Capítulo 5

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V

Eliott parpadeó varias veces y se aclaró la garganta en cuanto se recuperó de la sorpresa.

- Alan estuvo conversando hace un momento conmigo- balbuceó- de trabajo- agregó- dejo su celular, creí que había vuelto por él- le explicó aunque no tenía ningún motivo para hacerlo.

Czar levantó una ceja y lo observó en silencio con sus preciosos ojos bicolor durante varios segundos.

-entonces... - indagó Eliott cuando el silencio se hizo insoportablemente incómodo.

-Lamento molestarlo tan tarde Eliott, estoy seguro de que quiere descansar, solo he venido a dejarle esto- señaló haciéndose a un lado e indicando con un ademán a los botones tras él que cargaban varias cajas y bolsas en sus manos.

-¿Qué es eso?- preguntó Eliott confundido frunciendo las cejas.

-Su ropa, estaremos en locaciones frías y se que no ha tenido tiempo de ajustar su guardarropa por el ritmo que les he obligado a llevar, Alan y Rose ya han recibido los suyos- agregó cuando notó que Eliott iba a protestar.

El anzuelo funcionó pues al saber que Alan y Rose habían aceptado el regalo, Eliott se quedó sin motivos para rechazarlo.

-Muchas gracias- murmuró haciéndose aun lado para que los botones dejaran todo dentro.

Czar negó.

-No lo agradezca. Con permiso Eliott, que tenga buena noche-. Se despidió cuando los botones salieron, anunciándoles que era tiempo de que él también se marchara.

-Descansa Kyros...- murmuró Eliott viendo su espalda desaparecer tras las puertas del ascensor... el sentimiento de pérdida lo abrumó, a veces se preguntaba si de alguna forma maliciosa el hombre se paseaba frente a él para dejarlo arrepentirse de su decisión, pero ciertamente estaba seguro que Czar Kyros no necesitaba hacer esa clase de cosas.

Suspiró y cerró la puerta con desgano, dejó el celular en la mesita del pasillo junto al enorme jarrón de dalias. A su mamá le encantaban esas flores, quizá debería llamar a la florería de su ciudad y enviarle un ramo...

-Bueno primero mi baño caliente y después a revisar las cajas de ropa de Mr. Mandón- decidió en voz alta dejando las cajas para después a propósito. Czar no sería una prioridad en su vida de ninguna manera, había decidido no tomar el camino a su lado y no se iba a arrepentir.

A la mañana siguiente había una tormenta de nieve en la montaña, le avisaron a primera hora de la mañana que la grabación se retrasaría unas horas hasta que pasara. Bajo a desayunar al restaurante del hotel y estaba llamando desde la línea fija del hotel cuando Alan y Rose se acercaron y se sentaron con él, en silencio esperando que terminara su llamada.

-Una docena esta bien... ¿un arreglo? –se lo pensó- si... tiene razón- aseguró cuando le dijeron que el arreglo se vería mejor- Si, si...a esa dirección, gracias- colgó y tomó aire profundo con una enorme sonrisa-. Buenos días chicos ¿qué tal durmieron?- preguntó animado y Rose lo miró con una sonrisa traviesa.

-Mírate-, la chica alargó las silabas juguetonamente- estamos de buen humor hoy ¿a quién le mandaste flores? ¿quien es la culpable de esa enorme sonrisa?-preguntó curiosa.

Eliott jugueteó con sus cejas subiéndolas y bajándolas antes de contestar.

-Para la mujer de mi vida, mi preciosa Rose – aseguró en tono provocativo.

Alan ladeó el rostro y apoyo su mejilla en su mano observándolo sin sorprenderse.

-¿Su cumpleaños?- preguntó  con una sonrisa tranquila, como si viese un niño jugar con burbujas.

El toque de CzarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora