Era bastante tarde por la noche, y estaba lloviendo. Harry estaba quedándose dormido en la cama de Louis con él encima de su cuerpo, era una cama bastante amplia, pero a veces el oji-azul no podía evitarlo. Así que solo estaba allí, escuchando el televisor de fondo más los pequeños soniditos que hacía su Nintendo cuando su personaje, un pingüino, atrapaba corazones o mejor aún, grandes e inalcanzables estrellas con premios. — ¡Harry!
Él parpadeó un par de veces ante el pequeño grito y vio en dirección de su novio quien se mueve sobre si, mostrando la pantalla bastante cerca de sus ojos con el ceño fruncido. Como estaba oscuro, y al no estar acostumbrado a la luz potente, tuvo que achinarlos bastante. —Quita esa cosa de mi rostro o quedaré ciego.
—Eres un pesado de mierda, pero me gané una estrella. Y yo quiero- —no dijo lo que seguía, pero no era necesario. Ellos solo tenían esa realmente boba tradición, y Harry sabía lo que significaba, así que solo dejó un corto beso en los labios de Louis antes de que este, satisfecho, volviera a presionar el botón para empezar con el siguiente nivel. Un jodido beso, por cada brillante estrella.
Harry jamás va a poder describir con exactitud cuánto ama estos momentos. Después de todo lo que había ocurrido esa larga semana solo quería esto, y siguió un poco desconcertado con la misma actitud adormilada de antes, viendo el televisor que realmente no tenía nada interesante. Luego, escuchó ese quejido abrumador de aburrimiento que siempre hacía después de una larga partida de pingüinos y corazones y estrellas inalcanzables. — ¡No puedo conseguir más estrellas! Este juego es una total basura, ni siquiera sé porque sigo jugándolo, en serio. Solo es un tonto, lindo y adorable pingüino corriendo por lo que parece ser suave nieve y recogiendo corazones que hacen un sonido tan asquerosamente dulce cuando los atrapas. ¡Yo debería tener un juego de acción en esta cosa! Esto me hace ver como un bebé.
—Cállate, tú amas ese juego.
—Pero quiero las estrellas. —alegó.
—Puedes pasar el nivel sin tener que recoger las estrellas, amor. No son realmente necesarias.
— ¡Si lo son! Ellas tienen premios, y bonitos trajes. Yo quiero otro bonito traje para mi jodido pingüino o no dormiré bien esta noche. —puso la peor de sus caras de enfado y solo se acercó más y más al rostro de Harry con sus grandes ojos azules inspeccionando todo lo que anteriores veces ya había sido visto.
Harry ignoró aquello completamente viendo el televisor de nuevo, y entonces, curiosamente, los pequeños labios de Louis chocaron de forma ligera sobre su barbilla medio raposa. Luego en su mejilla, posteriormente en la parte de su cuello y entonces el oji-verde solo pudo reírse ante las cosquillas que le provocaban. — ¿Qué crees que estás haciendo?
—Quiero un beso. —probablemente, era extraño ver a Louis pidiendo algo semejante, así que solo negó con la cabeza de forma burlesca.
—No hasta que consigas una estrella.
— ¡Eso es tan injusto! El nivel es difícil y la estrella está lejos.
Harry volvió a negar.
Entonces pasó algo que realmente no se esperaba. Las pequeñas manos de Louis tomaron su rostro y él solo- tomo la iniciativa, besándolo. Besándolo con una inexperiencia graciosa como si aquello nunca hubiese sucedido antes entre ellos, era tierno, así que Harry solo se inmuto a seguir lo que se había comenzado, mientras Louis solo hacía pequeños ruiditos. Tuvieron que separarse después, y fue Louis quien negó esta vez inflando sus mejillas. —Yo quiero-otro. Más.
Esta vez, él fue quien lo comenzó, tomando el control.
