Erelyn decide empezar una serie de cartas nunca entregadas a los amores de su vida, que más tarde puede que sean respondidas, y todas las cartas serán guardadas como un álbum de recuerdos familiar, para nunca olvidar qué es el Amor.
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Gracias a mi q...
Fue en una de esas fiestas formales y elegantes. Tú trabajabas en el periódico, así que estabas invitado y podías llevar a alguien contigo: me llevaste a mí. Me pregunto qué hubiera pasado si hubieras decidido llevar a alguien más. Pero afortunadamente yo era tu primera opción, no solamente porque desde los ocho años era tu mejor amiga, sino también porque tomando en cuenta los nombres importantes en la lista de invitados, sabías que me beneficiaría. Que una escritora como yo tuviera a un periodista de amigo tenía sus beneficios, sí, o al menos en mi caso contigo, Emanuel.
En fin, recuerdo emocionarme por tener un motivo para usar mi elegante vestido azul marino, largo, pegado a mis curvas ligeras. Me preocupé de si era apropiado para la ocasión y me dijiste que sí. Casi nunca salía de casa; la mayoría del tiempo me encerraba a escribir con un café caliente, y si salía, era por ti. Mucho menos salía a algo elegante, pero esa vez sí y me presentaste a algunas personas. Entre esas personas estaba Alex.
Cuando lo vi me cautivaron sus ojos y su porte... ¿sofisticado? Tenía una actitud que he visto a muy pocas personas tener en toda mi vida, una actitud que iba conmigo, y por supuesto también contigo. Y con razón, me lo presentaste como un compañero de trabajo que se había convertido en un querido amigo cercano, luego hubo un intercambio más de palabras entre los tres hasta que él tuvo que alejarse. Creo que pretendías hacer que me agradara. Y creo que te habías dado cuenta de que en cierta forma lo habías logrado, porque te burlaste de mi nerviosismo y me ruboricé. Desde ese primer encuentro con él, su simple presencia me... llenaba. Es una sensación indescriptible, pero ya te imaginarás a qué me refiero, porque estuviste ahí. Vi que ibas a empezar a burlarte de mí y mi actitud así que mejor me alejé de ahí.
Estaba sola en la cocina soltándome el cabello con la mano derecha, y sosteniendo una copa de vino tinto con la mano izquierda cuando él entró y me vio.
Recuerdo cada detalle, pero como seguramente tú también lo haces por las miles de veces que te lo he contado, no escribiré todos.
Sólo recapitulemos lo importante.
Con amor, Erelyn.
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