No había sido un buen día para Louis, a pesar de que aquella era una frase que repetía a menudo, esta vez se trataba de algo diferente. Primero, porque Harry no había venido a clase, y segundo, porque debido a esto, comentarios y burlas que las personas habían mantenido retenidas solo porque el hecho de Harry rompiéndoles la cara les causaba temor, salían como si de bombas se tratasen. Uno a uno, sin piedad.
Tampoco es como si defenderse de aquella estupidez le resultase imposible, él podía aguantarlo, podía darse media vuelta y poner la peor cara de perro rabioso que tiene haciéndolos espantar. Podía tirar insultos o sacar su dedo de en medio, tirando hacia abajo su acogedor suéter rosa para poder dejar ver sus pequeñas manos. Solo que a veces, los demás realmente no se lo tomaban en serio.
Su situación era un poco difícil, quería llamar a Harry para preguntarle el porqué de su ausencia, lo extrañaba mucho. Pero decidió que lo haría al terminar las clases porque no quería molestar. Al final del día, recibió varios empujones y escuchó detrás de él aquella asquerosa voz masculina que tanto detestaba. Estuvo quieto mucho rato maldiciéndose mentalmente por haberse encontrado con él ya solo a minutos de cruzar la puerta. — ¿Vas ahora a la casa de Harry a chuparle la polla?
Hizo una expresión molesta hacia las personas que estaban detrás de él, como si estuviera succionando algo. Muchos rieron, otros, apartaron la mirada con inseguridad. Louis no los conocía, pero al que ocupaba la corona en aquel montón de imbéciles, sí. Su nombre es Bill, y es el mejor amigo de Harry.
Su jodido mejor amigo, desde incluso antes de que Louis y él se conocieran. Siempre le tuvo un asqueroso odio al oji-azul, y siempre estaba detrás de él cada vez que Harry no estaba cerca para tirar todo tipo de cosas insultantes. Louis no debería sentirse pequeño frente a eso, pero lo hacía.
Él podía soportar que le dijeran insultos, que se rieran de su orientación sexual, de su forma de ser, incluso que lo golpeen. Pero jamás podría controlar el cómo se siente, cuando Bill abre su boca y comienza a decir cosas acerca de su relación. Acerca de Harry. — ¿Qué pasa? ¿Te quedaste sin insultos que responderme o es solo que lo que dije es verdad?
Frunció el ceño. —Yo seré el novio de Harry, sí, pero parece que quien tiene su polla hasta el fondo de su garganta eres tú. Porque, ¿Me vas a decir que no le lames desde el culo hasta las bolas cada vez que está cerca? Deja de ser un hipócrita, soldadito.
Hubo un silencio, y los ojos de Bill probablemente se agrandaron más de lo que él mismo se lo esperó. — ¿Qué mierda acabas de decir?
—Lo que escuchaste. Harry no conoce ni la quinta parte de la asquerosa basura que eres aún si llevan desde críos siendo amigos. Estar de lame culos no te durará toda la vida.
Louis probablemente no se esperó que sus palabras calaran fondo sobre aquel robusto chico. Ni que su puño terminara sobre su rostro, mucho menos que siguiera golpeándolo en el suelo hasta que los demás simplemente tuvieron que pedirle que se detuviera.
Si él lo hubiese sabido, no habría siquiera dicho una palabra, porque sabía que Harry se enteraría, y él simplemente, no quiere ver a su bebé sufriendo por un hijo de puta. Sabiendo que no es realmente lo que siempre pensó que es.
Estaba adolorido, mucho, y su cara parecía peor que mierda cuando marcó el número de Harry. Hubo dos tonos, tres quizá, antes de que contestara con voz alegre. Diciendo un hola bebé. Louis odió, simplemente odió, la forma en la que su voz se quebró al final de la oración cuando dijo: —Hola, Hazz. ¿Por qué no viniste hoy?
