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*Narra Eric*

Me desperté con un dolor punzante en la cabeza, me abrasaba la garganta y no recordaba como había llegado a la habitación. Inmediatamente un pensamiento inundó mi mente, haciendo que me olvidara de los efectos secundarios del alcohol.

-¡Mierd*! ¡Sal de mi maldita cabeza, Tara!

Su recuerdo se anclaba a mi mente causándome dolor y tristeza. Me llevé las manos a la cabeza tirándome del pelo.

-¿Estás bien? - dijo una voz que hizo que volviese al mundo real de golpe.

No pude hacer otra cosa que correr hacia ella y abrazarla fuertemente. Al principio estaba tensa y sorprendida pero enseguida se relajó y me abrazó de vuelta noté algo líquido y caliente caer sobre mi sudadera me separé de ella agarrando sus brazos y mirándola a sus ojos, los cuales estaban cubiertos de lágrimas.

-¿Por qué lloras?

-No lloro, se me ha metido una pelusa de tu sudadera en el ojo - dijo desviando la mirada e intentando parecer indignada.

La agarré por la barbilla haciendo que me mirase a los ojos.

-Deja que mire si tienes algo.

Se puso tensa pero no me negó el que le mirase si veía algo en sus ojos.

-No veo nada... ¡Espera!

-¿Qué? ¿Qué has visto?

-A una mentirosa que además es preciosa.

Tara intentó contener la risa pero enseguida explotó en una carcajada, no pude evitar mirarla con ternura. Tragué fuerte cuando mi mirada se desvió inevitablemente a sus labios.

-Tierra llamando a Eric - decía Tara mientras movía su mano derecha de un lado a otro enfrente de mi cara.

-Pe-perdona - pensé durante unos segundos y me fijé en su muñeca, la cuál estaba vendada con un esparadrapo y vendaje elástico.

-¿Qué te dijeron en el hospital?

-Tengo que ir en unos días pero...

-¿Qué pasa?

-No tengo seguridad social y tengo que pagar 700 euros - abrí la boca para hablar pero se me anticipó - no voy a dejar que me pagues más cosas - dijo seria.

-Tara, te prometo que no es molestia, tengo tanto dinero que no se qué hacer con el, lo mejor es que te ayude - estaba dispuesta a quejarse pero no le dejé - Por favor, me haría muy feliz cuidar de ti.

-¡NO NECESITO NIÑERA! - dijo cruzándose de brazos, pero enseguida cambió de parecer cuando vio mi cara de súplica - Vale... - dijo rodando los ojos.

-¡Gracias! - dije exclamando y me abalancé sobre ella abrazándola.

-Ahora si me disculpas voy a avisar de que no me presentaré en el trabajo por unos días.

-Voy contigo - dije alcanzandola cuando casi tocaba el mango de la puerta.

-NO. Deja de seguirme y de preocuparte tanto. No tengo tres años.

-Lo sé, es que que quiero estar contigo. ¿A caso es un delito estar con chicas extraordinarias?

-Uno: no soy extraordinaria.
Dos: no me conoces, tus piropos no son más que mentiras que intentan demostrar un aprecio que es mentira.

Me dejó sin palabras se quedó mirándome amenazante durante dos segundos y luego se giró para salir por la puerta. Intenté agarrarla y suplicarle que me entendiese, pero mis dedos solo rozaron la piel de su mano la cual estaba fría como el hielo.

*Narra Tara*

No sabía por que lo había hecho, no sabía por que había reaccionado así pero en cierto modo me sentí aliviada.

Decidí mandar un mensaje ya que no tenía ganas de caminar hasta allí donde había tanta gente llena de prejuicios.

Tras leer la respuesta de mi jefa o como prefiere ella la "cool boss" guardé mi movil en el bolsillo y me dirijí a la parte más alejada y más bonita del barrio, el bosque.

Mientras caminaba con los cascos puestos para evitar cualquier posible contacto con personas me fijé en un papel a mis pies. Me bajé para cojerlo pero antes de poder siquiera leer lo que ponía en el algo cubrió mis ojos y mi boca y me empujó en dirección a la carretera.

*Narra Eric*
La frustración hizo de alimento para mi ira pero en poco tiempo la ira pasó a la preocupación aún así decidí resistirme a mis impulsos y leer algo.

-Tienes que llamarla, cabeza hueca - decía mi subconsciente sin dejarme prestar atención a la lectura - Sabes que la quieres llamar.

-¡Cierra el pico y déjame leer!

Me pasé media hora tratando de ignorar a mi subconsciente y leer pero parecieron años de desesperación.

Cojí mi teléfono en la mano y tras pensar durante y unos segundos mirando los numeros en la pantalla pulsé el boton verde y empezó a comunicar...

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Hola, la razón por la que he tardado tanto en publicar es porque estoy con época de exámenes y me estaba preparando para el examen de un beca, el cuál hice hoy.

Siento mucho haber tardado tanto y ruego paciencia al siguiente capítulo.

Espero que valga la pena:

Esme.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2016 ⏰

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Manos Frías Corazón CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora