Capítulo 2: La sentencia

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Zeus te estás pasando.- Dijo Hermes, desde su trono, levantándose.

-Esto es intolerable.- Dijo Poseidón también alzándose.

Yo los miré a los dos y enseguida el ángel me propino un latigazo en la espalda, poniéndose de nuevo tras de mi y diciéndome:

-No mires a nadie a los ojos, asesina.-

-¡No he matado a nadie!- De nuevo otro latigazo que me hizo caer de cuatro patas, contra el suelo.

-¡Ni hables cuando no se te pida!.-

-Gabriel, empieza el juicio, ya sabes que los asesinos no pueden ir vestidos, pero como es mi sobrina voy a hacerle un trato especial.-

En ese momento notaba como mis manos temblaban y veía la sangre brotar de mis hombros, el dolor y el escozor eran insoportables.

-Déjala en ropa interior.- Dijo Zeus mientras se sentaba en su trono.

Yo gritaba con todas mis fuerzas: -¡No por favor!- Entonces noté como las lágrimas brotaban de mis ojos, el ángel me desnudo y me puso las manos detrás de mi espalda diciéndome al oído:

-Así notarás mucho más los latigazos, también en las manos.-

No podía limpiar mis lágrimas así que cuando se enfriaban y caían a mi pecho, me quemaban.

-Bien, Isabel si te portas bien quizás te devuelva tu ropa, tranquilízate, o por cierto no mirar a alguien a los ojos es de mala educación.-

Le miré a los ojos, y no recibí latigazo alguno, en cuanto giré mi cabeza para ver a Hermes el ángel me dío otro.

El dolor era tan insoportable que incluso notaba como el cuero del látigo se pegaba a mi piel, ahora medio desnuda

-Las cosas van así pequeña, me miras a mí y solo a mí, para que no hayan tejemanejes, ya sabes.-

Zeus volvió a bajar del trono y dio una vuelta a mi alrededor para que le siguiera con la vista, se puso de pie frente a mí y me dijo:

-¿Mataste a Perséfone? Ahora puedes hablar.-

-No, yo no.-

-¡Mientes!- Dijo Zeus acompañado del sonido del látigo en mi espalda.

-No fue mi espada la que le mató.-

- lo sé, pero tu diste la orden, así que tu la mataste. ¿Es esto cierto?.-

-Yo exigí que los semidioses me ayudaran, y ellos me ayudaron, di la orden y me hicieron caso, no solo es culpa mía.- Otro latigazo recorrió mi espalda

-Es de mala educación dar las culpas a tus amigos, tengo entendido que Luke también te ayudo... ¿Quieres que este castigo recaiga sobre el o aún mejor... sobre tu hija?-

-¡No!- Grité antes de que el ángel me propinará mi sexto latigazo.

-No te he dado permiso para hablar.-

Mis manos temblaban y notaba como mis lagrimas recorrían mi rostro.

Entonces Zeus me cogió por la barbilla y me dijo.

-Has aceptado tu crimen ¿Verdad? Habla traídora.-

-Sí, si lo acepto.-

-Chica, lista.-

-Bien, tu castigo también recaerá sobre tu familia, sobre Hades, Luke y Sedah.-

-¡No por favor! ¡Mátame, mátame si quieres pero no les hagas daño! ¡mátame!-

Entonces su mano se colocó sobre mi cuello quemándomelo con un rayo.Yo caí al suelo por completo

-¡Mátame ya, no soporto esto!-

No hubo ningún daño físico mas. El ángel se retiro y Zeus se sentó en su trono de nuevo.

-Bien, Isabel hija de Hades, te prohíbo usar tus poderes, ver a tu hija Sedah nunca más, te prohíbo volver al inframundo, ver a Luke y a tu padre y te prohíbo ser una diosa, volverás a ser una semidiosa de nuevo y estarás el resto de tus días en el calabozo, este veredicto será efectuado, a no ser que aceptes un trato con uno de los dioses mas importantes, o conmigo o con Poseidón.-

Esta vez no hablé, me quede en shock tras saber lo que me esperaba.

De repente apareció una jaula a mi alrededor, y mis esposas se cayeron

-Esta sesión queda cerrada, en esta semana se te pospondrán los tratos, si no los aceptas antes de el Lunes que viene, se te implantarán todos los castigos, eso sí tres de los castigos anteriores, tendrán que ser verdad, con o sin trato.- Dijo Zeus marchándose junto con todos los dioses, en la sala solo quede yo, Hermes y Poseidón, podía escucharlos hablar entre sí, aún seguía mirando al suelo temiendo por los latigazos.

Poseidón fue el primero que se acerco a mi jaula y me dijo:

-Mírame pequeña, ya no hay más latigazos- cuando mire a mi alrededor, y a mis manos ahora rojas por la sangre, me puse a llorar.

-¡Isa no llores te haces daño a ti misma!- Dijo Hermes

-Pero... ya no tiene su poder, ya no le quema el agua.-

-Sigue teniendo la sangre de Hades, Poseidón.-

Poseidón asintió con la cabeza y me dijo:

-Sé que voy a quemarte, pero dame tus manos y te curaré así dejarás de sangrar.-

-La otra opción que tenemos, es ponerte alcohol, y te quemará igual por que contiene un tanto de agua.- Dijo Hermes

Pasé mis manos entre las rejas, y Poseidón con mucha rapidez me curo las heridas.

-¿Te he hecho daño?- Negué con la cabeza, pero en realidad sí que me había dolido un poco, pero no más de lo que dolían los latigazos.

-Supongo que no duele tanto como un buen latigazo.- dijo Hermes

Yo miré a Hermes y le dije:

-No sabeis lo que esto, quiero morirme.-

-¡Isabel basta! se que es duro pero, es lo que ordena Zeus que se haga con cualquiera que haya matado a un dios.-

-¡La maté porque sino mataría a mi padre a uno de los dioses más importantes!-

-Lo sabemos pequeña, pero digamos que Perséfone era más que una amiga para Zeus.-

-¿Qué quieres decir?-

-Zeus amaba a Perséfone, y tu padre se interpuso en medio.- Dijo Poseidón.

Miré a Hermes y le dijé:

-Es una trampa, todo era una trampa... Persefone se fue con mi padre para matarlo, para que Zeus tuviera mas poder, si le hubiera salido todo bien a Perseone y Zeus...-

Poseidón quedo asombrado, se agacho y me dijo:

-Tienes razón, todo encaja.- Dijo mirando a Hermes.

-¡Maldito sea Zeus!.-Dijo Hermes.

La hija de hades II (Reina del Olimpo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora