#07

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— ¿Por qué me había preguntado eso? ¿Él se sentía presionado? Yo desde un inicio le dije que buscaría un lugar para vivir y él mismo fue el que no me dejó irme. Y ¿ahora se arrepiente?

Entré al baño y abrí la regadera permitiéndole el paso a las gotas de agua, en segundos estaba lleno de vapor. Dejé caer la sabana en el piso y entré. Me estremecí un poco al sentir el agua tan caliente, así que comencé a regularla abriendo de poco el agua fría.

Las gotas tibias se llevaban cualquier rastro del sudor producido anoche. ¿Por qué siempre teníamos que estar peleando? Era imposible pasar un día completo sin discutir. 

—Ábreme —la voz y dos golpes en la puerta del baño me sacaron de mis pensamientos. ¿Cómo había entrado a la habitación?

—Por favor —grité irónicamente —Sal y cuando termine hablamos —utilicé un tono más cortante.

—No me hagas entrar —amenazó —Cierra la llave ahora mismo. Te espero abajo, tenemos que hablar —mi corazón se detuvo por un par de segundos. No pude responder nada ya que el nudo en mi garganta no me lo permitía. Hice caso omiso a su orden y seguí duchándome con tranquilidad.

Bajé las escaleras entre saltos como siempre lo hacía.

— ¿Richard? —pregunté entrando a la sala pero no estaba.

—En la cocina —escuché su voz y caminé hacia allá.

— ¿Qué quieres? —pregunté seria cuando entré.

—Que hablemos —dijo con la boca llena —Sin que terminemos gritándonos. 

—No hables con la boca llena —rodé los ojos. Puso su mano en su boca y vació lo que tenía dentro de esta — ¡No hagas eso! —grité entre risas tapándome los ojos para no ver las galletas molidas en su mano.

—Quiero que hablemos sin que terminemos gritando.

—Sí, pero...—dejé de hablar en seco — ¡No, no, no! —volví a taparme los ojos cuando regresó las "galletas" a su boca y rio.

— ¿Querías? —seguía riendo, lo miré con reprobación — ¿A dónde ibas? —preguntó cambiando su mirada.

—A casa de mi madre.

— ¿A? —se acercó a mí.

— ¿De qué quieres que hablemos? —cambié de tema.

— ¿A qué vas allá?— preguntó de nuevo. 

—Necesito unas cosas —relajó su ceño.

—Bien —suspiró —No me contestaste la pregunta que te hice hace rato...

—No Richard... —me incomodaba esa pregunta, tal vez yo lo estaba presionando demasiado —Yo no me siento así pero si tú sientes que es... muy rápido, y si te molesta que yo viva aquí, dímelo. Yo no...

—Oye, espera —alargo riendo. Simplemente no lo comprendo —Eso es lo que quería escuchar —me deslumbró con su sonrisa —Para mí es más que perfecto que vivas aquí, solo quería saber si tú no te sentías presionada —lo golpeé en el brazo y abrió sus ojos a tope — ¿Y eso?

—Pudiste haber dicho eso desde el principio —ahora yo fruncí el ceño —Nos pudimos haber evitado la discusión —sonrió.

—Pero luego no habría una reconciliación —pasó sus brazos rápidamente por mi cintura y me apegó a su cuerpo. Sin dejarme emitir palabra o sonido alguno capturó mis labios en un profundo beso.

— ¿Te puedo acompañar? —preguntó acariciando mi mejilla.

—Sí —sonreí —Pero pensaba ir de ahí al centro comercial —mordí su labio inferior provocándolo.

— ¿Y?

— ¿Crees resistir? —levantó una ceja.

—Tengo que acostumbrarme ¿no?

—Buena respuesta —junté nuestros labios nuevamente.

Si por él fuera, nos hubiéramos quedado en casa. Pero, ¡ya no tenía ropa! Así que tenía que ir por unas cuantas prendas más a casa de mi madre, y después a comprar otras más. La mayoría eran vestidos y digamos que ya me estaba esforzando un poco más en cambiar mí forma de vestir.
Todas las trabajadoras se sorprendieron al verme, afortunadamente mi madre no estaba. Sí me interesaba verla, saber cómo estaba. Después de todo es mi madre. Pero al parecer, bueno con lo que me contaron... no parecía afectarle mi ausencia. Ambas estábamos mejor así.

*****

Vi a ________ salir de la casa con una maleta llena, a penas podía con ella. Rápido bajé y le quité la maleta.

— ¿De verdad necesitas ropa nueva? —pregunté al sentir el peso de la maleta.

—Sí —sonrió y arrugó la nariz —Esta sólo tiene zapatos y bolsos —por suerte la habitación que le había asignado en casa tenía un gran armario.

Cargado con cerca de diez bolsas estaba sentado frente a los vestidores de una tienda. Agradecí no ser el único, unos tipos más estaban igual que yo. Algunos fuera de la tienda esperando, otros sentados en los pequeños sillones esparcidos por el lugar.

Enfoqué mi mirada al vestidor número tres, donde estaba ________. Solo podía ver de un poco más debajo de las rodillas ya que la puerta blanca no estaba hasta abajo.

Vi como quitaba sus botas, reí por dentro al ver sus calcetines rosas. Jamás había conocido a alguien que le gustara tanto ese color. 

Ver su short caer a la altura de sus tobillos me sacó de mis pensamientos. Seguido de esto su blusa cayó al piso. Siendo sincero, me moría de ganas por entrar.

Feelings (2Tem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora