Erelyn decide empezar una serie de cartas nunca entregadas a los amores de su vida, que más tarde puede que sean respondidas, y todas las cartas serán guardadas como un álbum de recuerdos familiar, para nunca olvidar qué es el Amor.
♠
Gracias a mi q...
Por supuesto que no soy la única que ha hecho sacrificios. Tú también los has hecho por mí, incontables veces. No importa si agradezco mil veces, no me voy a cansar de hacerlo; agradezco tu amor y muchas cosas más, pero supongo que no será tan repetitivo si agradezco una sola de esas cosas en cada una de estas... especie de cartas.
Ésta vez, quiero agradecer tu bondad. Siempre has sido bueno conmigo, o al menos la mayoría de las veces, porque nadie es perfecto. Has sido más veces bueno de lo que has sido "malo", aunque no me gusta decirlo así. Te corriges o compensas lo que haces, y te perdono cada vez que haces algo mal, igual que tú a mí cuando yo lo hago.
Desde el primer momento fuiste amable, y supongo que también era romántico que me abrieras las puertas, me prestaras tus suéteres y me regalaras de mis flores favoritas (violetas). En un punto de nuestra relación disminuyeron ese tipo de detalles, pero al saber las razones, te amé más a pesar de eso; cambiabas esos detalles por otras cosas a considerar, ya que tomando en cuenta el rumbo que tomábamos, tenías que aportar otras cosas a mi vida para hacerme amarte. Y lo hiciste excelentemente.
Retomando la bondad, quiero que nos traslademos a la noche de nuestro primer beso.
Iba de camino a la avenida concurrida donde podía tomar un taxi, cuando unos tipos me asaltaron y me quedé sin dinero, sin teléfono, y sin abrigo. Tampoco me frustré, sino que agradecí que sólo tomaran mis posesiones, y no a mí... además, esas personas se veían más necesitadas que yo. Cuando empezó a llover y a darme frío sí admito que me molesté un poco. El punto es que pensé en ti y fui al primer local que encontré para pedir prestado un teléfono con el cuál llamarte, fuiste a encontrarte conmigo y me llevaste en coche a tu casa. Me diste un teléfono viejo de repuesto para usar en lo que me compraba otro y me tapaste con cobijas en tu sillón. Cuando fuiste a poner una película y volviste a sentarte a mi lado, fue que no pude resistirme.
Al siguiente día, amanecí en tu cama y tú llegaste con un intento de desayuno, habiendo dormido en el sillón. Esa mañana volví a besarte, porque precisamente por tu bondad, tenía que hacer la espera terminar para ambos.
Un beso, Erelyn.
_
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
