no hay tiempo de captar sus despectivas palabras. Pienso en Lindsay; mi hermana, en la persona en quien mas confío en el mundo. Me ha engañado.
Salgo corriendo de esa horrible casa, con un pesado nudo en mi garganta. Dejando atrás al chico de la fiesta; que grita palabras que no me tomo la molestia de asimilar.
***
Lágrimas calientes descienden por mis mejillas, mientras un sollozo sin poder advertirlo escapa de mis labios. Soy consciente de que las pocas personas personas que están despiertas, me lanzan miradas netamente curiosas. Supongo que resulta raro, ver a una chica atravesar las calles, descalza, con un vestido de fiesta y con el maquillaje de forma espantosa, corrido debido al incesante llanto.Pongo mi mayor esfuerzo en dejar de llorar como una niña estúpida, pero es imposible. Uno de los peores sentimientos en el mundo, es la traición. Duele, realmente duele que mi hermana me haya hecho esto. Todos mis miedos sobre ella, se desinflaron como un globo pinchado por una aguja, transformándose en resentimiento, coraje y tristeza.
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Eres un infierno
Novela JuvenilAshley Wells no es la típica chica estudiosa de la que todo el mundo está orgulloso. Sólo se identifíca con algo, todos los problemas que ocurren o la mayoría de estos son a causa de ella. ¿Por qué? Ella tiene muy profundas razones que nadie las sab...