La semana había terminado, no me había hablado con Matt por la simple razón de que no sabía que mierda decirle, así de sutil.
Hoy iba volver del colegio caminando, quería despejarme un poco con día hermoso que hacía, no podía dejar de observar lo hermosos que eran los árboles de otoño con distintos tipos de naranjas y amarillos que sólo el sol los hacía lucirse de esa manera, y parece que los pájaros se enteran cuando es viernes porque con las ganas que cantaban parecía que lo hacían por limosna.
Abrí la puerta de mi casa para encontrarme con nada más y nada menos que Harold, ¿Qué tenía para decirme de él?-Te demoraste más hoy. -dijo tranquilamente
-Volví caminando -dije con una sonrisa de costado.
- ¿Tenés pensado hacer algo hoy?
- ¿Algo como una de las cosas que no me dejan hacer?, Na.
- Entonces se nos puede ocurrir algo. No se, ¿Algún deporte que te guste?.
- Tenis, hacía hasta en año pasado. -dije un poco entusiasmada, no hay ningún deporte que me entretenga más que el tenis.
...
-¿No era que hacías tenis?
-Hacía, no hago hace un año. No te agrandes, que me hayas ganado esta vez no quiere decir que seas mejor.
-Nos sentemos acá. -indicó señalando la mesa del club que estaba a sólo diez metros de la cancha pero en subida. Ya se había hecho de noche.
-y, ¿Cuál es tu secreto para levantar así un partido. -pregunté.
-Empezar perdiendo no quiere decir que no podés ganar. -Tomó del vaso de agua.
-Igualmente la mayoría de la personas no pueden quebrarlo, por eso -
- Bueno, creo que a mí me sirve enfocarme en mis ganas de ganar como todos, la concentración es esencial.
-O sea que tenías muchas ganas de ganarme. -Reí.
-Tal vez.
...
-Dale Emma no voy a esperar un minuto más. -dijo Paúl.
Un poco desconcertada bajé de mi habitación, los iba a acompañar a la empresa.
Todo seguía igual que siempre, las altas rejas de la entrada, con los guardias que seguían cambiando, nunca me iba a poder aprender los nombres.
El gran espacio verde que había antes de la estructura, estaba siempre bien arreglado, el pasto perfectamente cortado y las flores ordenadas por tonalidades como si fueran un arcoiris.
El jardín transmitía paz, alegría, claridad como si los colores, la geometría y la perfección con la que lo trabajaban disfrazara la empresa por dentro.
Todo era al igual que una empresa, el secretario, lo vendedores, el galpón de producción, las oficinas, no había recorrido cada centímetro pero había escuchado hablar de los puestos.
Igual, la cara de secretario mientras mis papás lo saludaban seriamente, la actitud de mis papás, la desocupación y ocupación excesiva de grupos de trabajadores no me hacían tener a la empresa como un prototipo, va, que sabía yo de empresas.
Como de costumbre mis papás desaparecieron entre los trabajadores, sabiendo a donde iba a parar yo, en la misma oficina de siempre, la 13H, ahí trabajaba una personita muy importante para mí.Toqué la puerta y apenas me atendió salté a abrazarla.
-¡Lucía!-dije contenta.
-¡Emma!, por Dios porque dejas pasar tanto tiempo para venir. -dijo ella sin soltarme.
Me senté en la silla giratoria como siempre y dí un par de maniobras hasta que Lucia levantó la mirada.
-Ahora si, contame un poco de cómo te esta yendo, tus amigos, las fiestas, tus papás ¿Cómo llevás todo? -pregunto mirandome con curiosidad, amaba que se interese por mis cosas.
-Todo lo que te tengo que actualizar -confesé.
-Mis amigos bien, hace poco Matt se declaró y todavía no se que hacer.-¿QUEEEE? Matt, sabía, sabía. -Reí por su comentario.
-Si pero eso no es nada, mis papás, escucha lo que voy a decir, contrataron a alguien que me controle y les diga todo lo que hago o quiero hacer.
-Entre vos y yo, sabemos que tus papás son cada día más estúpidos.
-Si, te juro que no podía creerlo cuando lo ví por primera vez, ósea ALGUIEN QUE ME CONTROLE.
-Bueno tal vez ahora no te sentís tan sola.
-Si, que se yo.
-Te quiero sabés, ya vas a ver que las cosas son tan malas como parecen.
-Yo también Lu. -dije mirándola por largos segundos, y finalmente se me cayó una lágrima, estando con ella me volvía sensiblemente sincera.
-Te juro que ruego para que todo esto pase rápido, la adolescencia de mierda que me hace sentir como alguien grande que no puede soltarse de sus papás, como, como si fuera realmente inservible.-Ya va a pasar te lo prometo, vas a ser muy feliz. -dijo abrazándome y cerré fuertemente los ojos para disfrutar este momento que sucedía una vez al mes y que tanto esperaba.
-Vamos -dijo Paul interrumpiendo, como siempre. Esta vez sin habernos dejado tanto tiempo para hablar, pero ¿Para qué discutir?, Si igual íbamos a hacer lo que el diga.
Ya se me hacía costumbre que mi papá no saludé a sus colegas, pero yo, la abracé de vuelta para despedirme y salí de la oficina limpiándome la última lágrima y pensando en los ojos honestos de esta mujer treintañera.
Sonreí en la última habitación de la empresa donde había varias personas, serias, como siempre y se me dió por hacer la contra. Me miraron un poco sorprendidos y un poco confundidos.
Pero por lo menos nadie me iba a identificar como ellos.
Cuando caminábamos por el predio al auto nos cruzamos con Harold. ¿HAROLD?, Esta de más decir que no tenía idea que hacía aca.-Vos vas con Harold Emma. -Lorena habló con su boca todavía pintada de rojo.
Se alejaron como una pareja, como una de esas que se forman en las películas, pero la de los personajes malos, el creyéndose el centro del universo y ella moviendo todo.
-Asi que tengo que subir a tu auto por segunda vez. -miré a Harold.
-Espero que esta ves no patees. -Sonrió.
Me reí.
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Holaa! Como están??
Hoy nuevo capp❤ espero que les halla gustado!.
¿Qué opinan de la relación entre Emma y Harold?
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Adolescencia Anclada H.S
Genç KurguMe llamó Emma Blake tengo 16 años, vivo en Barcelona, España desde que me mudé a los 3 años. Mi vida era bastante normal, o eso es lo que pensaba, nunca me pregunté en qué momento había cambiado tanto, pero todas las respuestas las tienen ellos, mi...