Capítulo 11

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Que bien se sentía la brisa- al parecer estaba en algún lugar cerca de un muelle- pero había algo que no me dejaba ver más allá hasta que vi una sombra, conocía esa sombra...¿Alex?

Traté de caminar hacia donde él se encontraba pero entre más lo hacía más lejos lo veía, quise gritar pero ningún sonido salía de mi garganta, la desesperación se apoderó de mi. ÉL no me escuchaba se iba, me dejaba ahí sola y finalmente y como si lo sintiera volteó dándome una triste sonrisa moviendo sus labios diciéndome: Lo siento Cassie por todo, pero me necesita y yo...yo le quiero.

No sé cómo pero en ese momento de mi garganta logró salir al fin sonido.

-¡No te vayas!- grité, levantando de un jalón la ropa de la pequeña cama de la enfermería.

No sabía ni que hora era pero debía ser muy tarde ya, puesto que al ver por la ventana se observaba el atardecer. Rebusque en mis bolsillos mi celular y vi la hora. Eran las cinco y media de la tarde, hace media hora habían terminado las clases.

Irremediablemente ya no podía ir a ninguna así que me deje caer de espaldas y rodando, me puse boca abajo sin notar que todo el tiempo alguien me observaba hasta que su voz me sorprendió.

-¿Durmió bien, mi lady?-

Conocía esa voz, voltee a verlo y como siempre tenía esa sonrisa burlona en su rostro, no la sonrisa triste del sueño sino su sonrisa habitual.

- Pues si, muy bien y mi día terminaría excelente si alguien no hubiese aparecido- dije sin apartar la vista.

- ¿En serio? Pues para mi es todo lo contrario, mi día mejora cada vez que te veo- se levantó sin dejarme decir nada fue directo a mi pie lastimado y siguió- ¿Es un esguince cierto? Me pregunto si yo mismo debería encargarme de llevarte a un hospital a que te traten- esto último lo dijo más en un murmullo y no estuve segura si quería que yo lo escuchara pero aún así respondí.

-Gracias, pero no es necesario mi papá puede tratarme en casa así que eso no es mayor problema- dije sin importancia observando mi pie, estaba algo hinchado me costaría caminar hasta mi casa, bueno he tenido peores dolores así que no importaba.

-¿Peores dolores? ¿Como cuáles, se puede saber?- Con expresión interrogante y algo ¿preocupada? tal ves.

Mierda...Cassandra Clark, mil veces te he dicho hasta hoy que mantengas ciertos pensamientos en tu cabeza y no los digas en voz alta, pero no esté no fue la excepción.

-Amm Si, peores dolores, son cosas sin importancia- le dije tratando de safarme- además, ¿ya hay que irse cierto? Es tarde y debo ir a casa.

Me levante sin problemas de la cama, probé si podía pararme bien y así lo hice, no era mucho lo que tenía que caminar así que estaba bien aunque mis padres harían un gran escándalo...

-Eres terca y tan difícil de saber en que piensas, pero espero que algún día puedas contarme más de ti, eres...fascinante- dijo con seriedad.

-Bueno, tal ves te quedes esperando- tenía que ser cruel no darle esperanzas el no iba a ganarme.

- O tal ves no...¿nos vamos?- me extendió su mano para apoyarme pero yo solo pase de ella.- Terca como siempre.

Rodé mis ojos.- Si, estoy bien vámonos- dije caminando adelante.- Ya que te recuerdo que un flamante vehículo está aparcado frente a mi casa, mi madre debe estarse preguntando de quien es.

-No me importaría conversar con ella un momento debe ser interesante como tu, se que tu padre es médico me lo has dicho, pero ella ¿a que se dedica?- dijo con interés.

Mi Bella ExcepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora