7. Mil maneras de despertar

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No podía ir a dormir así, necesitaba salir de esta casa.
Eran las 2:34 de la mañana y me encontraba en la entrada de mi casa, mi respiración estaba agitada y ni siquiera había corrido como para que me agarre asma.
Intenté tranquilizarme y pensar que hacer porque no era una buena idea quedarme acá toda la noche.
Lo primero que se me cruzó por la cabeza fué ir a la casa de Harry. Empecé a caminar, ví las calles tan oscuras que me agarró miedo, además no recordaba perfectamente su dirección y como iba a caer a la medianoche.
Tampoco tenía plata como para tomar un taxi, no sabía que mierda hacer no podía ir a ningún lado.
Se me ocurrió llamar a mi mejor amigo.

Erni, ¿Estas en tu casa?

Estoy acá con Feli por ir a la fiesta de Giorgina, ¿Al final venís?.

Lo pensé unos segundos ya que tenía unas Convers blancas un short blanco y una remera rayada, la verdad no estaba vestida como para ir a una fiesta pero bueno antes de quedarme acá.

...

Y agarré la botella de vodka nuevamente para prepararme otro trago, había tomado bastante y no me importaba nada, a la mierda todo.
Me sentía furiosa de no saber exactamente de que hablaban, y de la gran posibilidad de no ser su hija, y muy cansada de todo esto, de ellos en realidad.
En este momento no quería saber nada con ellos y juro que la única manera era el alcohol.

–Emma basta, vamos no querés esto realmente. –Me habló Feli intentando controlar su estado, él también había tomado mucho, todos hacíamos esto mi grupo entero, porque es una cura, es una solución para nosotros y se vuelve inevitable.

–Tranquilo Feli, estoy haciendo lo que quiero. –Estaba algo perdida mientras hablaba.

Fuí a la pista a bailar, sinceramente no sé porque había ido sola a bailar, pero bueno son pequeñas consecuencia de tomar.
A lo lejos de la pista ví a Mateo con una chica, miré desilucionada el no me quería en serio, pero, bueno, ¿Yo tampoco verdad?. Espera, él no gustaba de mi en jardín, ¿O ahora?, Debe haber si en jardín. Me alejé un poco de la música por que me sentía aturdida, había mucha gente lo que hizo que me dificultara, y finalmente quede detrás de un arbusto desconocido.

–¿Querés? –me habló un chico mostrándome unas pastillas.

–No.

No. No Emma, acordate como terminaste la otra vez.
Empecé a alejarme hasta que alguien me agarró del brazo.
Kate. La abracé y empecé a llorar, así como si hubiésemos estado hablando, sin haber dicho ni una palabra estaba llorando en el hombro de mi mejor amiga.

–Kate, Kate, Kate.

–Emma, ¿Estás bien que pasa?, –Ella me puso la mano en la frente y dijo,
–Emma vamos adentro que te preparo un café.

No estaba consciente de nada, no sabía ni como hacía para mover mis piernas mientras pasábamos entre la gente, hasta que llegué a un sillón y todo se nubló.

...

Entre abrí mis ojos, escuchaba el sonido de autos lejos, y una tranquilidad en donde me encontraba.

–Hola –Habló un hombre con una bata blanca, era un médico.
–Todo va a estar bien linda, estuviste en coma alcohólica, tenés que pensar muy bien antes de tomar la próxima vez. –Dijo para luego tocar mi rostro y salir de la habitación.

Cerré mis ojos nuevamente, pero escuché el ruido de la puerta abrirse una vez más. Harold.
Estaba tan atractivo, sus brazos se destacaban con la camisa oscura  mangas cortas que llevaba, sus mano en los bolsillos y su rostro bastante serio pero aún así tenía ganas de abrazarlo. No podía creer que estaba acá era como un ángel, por más cursi que sonara, el era el que estaba siempre, ni siquiera mis papás estaban acá, y verlo entrar me emocionó silenciosamente.

–¿Cómo estas? –dijo sentándose a un costado de la cama.

–Podría escribir un libro de mil maneras de despertar. –sonrió.

Luego su cara se volvió sería de vuelta.

–¿Cuál es la razón por la que estás acá?. –preguntó.

–Creo que estuve en coma alcohólica.

–Eso ya lo sé.

–Esa es la razón, si no hubiese estado en coma alcohólica no estaría acá.

–Esa no es la razón.

–Y si de otra manera no estaría ¿O ahora internan la gente de la nada?.

–Emma –me interrumpió.

Me quedé mirándolo a los ojos, que se encontraban más verdes que nunca por la luz de la mañana, ¿Qué te hará interesarte por mí Styles?, Y suspiré recordando con dolor lo que había escuchado. La hora del olvido se había terminado Emma.
De pronto una lágrima salió de mi ojo y la sequé rápidamente.

–Creo que Paúl y Lorena no son mis papás. –hablé, le confesé todo a la única persona en la que confiaba profundamente.

El abrió lo ojos de sorpresa y frunció su seño.

–¿De dónde sacaste eso?

–Los escuché.

El se acercó un poco más y suspiró antes de hablar.

–¿Qué más escuchaste, no hablaron de quiénes podrían ser tus papás?

–No.

Acercó su mano a mi cara y intentó limpiar mis lágrimas pero le corrí la mano.

–¿Qué pasa?

–No quiero que hagas eso.

–¿Porqué no? –preguntó

–Porque es cursi y somos... Somos amigos. –el largó una risotada.

–Bueno por lo menos somos amigos arisca. –me miró con una sonrisa.
–Que no te afecte tanto todo esto, sé que es difícil, pero si lo que dijeron es verdad te prometo que te voy a ayudar a averiguar quiénes son tus papás biológicos. No tenes que hacer todo esto Emma, tu mayor objetivo ahora es entender que las drogas no son buenas, no te hacen bien. Lo otro lo vamos a ir investigando de a poco, todo va estar bien. –asentí.

Después de unos segundo de reflexionar y admirar a este hombre por ayudarme hablé.

–Igual no me drogé.

–El alcohol es una droga.

–No.

–Averigualo, si es me debes una salida.

–¿Una salida?

–Si, y yo elijo. –dijo con su sonrisa de ganador

...

Esa persona que despierta la felicidad que tan guardada estaba. El sonríe y yo soy feliz, y no es porque me guste, no, es porque, me transmite alegría de una manera que nadie en este planeta puede transmitirme. Y bueno talvez eso me guste un poco.

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Adolescencia Anclada H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora