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Él va a llorar, se le han humedecido los ojos y han tomado un color rojo.

Bosteza y frota su vista para esconder las lágrimas de sus amigos.

¿Por qué está llorando si hace unos segundos se reía a todo pulmón? Sus amigos siguen riendo pero él ahora tiene una expresión perdida.

Mira todo el lugar y sus pensamientos comienzan a irse al lugar oscuro, no puede evitarlo, una vez que llegan demoran en irse.

Se está deprimiendo más rápido de lo normal, imágenes, voces, sonidos, recuerdos vienen a espasmos de segundos haciéndolo apagar en segundos.

Sus amigos ríen y él se levanta con la excusa de que debe ir al baño.

Camina todo el lugar sintiendo llevarse consigo las tristezas de la gente allí.

Llega a la pequeña habitación y cierra con seguro, su reflejo lo muestra cansado, sus ojos están inyectados de sangre y ve como la primera lágrima sale.

La cantidad aumenta progresivamente y siente como unas caen en sus manos.

Con manos temblorosas escribe a sus amigos que se debe ir, espera unos segundos y seca sus lágrimas con las mangas, sabe que sólo es temporal, que sólo ganó minutos por lo que toma una respiración profunda y abre la puerta.

Alguien está al otro lado.

Él la ve y la depresión queda en segundo plano.

Se pierde en sus ojos y ninguno habla.

Uno, dos, tres, cuenta en su mente.

Ella le sonríe.

Uno, dos, tres.

Él le devuelve la sonrisa.

Uno... dos... tres.

Y los pensamientos oscuros desaparecen.

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