Tu y yo.

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Después de ser atacados por esos chicos y chicas al sacarlos de sus cárceles, João me obligó a coger otro de estos locos.
Miré las celdas, donde había un adolescente gritando en cada. Sacaban sus brazos por las pequeñas barras superiores de las puertas, intentando en vano, agarrarme.
¿Por que le transformaban en esto? Y pensar que fueron personas normales..
A pesar de todas las celdas que habían, me fije en una que estaba muy tranquila. De dentro no provenía ningún sonido y me pareció la mejor. Busqué las llaves que me había dado João y probé metiéndolas en las cerradura. Cuando encontré la llave, respiré hondo y abrí la puerta. Estaba tan oscuro que a penas se veía nada:
- ¡Hey!¿Hay alguien aquí?- pregunté.
Ocurrió todo tan rápido que no me dio tiempo a reaccionar. Algo se lanzó contra mi haciéndome chocar contra la pared de detrás. No conseguía ver bien.
Ese alguien me propagó un puñetazo en la cara que me dejó mareado. El dolor era intenso pero al final reaccioné.
Intenté empujarlo pero era fuerte, así que lo agarré de la cadera e hice un giro, cambiándonos las posiciones. Cuando lo tuve contra la pared, le agarré de los brazos y pude ver a mi atacante.
Era una chica. Una chica muy baja. Una chica de pelo castaño, grasiento y corto, por los hombros. Estaba muy pálida, como si nunca hubiera visto el sol y no paraba de forcejear por salir. Tenía algunas cicatrices en la cara, pero lo más espeluznante eran sus ojos azules como lo fue el cielo una vez. Unos ojos que hubieran sido hermosos si no fuera por el caso de que, uno de ellos tenía pupila y el otro no.
Pero a pesar de eso, era guapa.
Seguramente, me quedé como un tonto mirándola y ella aprovechó el momento para lanzarme una patada en ese lugar tan débil de los hombres.
Al final, caí en el suelo y cuando la chica estaba preparada para salir corriendo, le agarré del tobillo y, también calló al suelo.
Ella intentó levantarse, pero me levanté antes de que lo hiciera y me interpuse entre la puerta y la chica.
Algo en la mirada de la chica me decía que ella no era como los demás. No tenía esa locura que hacia revelarse de forma psicopática. Ella tan sólo se estaba intentando defender.
- Lo siento - dijo, mientras yo estaba sumido en mis pensamientos.
Y entonces, corrió y lanzó sus manos contra mi cuello y empezó a apretar. Nunca había sentido esa sensación. Una sensación de que todos los músculos del cuello se juntaran y te dejarán sin oxígeno. Mandaba a mi cuerpo actuar, pero este no respondía. Empecé a agobiarme. No, no pensaba morir ahora. Y con el último oxígeno que tenía, murmuré:
- Sólo te quiero ayudar. Por favor...
La chica me miró a los ojos y dejó de apretar.
Comencé a toser y a coger bocanazas de aire.
Cuando estuve mejor, miré la chica. Aparentaba unos 12 o 13 años y su mirada era seria y a la vez triste.
Sinceramente, a pesar de que ella estuviera a punto de matarme, la continué mirando con cariño. Ella no se merece que le maltraten. Nadie. No iba a mirarla con una mirada asesina, cómo hacia Tom cuando se enfadaba.
Tom.
Ostras. Miré mi reloj y me di cuenta de que faltaban 10 minutos para que el helicóptero nos llevará de este infierno. Tenía que subir al tejado del edificio, dónde había una zona de aterrizaje, y si no, se iban sin mi.
Sin pensármelo dos veces, agarré la muñeca de la chica y, empezamos a correr por los pasillos.
Los pasillos del edificio era de un blanco perla. En algún momento, se veían puertas cerradas pero ninguna ventana.
Al girar una esquina, nos encontramos de bruces con dos científicos, que nos miraron incrédulos.
Salimos corriendo por el pasillo contrario y escuchamos como los dos científicos llamaban refuerzos.
Los pasillos eran largos y todos iguales. Por un momento me dio la sensación de que estábamos dando vueltas por un inmenso laberinto de corredores, sin llegar a movernos del sitio. Ya no sabía a donde dirigirme. Me sentía perdido. Miré a todos lados.
Entonces la chica me metió por una puerta que se encontraba abierta. Era una salita muy pequeña donde, solamente, había una estantería de cristal con unos botecitos llenos de líquidos. Ella cerró la puerta y me hizo soltar la mano muy bruscamente.
- ¿A dónde vamos? - preguntó histérica y fríamente.
- Supuestamente hacia el tejado - dije nervioso. Volví a mirar mi reloj. Faltaban 5 min.
En ese mismo momento, una alarma empezó a sonar por todo el pasillo exterior, y una luz roja parpadeaba por el cuarto.
La chica cruzó los brazos y cerró los ojos. Me quedé mirándola hasta que los volvió a abrir, entonces desvié la mirada.
- Sé como llegar - dijo orgullosa chasqueando los dedos. Me apartó de la puerta y la entre abrió, volviéndola a cerrar de golpe. En ese momento se escucharon pasos que indicaban que pasaba un pequeño ejército.
- Uf, eso ha estado cerca - dijo sobresaltada.
Cuando se dejaron de oír, ella lo volvió a abrir, miró de un lado a otro y dijo:
- Venga, vamos. Sígueme.
Y salió corriendo. También salí de ese lugar siguiéndola.
El pasillo parpadeaba una luz roja y se oían de lejos pasos y gritos.
Giramos a la derecha y luego a la izquierda.
La chica era rápida y me costaba alcanzarla.
Volvimos a girar otro pasillo y de repente nos encontramos con un grupo de 5 guardias que nos apuntaron con sus armas.
Me quedé petrificado.
Miré a la chica que los miraba también tensa.
Miré rápidamente mi reloj. Faltaban 3 minutos. Entonces, perdí la paciencia y me lancé a dos guardias. Los guardias empezaron a disparar a diestro y siniestro.
Me movía rápido. Dejé inconsciente a uno de ellos, y el otro lo aplasté contra la pared. Pero los disparos cesaron así que me giré, y ví a los tres guardias apuntando a la chica.
Tenían una distancia considerable de ella y la chica los miraba con cara de que en cualquier minuto se pondría a llorar.
No entendía que estaba pasando pero era el mejor momento para deshacerme de ellos.
Saqué un revólver que me dieron antes de salir y apunté a uno de los guardias. Este al darse cuenta me apuntó pero yo le disparé al suelo haciéndolo sobresaltar a él y a sus amigos.
- ¡Vamos! - grité a la chica. Ella empezó a correr y los guardias a disparar. Fue seguramente el peor plan de siempre, pero no pensaba matar a nadie; yo no soy así.
Corrimos hasta el final del pasillo que daba a una puerta que ponía SALIDA en la parte superior.
Entonces, entre los sonidos de los disparos, escuché un grito.
Me giré rápidamente y vi a la chica caer al suelo.
¡¡¡Le habían atingido!!!
Rápidamente, di la vuelta y corrí hacia ella.
Pasé su brazo por mi cuello y en poco tiempo salimos de aquel pasillo, por la puerta de emergencia dejando aquellos guardias disparando.
Llegamos a unas escaleras.
Ella gemía del dolor. Y yo la llevaba corriendo.
Subimos, y por el 4 piso escuchamos un portazo y gritos.
No miré hacia atrás. Ni tampoco la chica, que hacía un esfuerzo increíble por subir aquellas escaleras.
Ya estábamos por el penúltimo piso cuando me zumbó un disparo al lado de mi oído.
No me giré.
Subimos hasta las últimas de las escaleras y salimos por la puerta de emergencia.
Estaba anocheciendo, el aire estaba caliente y costaba respirar.
Cerré las puertas de golpe y al darme la vuelta, no vi nada.
Nada.
Debería ver el helicóptero.
¡¿Donde está!?
De repente, un zumbido en el cielo, me hizo levantar la vista y vi volando el helicóptero en un punto de luz.
- ¡NO! - grité - ¡AQUI! - hacia señales con los brazos pero nada. Miré a la chica que se apretaba la pierna, sin embargo, de ella no salía sangre.
Entonces, la puerta se derrumbó y aparecieron más de quince hombres armados.
Me quedé paralizado. ¿Y ahora que? Miraba a los lados, pero estábamos en el último piso, en la terraza.
Ellos nos apuntaban.
- No podéis hacer nada - gritó uno de los armados. No pensaba acabar así. Muerto por guardias. Haría cualquier cosa.
De repente, la chica me coge de la mano:
- ¿Confías en mí? - preguntó. Acababa de conocerla, y encima, no me sabía su nombre.
Pero no me dio tiempo a responder, porque comenzó a correr guiándome, y antes de reaccionar, me vi cayendo por el edificio entre sonidos de disparos.

El fantástico dibujo de ahí arriba es de una fantástica amiga, con un talento para el arte y música increíbles: María Manarte.
Gracias María 😘
1312mm

Kill OffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora