"Mi super héroe favorito"| Spideypool

> Capítulo 3

Peter había vuelto a realizar sus guardias nocturnas por la ciudad. Procuraba volver temprano a casa para descansar lo suficiente y al otro día ir a la Universidad. Ese modo de vida lo agotaba demasiado, pero eran las cosas que más le gustaba hacer; estudiar y ayudar. Podía soportarlo.

–¿Qué dice la buena vida Spidey? – le sorprendió Deadpool saltando por detrás de él.

Aunque por supuesto Peter ya lo había visto venir, gracias a su "sentido arácnido".

–Emm... hola Deadpool. – le respondió Spiderman manteniendo la mirada fija en la ciudad.

–Cumpliendo con el deber he. – se acercó lo suficiente para poder quedar a la par del otro.

–Sí.

–¿Y has tenido mucha acción?

–La noche está tranquila.

–Yo podría darte acción. – le dijo en tono incitante.

–No lucharé contra ti.

–Jajaja, vamos, sabes que no me refería a eso.

Spiderman le miró confundido – ¿Entonces?

–¿Tu no entiendes el doble sentido cierto?

Peter se limitaba a mirarlo aun sin entender.

–Aghh... como sea, no lucharías contra mí porque sabes que soy más fuerte.

Entonces Peter rio. Y por extraño que pareciera, a Deadpool le agradó escucharlo. Era la primera vez que el Hombre Araña reía frente a él. Nunca le había escuchado reír o bromear. Pero era bueno hacerlo por primera vez.

–No es cierto. – fue lo que respondió.

–Claro que sí. ¿Quieres averiguarlo?

Una vez más Peter lo miró –Ahora no.

–¿Tienes miedo arañita?

–¿De ti? Claro que no.

–Entonces te reto. Intenta ganarme en una pelea.

–¿Cómo sé que pelearás limpio?

–¿No confías en mí?

El silencio de Peter lo dijo todo.

–Bien, tú ganas. Será otro día.

Y ambos se quedaron en silencio una vez más, Peter volvió su vista a la tranquila ciudad y Deadpool lo observaba discretamente de vez en cuando.

No supieron a qué hora fue que comenzaron a charlar de temas triviales y hasta estúpidos en cierto punto, mientras permanecían sentados sobre el enorme techado de una empresa que había sufrido robos anteriormente. Solo para procurar que no se repitiera lo mismo esa noche.

–¿A qué hijo de puta se te ocurrió comprarle tu máscara?, sin ofender, pero es horrenda chico.

–Muy gracioso, yo la hice. Además la tuya no es mejor.

–Ah, eso explica todo, y claro que sí, yo hice esta hermosura– Deadpool señaló su máscara.

Otra vez el chico reía. Al mayor le agradaba escuchar su risa. Y justo ahora se preguntaba por qué el Hombre Araña siempre era tan reservado, por qué se limitaba al reír o jugar. No debería hacerlo, no debería privar al mundo de su risa. No debería privarlo a él de escucharlo.

–¿Y... cuál es el porqué de que la uses? – volvió a preguntar Dead.

–Me gusta mantener mi identidad en secreto, es más seguro así, no quiero que mis enemigos sepan sobre las personas que me rodean, y les hagan daño por mi culpa.