#09

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*Narra Richard*

Fui a alcanzarla y abrí la puerta muy violentamente

—Entiendo que es tu casa, pero tan siquiera respétame y toca la puerta —dijo sin siquiera abrir los ojos.

—Lo siento, creí que si lo hacía no me abrirías —Me puse de rodillas en la cama para acercarme a ella, quien ni un centímetro se movió — ¿Preciosa? —susurré en su oído y no me respondió — ¿Estás molesta?

—No Richard, ¡mírame! ¡Saltando de la felicidad! —dijo sarcástica.

—Eres una caprichosa —mordí suavemente su hombro.

—Y tú un orgulloso que detesta el color rosado —reí por lo bajo en su oído. La estrujé contra mi cuerpo, me parecía tan delicada, tan frágil.

—No me gusta que peleemos siempre —se giró sobre sí misma y rápido ocultó su rostro en mi pecho.
—A mí sí —confesé. Sacó su rostro y me miró sorprendida —Ya te lo había dicho antes, me encantan nuestras reconciliaciones —capturé sus labios tan suavemente y sentí como se creaba una sonrisa en sus labios.

Sus manos subieron rápidamente a mi cuello pasando por mi abdomen, pecho y clavícula.

Al contrario las mías subieron a su cuello pero después se deslizaron hasta su cadera, donde comencé a jugar con el borde de su blusa. Introducía mis dedos y acariciaba suavemente su piel. Me fascinaba sentirla estremecer entre mis brazos.

Introduje mi lengua en su boca tornando el beso más intenso. Subí su blusa hasta la altura de sus pechos, lo que me permitía acariciar su espalda y abdomen con libertad. Ella se separó de mis labios para hacer lo mismo con mi camiseta, me hizo levantar los brazos para sacarla por completo. No me negué, ya que aproveché y saqué la suya también.

—Ignóralo —susurré en sobre sus labios cuando escuché el teléfono sonar.

—Richard... —reprochó —Puede ser tu tía o tus hermanos —me quejé con un sonido que hice con la garganta —Responde —jadeaba. No quería que me detuviera pero podría ser algo importante.

—Aló —contesté de mala gana. Escuché la risa de ________. 

—Qué forma de responder... —Elizabeth estaba del otro lado de la línea.

— ¿Qué se te ofrece? —mi forma de hablar era la misma. No pudo haber sido más inoportuna su llamada.

—Pedirte que si tú podías venir por tus hermanos, así se quedan a cenar.

—No lo sé —sentí la mano de ________ vagar por mi espalda —T-Todos tenemos que levantarnos temprano mañana —tartamudeé tratando de controlarme. ¿Acaso no sabía lo que provocaba con sus caricias? 

—Richard, ven a las ocho y a las nueve treinta más tardar estarán en casa —atrapé la mano de ________ y la atraje hacia mis labios para depositar un silencioso beso en el dorso de ésta.

—Está bien —no tenía opción.

—No olvides traer a ________, quiero conocerla mejor —colgué.

— ¿Continuamos? —preguntó jugando con mi pelo, enredaba sus dedos luego los dejaba en libertad.

—No —me lancé sobre ella y la besé salvajemente, seguramente confundiéndola ya que mi acción no era precisamente un "no" —Cámbiate, Elizabeth nos invita a cenar... Quiere conocerte mejor —hice un estirado tono de voz imitando a mi tía.

— ¿Debo preocuparme? —preguntó abrazándome. 

—Un poco —cambié a un tono serio, sólo para asustarla. Mi tía era un poco entrometida, más no atemorizante como la madre de ________.

— ¡Oye! —me empujó —Debías decirme "No, no te preocupes por nada" —reímos. 

—Tranquila —acaricié su mejilla —Si tienes suerte no te acosará con preguntas, el que tiene que preocuparse soy yo. Tiene en común contigo el gusto de hacerme enojar —soltó una carcajada. 

—Entonces no la pasaré tan mal —suspiró — ¿Te pondrás la camisa que te regalé? —rodeé los ojos con fastidio —Seguro que hasta a tu tía le encantará, y no se diga a Emma. 

—No intentes manipularme, conozco tus trucos.

—Pensé que no perdía nada con intentarlo —reí —Nos harías felices a muchas si te pones esa camisa aunque sea por una vez.

—No lo creo —besé sus labios antes de salir de su habitación.

No, simplemente no podía hacerlo. No sólo el color era asqueroso, era ese tipo de camisas que el imbécil de Josh y su "grupo" usaban. Simplemente me rehusaba a usar algo como eso. No iba conmigo en ninguno de los sentidos. —Mierda Richard, dobla un poco el brazo por ella —mi voz interna me reclamó.

— ¡Date prisa! ¡Es una cena no una fiesta de gala! —grité esperando que escuchara hasta su habitación.

— ¡No sé qué debo usar! —también gritó con un "leve" toque de histeria.

— ¡Ponte cualquier cosa mujer! — ¡Llevaba una hora arreglándose!

— ¿Y si no es lo apropiado? —volvió a gritar — ¡No sé si es demasiado o si es muy poco! —gritó al borde de la locura — ¡Mierda Richard! ¡Estoy nerviosa! —si no estuviera tan desesperado y enojado, me estaría revolcando en el piso de risa.

—Mira tienes cinco segundos para bajar, si no subiré y aunque sea arrastrándote te subo al auto, como sea que estés vestida.

Cinco, cuatro, tres, dos, uno. Subí a grandes zancadas las escaleras hasta que llegué a la puerta blanca la cual golpeé furioso.

— ¡No! ¡No entres! ¡No estoy lista!

—No estoy bromeando, ¡vámonos ya!

— ¡Entras y te asesino Salazar! —amenazó y por ese simple hecho entré retándola.
Un vestido rosado claro ajustado le lucía a la perfección.

— ¡Richard! Te voy a... ¡Ay! —su tono amenazante fue sustituido por uno enternecido —Te la pusiste —realmente me daba asco a mí mismo vestir de esa manera, ya que ni con los pantalones negros y mi chaqueta negra me sentía cómodo.

—Sólo por eso no te asesinaré —caminó hacia mí —Si no estás a gusto quítatela —rodeó mi cuello con sus brazos ¿Leía mentes? —Me conformo con habértela visto unos segundos —besó mi mejilla.

—Creo que puedo resistir por unas horas.

— ¿De verdad? ¡Perfecto! —sonrió de oreja a oreja —Te ves hermoso —reí ante su adjetivo.

— ¿Hermoso? —frunció el ceño.

—Sí y no me lo discutas... ahora sal y déjame terminar de arreglarme.

— ¡Claro que no! Tuviste una hora para arreglarte, así estás bien —la sujeté firmemente de la muñeca. Prácticamente la arrastraba escaleras abajo — ¡No seas chiflada Smith!

— ¡Sí! Lo soy y lo sabes —bufé fastidiado y no me quedó alternativa que subirla en mi hombro — ¡Suéltame ya! 

— ¡Yo te asesinaré si no te callas!

— ¡Wow! —tapó su boca con incredulidad y removió un poco mi chaqueta negra para asegurarse de lo que veía —Ni si quiera tu madre logró ponerte una camisa —carcajeó Elizabeth — ¿Cómo lo lograste _________? —mi novia sólo se sonrojó y se aferró más a mi brazo. Estaba nerviosa —Pasen, pasen —solté su mano para que entrara primero.

De inmediato las risas y pláticas de los niños inundaron nuestros oídos.

— ¡Richard! —Liz y Ryan corrían hacia mí pero se detuvieron en seco — ¡Wow! ¡Es tan linda! —susurró Liz y sus ojos brillaron, se refería a la camisa. 

— ¿Te gusta? —le pregunté y de inmediato asintió con la cabeza, se acercó y la tocó.

—________ la eligió para mí... pero yo la detesto —ambos formaron una "o" con sus labios y después Liz cubrió su boca riendo —Pero no le digan ¿está bien? —sabía bien claro que ella estaba detrás de mí escuchando nuestra conversación.


Feelings (2Tem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora