Catorce

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Hace unas horas había estado dispuesta a hacerle daño a un hombre, y ahora él estaba acostado a mi lado abrazándome, y yo le estaba devolviendo el abrazo. Sus palabras habían abierto una puerta de mi corazón que había sido sellada cuando me dejo, más bien...cuando lo dejé. No podía dormir, porque no me creía que todo haya sido obra de sus hermanos, me refiero a que si lo creo, es solo que sigo impactada por la noticia. Había muchas cosas que procesar. El alivio entró por todos los poros de mi piel, haciendo que unas pequeñas mariposas revolotearan; mis amigos estarían a salvo, no tendría que esconderlos de Dominik, podría estar con ellos como siempre, incluso podría estar con Kourt.
Mi sonrisa se borró rápidamente, mi mirada fue a parar directa a mi lado; sabía que no podía verme en la oscuridad, pero por si a caso.
No podía dejar a Dominik tan pronto, estaba realmente enamorado de mí, pero yo ya no lo estaba de él; aún así no quiero lastimarlo. Poco a poco tendría que hacerlo entender que podemos ser buenos amigos, muy buenos amigos, pero solo eso, lo nuestro ya se había terminado y él tenía que encontrar a alguien más. Al igual que Ted.
Solté un suspiro exasperante a la oscuridad de la habitación. Un pequeño humo salió de mis labios, mi reacción fue otro suspiro instantáneo. Tendría que subir la calefacción.
Tenía que conseguir dos chicas que encajaran con ellos. Isa ya no era una opción para Ted, ahora estaba con Tyler y apuesto a que el maldito galán ya la había engatusado. Eso había sonado mal, pero no me opongo, ella es feliz y eso es lo que importa. Pero maldición, ellos habrían quedado perfectos.
—¿Pensando hasta tarde?—la voz ronca y rasposa habló en mi oído y no pude contener mi piel erizándose

—No, solo tenía frío—claro que estaba pensando, mi cerebro está ardiendo

—Entonces ven más cerca—susurró

«Oh-oh» esto es malo, muy malo, lo peor que pudo haber pasado. Esa era la "señal". Primero comenzaba con él "más cerca", luego su cuerpo se insinuaba sobre el mío, después la temperatura subía y al final, bueno a lo único lógico que podría llevar eso.
Sin discutir me acerqué. «Carajo» Tengo que alejarme. ¿Por qué me acerqué entonces? Ah si, soy muy estúpida. Estoy pensando en Kourt, en que esto no le gustaría, en que desearía que fuera él, pero también estoy pensando en que hay un chico que se derrite de caliente muy cerca con un gran problema entre las piernas y que yo no he tenido atención masculina por meses, unos largos meses que me han dejado con una pequeña psicosis.
Como había predicho sus caderas comenzaron a acariciarse contra las mías, dándose espacio, sus manos comenzaron acariciando mis piernas a una lenta y torturadora velocidad. Y había algo que me estaba asustando de toda esta mierda...había sentido unos rayos de electricidad. Se acabó, no puedo hacerle esto a Kourt.
Bruscamente le di la espalda subiendo las sabanas sobre mi cabeza. Jamás le había negado esto a Dominik, definitivamente sospecharía.
—Resuelto.

Estaba fuera la casa de Isa tratando de articular lo que diría, pero no sería fácil que lo creyeran, sobre todo por lo que había pasado. Toqué el timbre.
Un escalofrío me recorrió por la columna y el frío entró por mis poros, el otoño parecía invierno en este lugar.
La puerta se abrió dejándome observarla con una gran sonrisa de oreja a oreja.
—¿Hola?—dije divertida

—Ven—tiro de mi brazo jalándome hasta su habitación.
Cuando cerró la puerta con seguro entre un poco en pánico, pero luego me relaje al recordar de quién se trataba.

Tomó su oscuro cabello entre sus manos y dio vueltas por su rosa alcoba, de un lado a otro caminaba con una sonrisa implacable. Se detuvo a mirarme y creo que ya sabia de que se trataba.

—Sabes que Tyler y yo habíamos estado saliendo estas últimas semanas...—asentí afirmando lo obvio—...bueno pues ayer me llevo a un lugar especial.

Sus mejillas se sonrojaron y podía imaginarme que había pasado.
Isa ya no era una niña aunque se comportara como una, tenía diecinueve años y sabía perfectamente lo que hacía. Un par de veces habían ido a los bolos, a comer helado, la llevo a patinar lo cual no salió muy bien porque ella es un asco en los deportes; habían tenido pequeños acercamientos pero lo que sabía que había ocurrido era mucha cercanía.
Antes de que pudiera continuar, seguí yo.

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