Writing's On The Wall

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Capítulo 02.2

-Ya llegue- dije al cerrar la puerta, las luces de toda el departamento estaban apagadas, todo estaba escalofriantemente silencioso bueno casi todo pues la tetera soltaba un silbido, me adentre aún más. - ¿Qué mierdas? – había algo pegajoso en el suelo me agache para ver que era pero un ruido al fondo me distrajo, me levante.


-¿Hola?- avance por el corredor hacia los cuartos, cuando iba apenas en la primera puerta escuche como las puertas del armario de servicio se abrieron me gire pero lo único que atine hacer fue cubrirme el rostro, me taparon la boca con una mano y con la otra había sometido mis dos manos.


-¡Zerch!, ¡calmate ya!- me detuve por unos instantes, la voz de Sam me habían tranquilizado aunque fuera un poco, su voz era cálida pero en ese instante era más palpitable la preocupación de que su calidez. su susurro provoco que una corriente eléctrica me recorriera la columna por completo, desde ese momento supe que nada iba bien.

-¿Que paso?- pregunte con miedo. Sabía que ocurría algo pero no sabía hasta que punto, ¿Dónde está mi padre?, ¿está bien?, ¿mi madre está con él? ¿Por qué tanto misterio? -Entraron a robar cuando estaba con tu padre ayudándolo con el café. Me pidió que cuidara este piso y que en cuanto llegarás te llevará a un lugar seguro- trate de digerir lo que me había dicho, mi mente se estaba volviendo una tormenta que de apoco me consumía, ¿Estará bien mi papá?¿Mi madre tambien lo estará? Abrace a Sam lo más que pude.

-Tengo miedo- confesé, él se limitó a juntar nuestros tatuajes de almohada, yo una nube y él un ancla, -"Soñar tan alto como quiera y sin perder el piso"- susurre. Los relámpagos abrían el cielo quebrándose en llanto, un llanto que amenazaba con nunca parar. –Ey, pequeño, mientras este a tu lado no dejaré que nada te pase- me abrazo de nuevo, pude respirar con tranquilidad. Se abrieron las puertas del armario y un par de manos me tomaron de la cintura para tirarme y arrastrarme hasta mi cuarto; de una patada abrieron la puerta, el sujeto que me tenía tomado del tobillo me aventó contra el escritorio, el aire abandono mis pulmones.

-¿Qué se sentirá que te partan a la mitad, bastardo?- el miedo se impregno en mis ojos, aquel tipo se acercaba lentamente mientras su silueta era iluminada por los relámpagos comenzó a bajar el cierre de su pantalón; sin esperar a nada me impulse a su rostro pero me tomo de la pierna y el brazo para aventarme contra la ventana. Los cristales se incrustaban en mi carne, me levantó del cuello, en ese instante en que lo tome del rostro presione sus ojos la sensación de infinito dolor me atravesó, su último suspiro, caí al piso.

-¿El arco para que te lo regalé?- me dio el arco con tres flechas, las que quedaban torcí los ojos, salimos del cuarto. –Nathan, ¿Dónde estás pedazo de la grandisisíma puta?- nos detuvimos, nos colocamos en cuatro puntos y comenzamos a gatear. -¿Disfrutas de la vista Zerch?- tenía tantas ganas de golpearlo y reírme. Su mame no conoce límites. Íbamos a la ventana que daba a la escalera de incendios.

-¿¡A DÓNDE VAN!?- la luz se encendió, era un tío calvo, su dura mirada se me era conocida, estaba en la cocina y nosotros estábamos en la sala, lo único que nos separaba era una pequeña isla que dividía el enorme cuarto, coloque a Sam detrás de mí, tenía ya listo el arco pero él llevaba consigo un juego de dagas.

-Dispara a la tetera Zerch- susurró, él tío nos aventó una daga, aventé a Sam contra la ventana dispare la flecha al conector de la cocina, esto generó un corto circuito en la red de suministro eléctrico de la casa, los focos reventaron incrustándose en la cabeza de este tipo, la araña de la sala cayo, una chispa basto para que el departamento comenzará a arder.

-Vamos abajo- susurre, la lluvia amenazaba con inundar Londres si no acababa pronto, en aquel tiempo apenas iba a abrir la cafetería, de hecho al día siguiente se inauguraba. Abrí la ventana y salimos, cerré la ventana con el pasador, una explosión nos aventó contra la pasarela de acero, nos levantamos.

-¿A dónde crees que vas?- un chico me tomo del cuello de la camisa y me aventó a un lado suyo, choque contra el marco de la ventana, los cristales que tenía en mi espalda se encarnarón aún más. Caí de rodillas, alce mi vista y escuche un disparo, me levante y un rio de sangre caía del cuerpo del chico de rulos se balanceo directo con Sam pero resbalo directo a la nada. -Tu padre me pidió que te cuidara y eso hice, Adios mi petit oiseau- suspiro antes de dejarse ir hacia atrás. -¡SAM!- corrí hasta el otro extremo de la pasarela. Yacía en el concreto cubierto por las lágrimas del cielo.

-Mamá- susurre, baje la escalera de incendios, estaba frente a la puerta trasera del café, abrí con cuidado y entre sin hacer ruido, caminaba sigiloso en busca de mi madre. Sentí como era tomado de la cintura. – Como te atreves a matarlos, solo queríamos las maquinas- me habían estampado contra la pared, sangraba a chorros de la nariz; alguien se acercó y me esposo a una de las mesas.

-Eres un chico malo- Tom, él había sido uno de los amigos de Sam durante su adolescencia pero después desapareció. Comenzó a bajar su mano por mi pecho – Sam tiene buenos gustos- jalo de mi cabello, beso mi cuello mientras alzaba mi camisa. -¿Advina quien nos ve?- me tomo de las mejillas, ahí estaba, atada.

Con mis manos alce un poco la mesa y deslice las cadenas. Cuando subió su mirada, lo ví y le trone el cuello, me levante tambaleándome un poco, la desate y caminamos a la salida, ella trataba de ayudarme a caminar mientras yo vigilaba a los alrededores. – No tan rápido- me gire pero al disparar la flecha mi madre me empujo a un lado, alce mi vista y vi al morocho caer pero a mi madre también.

Tome mi teléfono y marque a emergencias, las sirenas no tardaron en hacerse notar pude escuchar cómo llegaron primero los bomberos, después las ambulancias y al final los cuerpos de seguridad de Londres. Los oficiales entraron por la parte trasera del edificio. –Mi nombre es Lucas y voy a ayudarte- le dedique una sonrisa rápida. –Diecisiete pedazos Zerch- me miró con incredulidad, vi como sacaban los cuerpos del café, del apartamento y de la parte trasera del edificio, aun llovía pero yo estaba dentro de una ambulancia.

- Me permite por favor - le dije al enfermero, él se hizo a un lado para darme paso, me acerque al cuerpo de Sam y saque de su bolsillo del pantalón la caja del anillo. Sabía perfectamente a lo que había venido. Un anillo de promesa. Sonreí amargamente y trate de recordarlo tal cual era, alegre con hermosos ojos marrones con los que resaltaba su cabello tostado, era como un pan tostado, rubio y quemado de las puntas. Explosivo y comprensivo. Un enigma que tarde en comprender y ahora se va con el agua.

- Nuestros momentos vividos y los que faltaban por vivir - Tome el anillo de bodas de mis padres, Lucas me había dicho que encontraron a mi padre en la pasarela del piso superior, es por eso que no lo había visto. Me recostaron en la camilla – Adiós - Dije mirando a mis padres - y gracias por cuidarme Sam - susurre antes de que cerraran las puertas de la ambulancia.

***

Un relámpago me saco de mi trance, me levanté de la cama y camine a la ventana, la luz de los faroles de la calle era lo único que iluminaba, -Prometeme que me recordarás- inhale, - En mis mis más salvajes sueños – regresé a la cama y cerre mis ojos, toque mi pecho; se escuchaba como un zumbido.

"- Una cita para este chico-"su voz se repetía una y otra vez en mi mente, sedosa igual que un buen chocolate, se derrite sobre tu garganta y fluye como miel y conforme avanza al pecho tranquiliza a la bestia responsable de agitar a las manadas de caballos salvajes, mejor aún a la manada de tigres de bengala listos para correr.

- Todo ha cambiado – mis ojos se cerraron e imagine una vida a lado de este nuevo chico.


Entre Semillas De CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora