Louis estaba sentado en una pequeña banca medio apartada, comiendo el almuerzo que su mamá le preparó, mientras veía el juego de Harry, era jugador de futbol americano, lo cual apestaba, pero dejaba que hiciera lo que quisiera. El juego en si ya era suficiente castigo. Siempre estaba solo cuando no estaba con su novio.
No era como Harry, quien tenía un montón de amigos. De alguna forma su temperamento era insoportable para todo el mundo. - ¡Louis!
A su lado, se ubicó uno de los chicos de su clase, Max. Y Louis susurro algo inaudible, frunciendo el ceño. -Cretino.
- ¿Eh? ¿Qué dijiste? -era rubio, y tenía una gran sonrisa. Su mochila estaba en medio de los dos así que no tardó en notar que había un colgante de dinosaurio, nuevo, amarrado a ella. -Qué lindo, ¿Quién te lo dio?
-Harry.
-Siempre tan hablador, me encanta. Pero oye, yo solo venía a ser amable. ¿Quieres pasar por un helado después de clases? -los ojos de Louis se iluminaron y lo miraron unos segundos, sin enfado alguno. -Quizá podríamos comprar un par de colgantes de pingüinos también, conozco un lugar donde venden muchos.
-Sí. Podemos ir. -Max hizo un sonido de satisfacción, e intento acercarse más a Louis, tocando un poco su muslo con su mano. -No seas un idiota pervertido.
Lo empujó lejos y luego, le dijo que no hiciera algo tonto que lo obligara a retractarse de su decisión, a lo cual, el chico asintió. Ellos no eran amigos, porque Louis pensaba que era un idiota, pero él jamás rechazaría un helado. O pingüinos, porque ama las dos cosas.
Sin embargo, cuando el partido de Harry termino y Max ya no estaba ahí, Louis le contó, y a él no le gustó la idea. -No vas a ir a ninguna parte, Louis. ¿Quedo claro? No con ese imbécil.
- ¿Por qué? Yo puedo hacer lo que quiera. Tú no me controlas.
Bufó ante lo testarudo que era. - ¿Pero si te controlan los helado y los pingüinos, no? Odias a ese tipo, y vas a estar con él solo porque te va a dar algo.
-Bueno, a ti también te odio y estoy contigo todos los días. No le veo la diferencia.
-Estás conmigo todos los días, y usas mi abrigo escolar, cuando podrías usar el tuyo, nos besamos, nos tomamos de la mano. Esa es una gran diferencia, no puedes hacer todo eso con él.
Las mejillas de Louis se pusieron rojas, aún con una mueca de enfado en su rostro. -No lo haría, no creo que le gustaría mi puño en su cara si intenta hacerlo tampoco, ¿No confías en mí?
-No es eso, ¿Esta bien? Vamos a hacer esto, yo te voy a comprar un helado, y el pingüino de felpa más grande que exista en este puto mundo, pero tú no vas a salir con él. -Louis le envió una sonrisa y asintió. -Bien, ahora, ¿Cómo te fue en tu clase de matemáticas?
-Me mandaron a dirección.
- ¿Por qué?
-Le enterré un lápiz en la mano a una chica que dijo que yo era insoportable. -la cara de fastidio que Harry no quiso ocultar, hizo al oji-azul cruzarse de brazos. - ¿Qué? Tenía que comprobárselo.
Ignoró el comportamiento infantil de su novio y se tomaron las manos para ir a su próxima clase, les tocaba juntos esta vez.
